13 Marzo 2006
Durante 15 días, los tucumanos albergaron esperanzas de que Paulina apareciera con vida. Pero no. Aparentemente, al crimen lo cometió una sola persona, pero hay muchos responsables. El poder político, al que no le interesa controlar a los transportistas ilegales y que, ante la inminencia de la tragedia, salió a hacer controles desesperados, intentando compensar 29 meses de inacción. La Legislatura, algunos de cuyos integrantes defienden lo indefendible y crean leyes populistas que les aseguran votos. Las municipalidades, que no quieren renunciar a la gallina de los huevos de oro que representa la emisión de licencias de conductor en pos de un registro único. La Policía, que a pesar de tener muchos hombres aún no entendió que en el siglo XXI hace falta tecnología y no sólo voluntad. Los padres, que pierden el control de sus hijos, que desconocen dónde y con quién están y no los alertan sobre los peligros que corren. Ahora se reaccionará sobre un hecho consumado, pero, ¿quién le explicará a la hija de Paulina que su mamá pagó con su vida tantas irresponsabilidades?
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Paulina Lebbos
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