Ema Gómez quiere visitar la tumba del juez Aráoz

Ema Gómez quiere visitar la tumba del juez Aráoz

Una de los acusados por el crimen se presentó ayer en el edificio del ex Comando ante el fiscal Herrera.

DE BUEN HUMOR. Gómez sale maquillada con el pelo suelto y ropa negra luego de hablar con el fiscal. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO DE BUEN HUMOR. Gómez sale maquillada con el pelo suelto y ropa negra luego de hablar con el fiscal. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
12 Noviembre 2005
¿Cómo estás?, le preguntó LA GACETA. Y Ema Gómez, sin dudarlo un instante, respondió: "¿vos cómo me ves?". Una de los principales sospechosos de haber asesinado al juez de Menores Héctor Aráoz se presentó ante la Justicia para ratificar un pedido: conseguir autorización para visitar la tumba del magistrado dentro de dos semanas, cuando se cumpla el primer aniversario de la muerte.
"Quiero ir a verlo, porque en mis sueños él me dice que sea fuerte y que vamos a volver a estar juntos. Lo extraño mucho", disparó.
Llegó muy temprano a Tribunales y esperó que el fiscal Guillermo Herrera la atendiera en su despacho.
Días atrás, desde la Comisaría de la Mujer, donde se encuentra detenida hace ya casi un año, escribió una nota solicitando que se le permita visitar el lugar donde fue enterrado el juez -su ex pareja, dice en la nota-. Ayer, durante más de una hora explicó los motivos de su solicitud, que también incluye una autorización especial para realizarse un tratamiento odontológico.
Cuando salió de la fiscalía, y antes de que fuera trasladada a la alcaldía para ser requisada, aclaró que todavía no le respondieron. "Lo único que me adelantó el señor fiscal es que tendrá que trasladar mi inquietud al juzgado de instrucción que esté de turno para que allí decidan qué hacer", señaló.Gómez y el oficial Darío Pérez son los sospechosos de haber asesinado al juez de Menores el 26 de noviembre pasado, en una casa de Yerba Buena.

Imputados
Al comisario Rodolfo Domínguez, al oficial Andrés Faversani y al agente Raúl Albornoz, hace no mucho tiempose les imputó el delito de encubrimiento. Antes sólo se los acusaba de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
En el corto diálogo que mantuvo con LA GACETA, Gómez aseguró ser inocente. Esta fue la charla:
- ¿Quiénes son los asesinos?
- No. Del caso no quiero decir ni una palabra.

- ¿Qué sentís en estos momentos?
- A él lo extraño mucho. Es lo único que puedo decir.

- ¿Cómo es tu vida en la cárcel?
- Las chicas son muy buenas conmigo. No tengo ningún tipo de problemas con nadie.

- ¿Quién mató a Aráoz?
- Del caso no voy a hablar. Soy inocente.

Después de este breve contacto, Gómez fue requisada en la alcaldía de Tribunales, donde esperó, durante más de una hora, ser trasladada a la Comisaría de la Mujer. Abandonó el edificio de la avenida Sarmiento saludando a los pocos que se habían percatado de su presencia.

El tiempo tras las rejas no le quitó magnetismo
Tiene tatuada en la espalda la imagen de una pantera. A pesar de que está detenida hace casi un año, utiliza un vestuario tan elegante como provocativo y se maquilla para salir. Ema Gómez conserva el mismo magnetismo con el que conquistó, entro otros, al juez de Menores Héctor Agustín Aráoz.
Ayer pasó casi inadvertida porque para ingresar a la nueva sede los tribunales -en el ex Comando-, los detenidos son llevados por un callejón a lo largo del cual que no tienen contacto con el público. Sin embargo, los pocos empleados judiciales y los agentes que la descubrieron giraron su rostro para observar a la mujer: lucía un pantalón negro ceñido y apenas si podía caminar con sus sandalias de taco alto por el camino de tierra y escombros. Gómez sufre hace meses un problema bucal, aparentemente a raíz de una una fuerte infección, por lo que perdió varios kilos. Por eso le pidió al fiscal Guillermo Herrera que la autorice a realizarse un tratamiento odontológico mas intensivo que el que recibió hasta ahora.
Al salir, los que la vieron ingresar con el pelo suelto se sorprendieron, al comprobar que, mientras esperaba para ser trasladada de nuevo a prisión, se había cambiado el peinado. La misma sensación generó cuando se fue del Palacio de Justicia con una gran sonrisa dibujada en el rostro y saludando a sus ex colegas que la custodiaban.