La Fórmula 1 al rojo vivo: triunfo sereno, errores costosos y un campeonato que se abre

Los que estaban en el autódromo de Shakir fueron los primeros que supieron que Oscar Piastri ganó la cuarta fecha de la Fórmula 1. Saber la noticia no fue en simultáneo con el resto del planeta que seguía la carrera por alguna plataforma audiovisual. La "culpa" la tuvo el ganador y sus 15 segundos de diferencia con los que cruzó la meta. La transmisión televisiva que intenta tomar la mayor cantidad de autos posible en cualquier lapso de las competencias, se quedó con la lucha entre los escoltas del ganador, George Russell y Lando Norris.

Piastri casi que veía esa definición ya abajo de su monoplaza con botella en mano, hidratándose y recuperándose de un triunfo que hizo parecer fácil, pese a lo que sucedió. El australiano tuvo respuestas para todo en Barein y que afectaron a los otros 19 pilotos de la Formula 1, pero a él no. Sereno y con mucho control, Piastri ganó por segunda vez en el año. 

Largó bien y además neutralizó con un bloqueo preciso el intento de Russell por hacerse de la punta. La Ferrari de Charles Leclerc lo apartó de la cima durante apenas cuatro vueltas. Su triunfo entró en una zona de duda cuando el Auto de Seguridad tuvo que ingresar para limpiar la pista tras un incidente que dejó restos de fibra de carbono sobre el asfalto. En la largada de reanudación en movimiento, Piastri partió mejor que en la inicial. Hasta ese momento su ventaja era de siete segundos que apenas fue amenazada y, por el contrario, fue ampliándose, al punto que si la cámara se quedaba con el McLaren, era el único en la imagen.

"Puedo ser campeón del mundo", había anticipado en el principio de temporada. Luego del Gran Premio de Baréin le da sustento a esa confianza porque consiguió la tercera victoria del equipo en cuatro citas, es el piloto el más ganador del año y superó a Norris, con el otro McLaren, la máquina que parece puede hacerle más frente.

Más teniendo en cuenta lo que Max Verstappen había declarado luego de las primeras salidas a la pista de Medio Oriente. "No creo que tengamos ninguna oportunidad", fue la contundente respuesta cuando le consultaron sobre si era candidato al título. En Baréin salió todo mal: clasificó en un atípico séptimo puesto, hasta el último minuto en pista no encontró comodidad al momento de frenar y lidió con retrasos de sus mecánicos en las dos paradas en las que, insólitamente, el semáforo del equipo falló.

Las situaciones de esfuerzo para sobrepasar rivales nunca fueron habituales para el cuatro veces campeón mundial y con un auto al que no le encuentran la puesta a punto adecuada, mas allá de haber sido el mejor en la fecha pasada, está a la vista que no es un candidato independiente.

Está en una situación de dependencia de cara a su defensa de título. En Barein, dependió de las Ferrari, que terminaron por delante y también del Alpine de Pierre Gasly. El francés no pudo defender el cuarto lugar en el que había largado, pero toleró a muchos de los más experimentados y los complicó; en esa lista estuvo Verstappen. El compañero de Franco Colapinto le dio los primeros puntos a la escudería que era la única que al cabo de cuatro fechas no había sumado y que, además de ser reconocida por eso, era noticia por el tremendo accidente de Jack Doohan en Japón.

En Barein, sin romper nada, el australiano vuelve a estar en las miras de los analistas. El segundo piloto de Alpine tuvo un extraño desempeño: llegó a estar noveno, también como Gasly complicándoles la existencia a referentes de la categoría, pero ni siquiera pudo defender el onceavo puesto en el que partió. Encima, después de ver la bandera a cuadros una sanción de cinco segundos por exceder los límites de pista lo hundió más, hasta el puesto 15.

Un error también casi insólito como el de la parada de Verstappen o también el de Norris que fue penalizado por adelantar su auto en la grilla de salida. Si se reúne todo y se lo suma a la pericia del triunfador, no hay muchas más opciones que Piastri sea un espectador de lujo y cumpla con su vaticinio de ser campeón.