28 Febrero 2006
Buenos Aires.- Bajo su sombrero de cowboy y detrás de unos lentes ahumados, Bono Vox, líder de la banda irlandesa de rock U2, rompió ayer el protocolo y salió a la puerta del hotel Four Seasons para encontrarse casi mano a mano con un nutrido grupo de seguidores del grupo que mañana y el jueves actuará en el estadio de River Plate.
El gesto profundamente humano sirvió para palpar la dimensión de una de las figuras más mediáticas de la industria del entretenimiento, tanto por sus dotes artísticas como por su exposición pública ligada a los acontecimientos socio-económicos.
Mientras la banda permanezca en el país, Bono tendrá encuentros con dirigentes de Amnistía Internacional y Greenpeace (a quienes recibirá en la antesala de los conciertos) y tal vez se haga tiempo para recibir la distinción de la Legislatura porteña que lo declaró huésped de honor de la ciudad.
Sus fans, en tanto, agotaron en pocas horas las 4.000 nuevas entradas que se habían puesto a la venta para los recitales.
El gesto profundamente humano sirvió para palpar la dimensión de una de las figuras más mediáticas de la industria del entretenimiento, tanto por sus dotes artísticas como por su exposición pública ligada a los acontecimientos socio-económicos.
Mientras la banda permanezca en el país, Bono tendrá encuentros con dirigentes de Amnistía Internacional y Greenpeace (a quienes recibirá en la antesala de los conciertos) y tal vez se haga tiempo para recibir la distinción de la Legislatura porteña que lo declaró huésped de honor de la ciudad.
Sus fans, en tanto, agotaron en pocas horas las 4.000 nuevas entradas que se habían puesto a la venta para los recitales.
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