

El infierno tan temido llegó. En el fragor de las intensas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, el gobierno nacional atraviesa el averno con los bolsillos cargados, pero cumpliendo las órdenes del más allá. Tendrá U$S 12.000 millones de libre disponibilidad, pero el viernes anunció la salida del cepo cambiario “para siempre”, tal cual lo anunció el Presidente de la Nación.
Mañana, cuando los mercados se desperecen y comiencen a dar su veredicto, el país -pero más concretamente el círculo rojo- estará expectante de los mensajes y sentencias que dicten aquellos demonios.
Cuando empiece a caminar la nueva semana y todas estas elucubraciones ya hayan engrosado la papelera, la disyuntiva será muy clara. O Javier Gerardo Milei empieza a conquistar el cielo recreando una nueva versión de la estabilidad o el rebrote inflacionario vuelve a embarrar la cancha y se le pone barrosa la contienda electoral de octubre.
Ya el jueves el clima estaba enrarecido con el índice de suba de precios de marzo: ese 3,7% estaba impulsado nada menos que por alimentos, educación y vestimenta. Un golpe directo al bolsillo de las capas mayoritarias de la población. El vocero-candidato Manuel Adorni tuvo que extremar su cara de piedra e hizo malabarismo con las palabras para explicar que, si se consideraba marzo de 2024, en realidad la inflación había bajado.
Ser o no ser
Milei afronta un drama shakeasperiano: si las expectativas inflacionarias ceden y el dólar se sostiene dentro de las bandas decretadas hasta lograr estabilizarse allá por julio o agosto, habrá salido airoso de la tempestad de los últimos tiempos y llegará a las elecciones de octubre con cierta estabilidad de precios y cambiaria.
Si por el contrario, la salida del cepo impacta mal en los mercados y llega a octubre con este palpable mal humor social en ascenso, el resultado es impredecible para Milei.
Eso en definitiva es lo que irán develando los próximos días: si como dice la oposición el gobierno devaluó la moneda en forma encubierta un 30% o si como dice Francos -el padrino político del redescubierto tucumano Lisandro Catalán- se trata de “un plan cuidadosamente elaborado”.
En definitiva, la suerte electoral del gobierno quedó aferrada al eventual impacto positivo que en la coyuntura tenga el plan acordado con el FMI.
Repetición inaudita
En Tucumán, los socios no libertarios de Milei, es decir el gobierno provincial, empezaron a dar algunas muestras de creciente incomodidad. A eso se deben las cada vez más frecuentes aclaraciones de dirigentes importantes del PJ, especialmente el propio titular del Poder Ejecutivo, reafirmando su identidad justicialista.
Es muy curiosa esta desesperación por autodefinirse que suele motivar la política. Un peronista -o del partido que fuere- que hizo todos los escalones para subir por la escalera al cielo del poder ¿por qué habría de necesitar que los demás lo recuerden? Es llamativo que la gente -el político en este caso- necesite decir lo que es. Pareciera que el relato de una identidad da tranquilidad, especialmente hacia adentro. La política se asemeja a ese laberinto de espejos que deforman.
No se trata solo de las identidades individuales sino también de las gestiones. Llama la atención que después de la súper reunión de gabinete que se hizo esta semana que nunca más volverá, muchos funcionarios salieron repitiendo lo importante que era la buena relación que el gobierno de Tucumán tenía con la Nación.
No les salía fácil contar qué se había dicho en el encuentro, pero repetían como un “padrenuestro” el concepto de que la buena relación con la Nación era vital para sobrevivir.
El problema se agrava cuando una vez adentro del laberinto se ve necesitado de controlar lo que otros ven. La política, como el fútbol, no perdona la duda ni la divergencia.
Problema aritmético
Desde la Nación la aritmética electoral tucumana es alentadora. Hay quienes creen que dos es igual a cuatro. En la Casa Rosada especulan que a pesar del paso del tiempo y del desgaste de la gestión todo puede seguir siendo igual. Entonces creen que pueden llevarse la totalidad de las bancas de diputados que se disputarán en octubre. Confían en que el arrastre de la figura presidencial les podría ayudar a sentar figuras propias en la Cámara Baja y los que saque el oficialismo tucumano a la larga podrían seguir aportándoles votos cuando sean necesario. Ese razonamiento es el que fortalece al legislador Javier Noguera, quien no deja de sumar heridos.
La base de la estrategia que puede venirle bien al gobernador tucumano y a Milei es que no les conviene fusionarse o acordar una lista común, sino reeditar el River-Boca provincial: justicialismo - antiperonismo y que la cosecha común engrose el voto oficialista en el Congreso cuando haga falta. Ese razonamiento entusiasma a los nogueristas, que si algo los mantiene unidos es el antimeleísmo.
Aquella estrategia tiene un condicionante fuerte: cualquier encuesta muestra que el electorado provincial se divide en mitades a la hora de opinar sobre la gestión de Milei, lo que quiere decir que el éxito pasaría por diluir el eje nacional. Si los electores tucumanos perciben que es solo un juego de espejos y que tanto los votos justicialistas como los de la oposición provincial (Lisandro Catalán, Roberto Sánchez, Ricardo Bussi, Paula Omodeo, sería todo para Milei, la cosa se complicaría.
Nuevos jugadores
Hasta aquí la cosa parece controlada por el mandatario provincial. El gobernador y sus voceros se han corrido del discurso de pleno apoyo al gobierno nacional y el gobernador ha sumado a su gobierno dirigentes locales que alguna vez estuvieron cercanos al kirchnerismo como Hugo Cabral y Marcelo Santillán (premiado dos veces consecutivas con una banca nacional).
El mensaje del titular del PE parece evidente: “el peronismo soy yo en Tucumán”, con el silencio (¿aprobatorio?) de Juan Manzur, que es el presidente nominal del PJ en la provincia. Dicen los que conocen el peronismo local que los vínculos entre ambos pueden llegar a ser insondables.
Resta saber cuál será la conducta del kirchnerismo díscolo: si es que se animará o no a dar batalla, con más posibilidades de perder mucho que de ganar algo.
El espacio nucleado en la filial tucumana del Instituto Patria, que preside José Vitar, tiene la cara pintada para hacerlo. Su impronta, como se sabe, es fuertemente ideológica.
El candidato natural de ese espacio es Javier Noguera, quien ya cuenta con la bendición tácita de Cristina Kirchner. Sin embargo, Noguera está perturbado por el enfrentamiento que tiene el municipio de Tafí Viejo (que gobierna su esposa) con la provincia por los fondos de coparticipación.
Si Noguera sale a la cancha definitivamente, la estrategia de polarización PJ anti PJ con que fantasea el gobierno, quedaría obviamente amenazada, ya que el taficeño enarbola un discurso opositor al gobierno nacional.
Pero esto sucedería en caso de que esa opción peronista anti Milei decida expresarse por afuera del PJ, utilizando otra herramienta electoral (¿algún partido kirchnerista?).
Nada ha dicho hasta aquí el supuesto candidato ni tampoco quienes aparecen como sus sostenes principales: los sectores manzuristas que expresan los (Gabriel y Pablo) Yedlin y otros legisladores y dirigentes del PJ.
Hay quienes sostienen que ellos son más permeables a pelear la interna para candidaturas que se convocaría en el PJ, a diferencia del kirchnerismo más inflexible que quiere pelear por afuera, alegando que una interna cerrada del PJ está perdida de antemano y solo servirá para “blanquear” el plan del gobernador.
El tiempo dirá como queda definido el panorama electoral tucumano: ¿será “River-Boca”?), por el contrario ¿la oferta no PJ mileísta sumará otros competidores como la UCR (Sánchez) y Fuerza Republicana (Bussi)? En la otra vereda:habrá una lista de peronistas disidentes que se rebelan contra Jaldo por su alianza con Milei?
Hacía tiempo no se veía tanta incertidumbre electoral, que es el correlato local que se vive en la provincia de Buenos Aires, escenario de la puja de poder entre Cristina Fernández y Axel Kicilof que amenaza terminar en ruptura.
El infierno tan temido está a las puertas. Mañana los argentinos sabrán si están subidos a una montaña rusa o si navegan en las aguas calmas de un arroyo. Mientras tanto la vida es la misma. La pobreza y el dolor hacen de las suyas. La vida de Diego Exequiel Lobo es una muestra. El joven de 28 años que fue encontrado durmiendo en el basurero se encuentra mejor de salud en el Hospital Padilla. Tuvo finalmente una hemorragia intestinal de la que se está recuperando luego de una intervención quirúrgica. Está fuera de peligro respecto de todas sus carencias, pero hay una que lo envuelve en un síndrome de abstinencia violento. En la cotidianidad tucumana, el infierno tan temido hace rato que ha abierto las puertas y se ha metido adentro.