20 Marzo 2005
EN CARNE PROPIA. Un ex combatiente británico protesta contra la guerra junto a un ataúd simbólico.
Washington.- El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, dijo ayer al conmemorar el segundo aniversario del comienzo de la invasión a Irak, que la supervivencia de la libertad en su país depende cada vez más del éxito en otras tierras. "Por nuestra acción, la libertad comenzó a echar raíces en Irak y el pueblo estadounidense está más seguro", dijo mientras en numerosos países volvían a alzarse las voces de protesta contra la invasión. Cientos de miles de personas en todo el mundo condenaron la invasión, no legitimada por la ONU, lanzada por EE.UU. con el argumento de desarmar al régimen de Saddam Hussein de armas nucleares y químicas inexistentes. "Debemos, y así lo haremos, enfrentar estas amenazas contra Estados Unidos antes de que se materialicen. Porque actuamos, el gobierno de Irak no es más una amenaza para el mundo o para su pueblo", dijo Bush en su alocución radial en la que, además, señaló que la evolución de los acontecimientos en Irak ha tenido un efecto positivo en la región.
De Beirut a Teherán
"Existen señales alentadoras en la región del Cercano Oriente", precisó. "La victoria de la libertad en Irak está fortaleciendo un nuevo aliado en la guerra contra el terrorismo e inspira a los reformistas democráticos de Beirut a Teherán", afirmó en alusión a la presión de la oposición libanesa para que Siria retire sus tropas del país, y a una supuesta movilización de sectores progresistas de Irán contra el régimen conservador de los ayatollahs. "Hoy las mujeres pueden votar en Afganistán; los palestinos están rompiendo los patrones de violencia y cientos de miles de libaneses se levantan para exigir su soberanía y sus derechos democráticos", dijo. "Estos son hitos en la historia de la libertad. Sólo el fuego de la libertad puede purgar las ideologías de la muerte y dar esperanza a quienes quieren vivir en libertad", subrayó.
Más soldados
En contraste con el mensaje optimista del mandatario, el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, anunció un nuevo envío de soldados para diciembre a Irak, cuando se realizarán, en principio, las elecciones que definirán el gobierno. La agenda está retrasada, ya que hasta ahora ni siquiera pudo la Asamblea nombrar autoridades para redactar la nueva Constitución. Estados Unidos incrementó de 138.000 a 150.000 en número de efectivos en enero, cuando se celebraron las elecciones para formar la Asamblea Nacional, y luego volvió a la cifra anterior.
El aspecto militar de la ocupación de Irak sigue en estado crítico, a dos años del primer bombardeo aéreo que estremeció Bagdad. Las fuerzas de seguridad iraquíes no logran consolidarse cono tales. Por otra parte, la coalición ha comenzado a desmoronarse, pese a que Washington afirma lo contrario. España, Honduras, República Dominicana, Noruega, Nueva Zelanda, Tonga, Tailandia, Filipinas, Singapur, Nicaragua y Hungría ya se retiraron. Seguirán Polonia, Ucrania y Holanda. Australia, Bulgaria, Dinamarca, Japón, Rumania y Georgia siguen con sus efectivos junto a los 150.000 soldados estadounidenses que están en Irak. (Télam-SNI-DPA)
Los iraquíes ya no sienten alegría
BAGDAD.- Dos años después del día en que Estados Unidos inició la "liberación del pueblo iraquí", como había anunciado el presidente George W. Bush, los iraquíes que creyeron en esas palabras sufren a diario los ataques de la insurgencia, los rígidos controles estadounidenses, los cortes de electricidad, la escasez de combustible y otras miserias cotidianas. Muchos se preguntan si valió la pena la guerra para derrocar a Saddam Hussein.
Algunos de los que bailaron en las calles de Bagdad cuando entraron los tanques norteamericanos ya no lo celebran; mientras que otros creen que pese a la falta de seguridad y al aumento constante de los muertos, la guerra y la subsecuente ocupación eran necesarias para que Irak volviera a formar parte de la comunidad internacional.
"Se suponía que Estados Unidos nos traería bienestar después de años de privaciones, pero sólo nos trajo caos", se quejó ayer Muzahim Othman, mientras bebía su té en un bar del barrio de Karrada, en el centro de Bagdad. En otro bar de esa calle, Ghassan Yassin dijo que el inicio de la guerra fue un buen día para los iraquíes. "La gente quería la democracia, porque vivió sin ella 35 años", afirmó. Moheidin Omar no estuvo de acuerdo. "No tenemos luz ni agua, ¿qué clase de vida es esta?", se preguntó. Todos confían, no obstante, en que algún día el país renacerá. (DPA)
ANALISIS
Un largo camino
WASHINGTON.- En los dos años que pasaron desde que EE.UU. y sus aliados invadieron Irak, Washington contabiliza algunos progresos, pero la insurgencia sigue siendo fuerte y los analistas creen que pasará mucho tiempo hasta que los estadounidenses comiencen a irse del país árabe.
El hecho más importante desde la caída de Saddam Hussein tuvo lugar en enero, cuando los iraquíes votaron para elegir una Asamblea Nacional que deberá crear una Constitución y convocar a elecciones generales a fin de año. El presidente George W. Bush promocionó este hecho como una gran hazaña, y al mismo tiempo lo utilizó para insistir ante otros países árabes en la necesidad de introducir reformas democráticas. Según Bush, la relativamente alta participación en los comicios demostró que los iraquíes están impacientes por dejar atrás décadas de represión y determinar su propio futuro.
Los números
Pero los ataques contra las tropas estadounidenses y las fuerzas de seguridad iraquíes continúan. El recuento oficial de soldados estadounidenses muertos asciende a 1.511 y suman más de 10.000 los heridos desde que comenzó la campaña. Además, poco más de 1.000 niños quedaron huérfanos en EE.UU. Por otra parte, las tropas iraquíes y de la coalición se enfrentan a un promedio de 50 ataques por día en el triángulo sunnita.
Bush dijo que la retirada militar dependerá de la formación de fuerzas de seguridad iraquíes capacitadas. Falta mucho para eso, según observadores. Por otro lado, Irak no tiene fuerza aérea ni una brigada de tanques. Según un analista en temas de defensa, un país en esas condiciones no puede tener otro destino que el de ser un protectorado de Estados Unidos. (DPA)
Mike McCarthy
De Beirut a Teherán
"Existen señales alentadoras en la región del Cercano Oriente", precisó. "La victoria de la libertad en Irak está fortaleciendo un nuevo aliado en la guerra contra el terrorismo e inspira a los reformistas democráticos de Beirut a Teherán", afirmó en alusión a la presión de la oposición libanesa para que Siria retire sus tropas del país, y a una supuesta movilización de sectores progresistas de Irán contra el régimen conservador de los ayatollahs. "Hoy las mujeres pueden votar en Afganistán; los palestinos están rompiendo los patrones de violencia y cientos de miles de libaneses se levantan para exigir su soberanía y sus derechos democráticos", dijo. "Estos son hitos en la historia de la libertad. Sólo el fuego de la libertad puede purgar las ideologías de la muerte y dar esperanza a quienes quieren vivir en libertad", subrayó.
Más soldados
En contraste con el mensaje optimista del mandatario, el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, anunció un nuevo envío de soldados para diciembre a Irak, cuando se realizarán, en principio, las elecciones que definirán el gobierno. La agenda está retrasada, ya que hasta ahora ni siquiera pudo la Asamblea nombrar autoridades para redactar la nueva Constitución. Estados Unidos incrementó de 138.000 a 150.000 en número de efectivos en enero, cuando se celebraron las elecciones para formar la Asamblea Nacional, y luego volvió a la cifra anterior.
El aspecto militar de la ocupación de Irak sigue en estado crítico, a dos años del primer bombardeo aéreo que estremeció Bagdad. Las fuerzas de seguridad iraquíes no logran consolidarse cono tales. Por otra parte, la coalición ha comenzado a desmoronarse, pese a que Washington afirma lo contrario. España, Honduras, República Dominicana, Noruega, Nueva Zelanda, Tonga, Tailandia, Filipinas, Singapur, Nicaragua y Hungría ya se retiraron. Seguirán Polonia, Ucrania y Holanda. Australia, Bulgaria, Dinamarca, Japón, Rumania y Georgia siguen con sus efectivos junto a los 150.000 soldados estadounidenses que están en Irak. (Télam-SNI-DPA)
Los iraquíes ya no sienten alegría
BAGDAD.- Dos años después del día en que Estados Unidos inició la "liberación del pueblo iraquí", como había anunciado el presidente George W. Bush, los iraquíes que creyeron en esas palabras sufren a diario los ataques de la insurgencia, los rígidos controles estadounidenses, los cortes de electricidad, la escasez de combustible y otras miserias cotidianas. Muchos se preguntan si valió la pena la guerra para derrocar a Saddam Hussein.
Algunos de los que bailaron en las calles de Bagdad cuando entraron los tanques norteamericanos ya no lo celebran; mientras que otros creen que pese a la falta de seguridad y al aumento constante de los muertos, la guerra y la subsecuente ocupación eran necesarias para que Irak volviera a formar parte de la comunidad internacional.
"Se suponía que Estados Unidos nos traería bienestar después de años de privaciones, pero sólo nos trajo caos", se quejó ayer Muzahim Othman, mientras bebía su té en un bar del barrio de Karrada, en el centro de Bagdad. En otro bar de esa calle, Ghassan Yassin dijo que el inicio de la guerra fue un buen día para los iraquíes. "La gente quería la democracia, porque vivió sin ella 35 años", afirmó. Moheidin Omar no estuvo de acuerdo. "No tenemos luz ni agua, ¿qué clase de vida es esta?", se preguntó. Todos confían, no obstante, en que algún día el país renacerá. (DPA)
Un largo camino
WASHINGTON.- En los dos años que pasaron desde que EE.UU. y sus aliados invadieron Irak, Washington contabiliza algunos progresos, pero la insurgencia sigue siendo fuerte y los analistas creen que pasará mucho tiempo hasta que los estadounidenses comiencen a irse del país árabe.
El hecho más importante desde la caída de Saddam Hussein tuvo lugar en enero, cuando los iraquíes votaron para elegir una Asamblea Nacional que deberá crear una Constitución y convocar a elecciones generales a fin de año. El presidente George W. Bush promocionó este hecho como una gran hazaña, y al mismo tiempo lo utilizó para insistir ante otros países árabes en la necesidad de introducir reformas democráticas. Según Bush, la relativamente alta participación en los comicios demostró que los iraquíes están impacientes por dejar atrás décadas de represión y determinar su propio futuro.
Los números
Pero los ataques contra las tropas estadounidenses y las fuerzas de seguridad iraquíes continúan. El recuento oficial de soldados estadounidenses muertos asciende a 1.511 y suman más de 10.000 los heridos desde que comenzó la campaña. Además, poco más de 1.000 niños quedaron huérfanos en EE.UU. Por otra parte, las tropas iraquíes y de la coalición se enfrentan a un promedio de 50 ataques por día en el triángulo sunnita.
Bush dijo que la retirada militar dependerá de la formación de fuerzas de seguridad iraquíes capacitadas. Falta mucho para eso, según observadores. Por otro lado, Irak no tiene fuerza aérea ni una brigada de tanques. Según un analista en temas de defensa, un país en esas condiciones no puede tener otro destino que el de ser un protectorado de Estados Unidos. (DPA)
Mike McCarthy