
La cuaresma y la Semana Santa son períodos del calendario litúrgico que invitan a hacer penitencia en conmemoración del sufrimiento de Jesús en sus últimos días de vida en la Tierra. La Iglesia Católica invita a los fieles a ayunar de algunas prácticas, principalmente de los alimentos que se consumen.
Desde hace cientos de años, la comunidad religiosa tiene como práctica habitual para la Semana Santa abstenerse de consumir carnes, tanto rojas como blancas. Esta modalidad no alcanza a las carnes de pescados, que son unas de las más elegidas para reemplazas a las otras en Semana Santa.
Si el ayuno o abstinencia suele practicarse los viernes, hay fieles que son mucho más estrictos en sus creencias y extienden la penitencia a toda la semana o, incluso, a todos los viernes de la Cuaresma.
Qué dice la religión sobre comer carne en Semana Santa
Aunque la realidad es que no se menciona explícitamente el consumo de carne, los fieles interpretaron por siglos que la Semana Santa estaba relacionada únicamente a ese grupo alimenticio.
En el Nuevo Testamento en el libro de Mateo, capítulo 9, versículo 15, Jesús habla a sus discípulos dejándoles un mensaje: “¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, entonces ayunarán”.
El derecho canónico fijó esta práctica en distintos puntos de su doctrina religiosa: “Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen”, como define el canon 1249 de la ley evangélica.