05 Marzo 2006
E n esta nueva edición de la gran fiesta de la industria cinematográfica norteamericana hay algunos elementos novedosos. Por ejemplo, entre las películas postuladas para llevarse el galardón, no hay ningún "tanque" que haya hecho estragos en las boleterías. Una de las películas que puede alzarse con la estatuilla pasó sin mayor trascendencia por los cines tucumanos, al punto que muchos no la identifican por su título en inglés. "Crash" se vio en nuestra ciudad a fines de octubre del año pasado como "Vidas cruzadas". Es probable que, si gana el premio a la mejor película, vuelva a exhibirse y entonces convoque a una gran cantidad de espectadores.Y ahí tenemos uno de los motivos por los cuales los estudios invierten fortunas en la promoción de las películas y mueven influencias para que figuren por lo menos entre las postuladas.La noche del glamour, con su alfombra roja, el desfile de modelos y de joyas que lucen las estrellas, y la sucesión de discursos de agradecimiento con la estatuilla en la mano -rigurosamente acotados en el tiempo- no son otra cosa que el marco de un impresionante movimiento de dinero en inversiones perfectamente calculadas. Las reglas no escritas del gran negocio cinematográfico así lo estipulan.Siempre se dijo que Hollywood premia el éxito económico y que para los méritos artísticos están los festivales. Pero este año, los títulos en juego parecen contradecir esta tendencia. Filmes de bajo presupuesto, caras no muy conocidas entre los candidatos y una temporada no muy exitosa en cuanto a recaudaciones anuncian una ceremonia diferente. Pero, finalmente, todos queremos saber cómo se completa la frase "Y el Oscar es para...."
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