19 Abril 2006
La Justicia recibió otro elemento que permite sospechar que el cuerpo de Paulina Lebbos fue arrojado en Tapia varios días después de haber sido asesinada. Tres obreros que, entre el 1 y el 2 de marzo, trabajaron a metros del lugar donde fue hallado el cuerpo de la joven el 11 de marzo, declararon que no vieron nada ni sintieron ningún tipo de olor extraño.
Los operarios dijeron que limpiaron la banquina de la ruta 341. “No sabemos con exactitud cuánto tiempo estuvimos trabajando allí, pero no sentimos nada extraño”, indicó Roberto, uno de los trabajadores que prestó declaración ayer ante el fiscal Alejandro Noguera. El operario señaló, además: “cuando nos enteramos de que el cuerpo había aparecido ahí, nos sorprendimos. Nos preguntábamos cómo no habíamos visto ni sentido nada. Estamos asustados por todo lo que está pasando”.
Otro indicio
Este es el segundo indicio que recibió el fiscal Noguera que le permite sospechar que al cuerpo de Paulina lo arrojaron allí varios días después de haber sido asesinada. El primero lo aportó Enrique García, jefe de la comisaría de Raco, quien declaró que él y sus subalternos, a partir del 6 de marzo, recibieron al menos tres llamados en los que se les preguntaba si no se había hallado un cuerpo en la zona. Se esperan los resultados de las pericias que realizó Gendarmería Nacional para saber si se determinó cuándo mataron a la joven y cuándo arrojaron el cadáver al zanjón.
Los operarios dijeron que limpiaron la banquina de la ruta 341. “No sabemos con exactitud cuánto tiempo estuvimos trabajando allí, pero no sentimos nada extraño”, indicó Roberto, uno de los trabajadores que prestó declaración ayer ante el fiscal Alejandro Noguera. El operario señaló, además: “cuando nos enteramos de que el cuerpo había aparecido ahí, nos sorprendimos. Nos preguntábamos cómo no habíamos visto ni sentido nada. Estamos asustados por todo lo que está pasando”.
Otro indicio
Este es el segundo indicio que recibió el fiscal Noguera que le permite sospechar que al cuerpo de Paulina lo arrojaron allí varios días después de haber sido asesinada. El primero lo aportó Enrique García, jefe de la comisaría de Raco, quien declaró que él y sus subalternos, a partir del 6 de marzo, recibieron al menos tres llamados en los que se les preguntaba si no se había hallado un cuerpo en la zona. Se esperan los resultados de las pericias que realizó Gendarmería Nacional para saber si se determinó cuándo mataron a la joven y cuándo arrojaron el cadáver al zanjón.