
El Gobierno nacional trata de restarle dramatismo a la fluctuación inicial del tipo de cambio, aunque admiten que los primeros días del nuevo régimen podrían estar marcados por una alta volatilidad. La falta de pesos circulantes en la economía es uno de los argumentos utilizados por funcionarios del Ministerio de Economía para minimizar la posibilidad de que el tipo de cambio se dispare hacia el techo de la banda. Desde el Ejecutivo sostienen que, incluso si el valor del dólar experimenta un alza considerable en los primeros días, la tendencia posterior será a la baja conforme el mercado se acomode al nuevo sistema.
Según el economista de la Fundación Mediterránea Jorge Vasconcelos, el nuevo esquema arranca con el desafío de volver a anclar las expectativas de inflación, en un contexto en el que el tipo de cambio va a fluctuar, inevitablemente se endurecerá la política monetaria y crediticia, pero a cambio se están creando condiciones para que bajen la brecha cambiaria y el riesgo país en sucesivos escalones, e incluso para que el país pueda parapetarse mejor frente a los coletazos de la guerra comercial.
Aunque el tipo de cambio fluctúe dentro de la banda, acota el experto, sin compras inmediatas del Central, las expectativas podrían comenzar a mejorar por el descenso de un par de escalones en el riesgo país, al quedar asegurado el cumplimiento de compromisos externos por varios trimestres, y por una simultánea reducción de la brecha entre el blue y el tipo de cambio oficial, una derivación de la quita parcial de restricciones cambiarias y la menor liquidez en el mercado monetario.
La operatoria del “carry trade”
Vasconcelos observa que habrá más demanda en el mercado oficial de cambios, pero no hay que olvidar que en las semanas previas la oferta de divisas se secó por la virtual interrupción de la operatoria del “carry trade” de los exportadores y por la pausa impuesta por la incertidumbre a los créditos y suscripciones de obligaciones negociables en “argendólares”.
A su criterio, el “carry” podría recomponerse rápidamente, dada la atractiva tasa de interés en pesos y la “garantía” de un techo de 1400 para el precio del dólar. Este segundo trimestre es el más abundante en términos de “agrodólares” y, aparentemente, la baja de retenciones tiene fecha de terminación en junio. A su vez, la posible reducción de la brecha cambiaria podría reactivar créditos y emisión de obligaciones negociables. En los documentos difundidos este fin de semana por el FMI, se estiman en U$S 12.400 millones los vencimientos de deuda privada en 2025, pero se anota como factible un flujo del orden de los U$S 17.800 millones que, de cumplirse, arrojaría un saldo positivo de U$S 5.400 millones.
Para que las medidas tengan efecto, es clave que el plan “arranque con el pie derecho” en términos de brecha cambiaria y riesgo país, factores que podrían ayudar a contener el traspaso a precios del “nuevo” precio del dólar por el lado de las expectativas, más allá del rol central que está pasando a tener el “ancla monetaria”, detalla Vasconcelos.