19 Marzo 2006
LOCALISTA. Alsina se basó en datos reales para escribir “Por las hendijas del tiempo (Pachamama, kusiya, kusiya)”, que protagoniza Rosa Avila. LA GACETA / ANALIA JARAMILLO
Desde hace unos cinco o seis años, el teatro tucumano vive una especie de furor en su dramaturgia. Son muchos los teatristas que se lanzaron a escribir obras, y también los grupos que crean sus propias piezas o buscan textos entre sus pares locales. Sin confrontar, varios dramaturgos locales arriesgan sus hipótesis.
"Creo que tuvo bastante que ver la realización de un ciclo de teatro semimontado que se realizó en el Teatro Alberdi, en donde 11 dramaturgos estrenaron sus textos y se realizó una edición artesanal de esas obras que se repartía entre los asistentes. Inmediatamente el ciclo se repitió con un total de 17 textos estrenados", afirmó Carlos Alsina.
Según Guillermo Montilla Santillán, "se torna ingenuo pensar, en este momento, que no hay resurgimiento del texto teatral, que los actores, productores, directores e incluso el público, no han creado una demanda concreta por autores y en consecuencia por obras de teatro. Desde hace unos años el predominio de la dramaturgia es innegable, tanto en el mundo, como en nuestro país".
La explicación que encuentra Martín Giner, y en parte coincide con Alsina, es que "la crisis ayuda al desarrollo de las expresiones artísticas, y aunque no sé si tiene tanto que ver con las movidas macroeconómicas, hay mucha gente que se largó a probar o tuvo la inquietud; es un fenómeno nuestro, real".
Las diferencias se marcan más entre Giner y Montilla Santillán respecto de la existencia o no de una dramaturgia tucumana propiamente dicha.
"No estamos en una instancia de decir ?esta es la dramaturgia tucumana?, o que alguien la lea y la identifique, aunque en algún momento va a surgir. Eso significará que hubo generaciones de dramaturgos, toda una movida cultural que derive en eso", dijo Giner. De todos modos, aclaró que "es inevitable que quien escribe reciba influencias de su medio, aunque yo no busco comunicarme como tucumano sino como persona".
Montilla Santillán responde con preguntas que luego contesta: "¿qué sería una dramaturgia tucumana? ¿Obras de carácter costumbrista, de claros colores regionalistas? ¿Las obras de carácter más universal quedan fuera de este rótulo? Me atrevo a decir que no. Si se escribe hay dramaturgia, si se escribe en Tucumán, entonces la dramaturgia es local. ?Titus Andrónicus? no deja de ser dramaturgia inglesa porque Shakespeare haya situado la acción en Roma".
"Considero que el teatro encuentra su verdadera identidad cuando cuenta con una dramaturgia propia. Es decir que la aparición de un movimiento de autores que escriben desde Tucumán y representan conflictos humanos que los sensibilizan desde este lugar. Escribir desde y de nosotros mismos atraviesa la fronteras y es lo más valorado en cualquier rincón del planeta porque es genuino y no repite modelos que no nos pertenecen", señaló Alsina.
"Creo que tuvo bastante que ver la realización de un ciclo de teatro semimontado que se realizó en el Teatro Alberdi, en donde 11 dramaturgos estrenaron sus textos y se realizó una edición artesanal de esas obras que se repartía entre los asistentes. Inmediatamente el ciclo se repitió con un total de 17 textos estrenados", afirmó Carlos Alsina.
Según Guillermo Montilla Santillán, "se torna ingenuo pensar, en este momento, que no hay resurgimiento del texto teatral, que los actores, productores, directores e incluso el público, no han creado una demanda concreta por autores y en consecuencia por obras de teatro. Desde hace unos años el predominio de la dramaturgia es innegable, tanto en el mundo, como en nuestro país".
La explicación que encuentra Martín Giner, y en parte coincide con Alsina, es que "la crisis ayuda al desarrollo de las expresiones artísticas, y aunque no sé si tiene tanto que ver con las movidas macroeconómicas, hay mucha gente que se largó a probar o tuvo la inquietud; es un fenómeno nuestro, real".
Las diferencias se marcan más entre Giner y Montilla Santillán respecto de la existencia o no de una dramaturgia tucumana propiamente dicha.
"No estamos en una instancia de decir ?esta es la dramaturgia tucumana?, o que alguien la lea y la identifique, aunque en algún momento va a surgir. Eso significará que hubo generaciones de dramaturgos, toda una movida cultural que derive en eso", dijo Giner. De todos modos, aclaró que "es inevitable que quien escribe reciba influencias de su medio, aunque yo no busco comunicarme como tucumano sino como persona".
Montilla Santillán responde con preguntas que luego contesta: "¿qué sería una dramaturgia tucumana? ¿Obras de carácter costumbrista, de claros colores regionalistas? ¿Las obras de carácter más universal quedan fuera de este rótulo? Me atrevo a decir que no. Si se escribe hay dramaturgia, si se escribe en Tucumán, entonces la dramaturgia es local. ?Titus Andrónicus? no deja de ser dramaturgia inglesa porque Shakespeare haya situado la acción en Roma".
"Considero que el teatro encuentra su verdadera identidad cuando cuenta con una dramaturgia propia. Es decir que la aparición de un movimiento de autores que escriben desde Tucumán y representan conflictos humanos que los sensibilizan desde este lugar. Escribir desde y de nosotros mismos atraviesa la fronteras y es lo más valorado en cualquier rincón del planeta porque es genuino y no repite modelos que no nos pertenecen", señaló Alsina.
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