Temporada de “cisnes negros”

Temporada de “cisnes negros”

La guerra comercial entre potencias, la presión sobre el dólar y una economía argentina al límite: señales inquietantes en un año electoral decisivo.

Temporada de “cisnes negros”

Donald Trump puso el mundo de cabeza. La suba de aranceles sólo fue una excusa (de magnitud) para reformular la geopolítica global. El presidente de los Estados Unidos necesita ocupar el centro del ring en la ya no tan fría pelea con China. Esa batalla le costará al mundo más recesión y más inflación lo que conduce a un resultado inevitable: mayores niveles de pobreza y pérdida de la calidad de vida o de bienestar social, como les gusta definir a los economistas. El efecto cascada también es inevitable.

Javier Milei cuenta los días. El Board del Fondo Monetario Internacional (FMI) puede dar esta semana su veredicto. El Presidente necesita que gran parte de los dólares que llegarán por el nuevo Programa de Facilidades Extendidas sean de libre disponibilidad y que se giren cuanto antes. El Banco Central va perdiendo poder de fuego frente a un dólar que se despertó en sus variables “blue” y, por sobre todo, entre las cotizaciones financieras. En el actual esquema cambiario, sostener la devaluación administrada al 1% es imposible. La realidad cotidiana lo está demostrando. Los “cisnes negros” nadan sobre la coyuntura argentina. La caída de los precios de las materias primas implicarán menos ingresos para el Estado nacional y, por ende, más ajuste para compensar la caída de la recaudación de impuestos nacionales. Si eso sucede, las provincias no podrán esquivar la tormenta.

Los “cisnes negros” son aquellos eventos que resultan imprevisibles en sus consecuencias con un fuerte e inesperado impacto, tal como lo definió el filósofo y ensayista Nassim Nicholas Taleb. En ese lago llamado Argentina, se desplazan por distintos ámbitos. Las reservas internacionales brutas del Banco Central están por debajo de los U$S 25.000 millones. Eso se traduce en más problemas para la Casa Rosada. Para ser más concreto, la entidad monetaria cerró la jornada con U$S 24.657 millones, un monto de crisis. Ni hablar de las reservas netas, que están más negativas que siempre. De allí la necesidad de contar con oxígeno del Fondo en un año electoral en el que Milei necesita imperiosamente fortalecer su espacio político. La Libertad Avanza trata de hacer pie en las 24 jurisdicciones, una empresa difícil de posicionar a seis meses y medio de los comicios de medio turno. Los operadores libertarios, sin embargo, creen que nada es imposible. Pero, se vuelve al primer amor: la economía.

El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que el Banco Central elabora en base a los pronósticos de 39 participantes, entre quienes se cuentan 27 consultoras y centros de investigación locales e internacionales y 12 entidades financieras de Argentina, sostiene que la inflación seguirá por encima del 2% al menos hasta junio y no hasta este mes, tal como lo preveía el Presidente. Los analistas estiman que al cierre del primer semestre, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicaría en torno de un 1,8%.

Preocupación

Las expectativas son el combustible para hacer política. Un cambio de ellas implica un “cisne negro”, para bien o para mal. La cuestión pasa por los aumentos sostenidos de precios. Si los consumidores observan que la carne se encarece mes a mes, que las tarifas se reajustan más de la cuenta y que el salario no recupera el poder adquisitivo, entonces cambiará el humor social. Y eso es motivo de preocupación para la política.

Milei tiene un ojo en el exterior del país y otro en el interior, en la Argentina profunda. La creación de una comisión investigadora del caso $Libra prosperó en la Cámara de Diputados. De esa manera, la oposición logró que se avalaran las interpelaciones del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, del ministro de Economía, Luis Caputo, de su par de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y del titular de la Comisión Nacional de Valores, Roberto Silva, para que den explicaciones oficiales ante ese cuerpo del escándalo desatado por un posteo del Presidente promocionando la criptomoneda.

En la oficina presidencial de Balcarce 50 exteriorizaron su malestar por esta situación. Y pusieron el grito en el cielo contra varios gobernadores que venían mostrándose como dialoguistas. El más mencionado fue el catamarqueño Raúl Jalil, cuyos parlamentarios dieron su voto para que la investigación avance en la Cámara Baja. El mandatario norteño está que trina. Tuvo que hacer un ajuste, simplificando ministerios y reformulando la situación financiera de su provincia porque el Gobierno nacional, según señalan en su entorno, no le cumplió con el giro de fondos para atender las necesidades más urgentes. En el ranking de repudiados por los libertarios también se inscribe el cordobés Martín Llaryora. Sin embargo, su administración siempre se mantuvo casi independiente del poder central, pero tiene las espaldas financieras suficiente para sortear la tormenta global. Jujuy y Salta comparten las preocupaciones. A los gobernadores Carlos Sadir y Gustavo Sáenz cada mes se le hace cuesta arriba para pagar en tiempo y en forma los salarios a los empleados públicos.

“No nos vamos a pelear con Milei”, exclamó el gobernador Osvaldo Jaldo al observar el escenario que se abrió por la falta de consideración financiera de la Casa Rosada. Aún más, el tranqueño pidió al bloque Independencia que no brinde quórum en Diputados y hoy bajará línea al gabinete ampliado (desde ministros hasta directores de reparticiones estratégicas) para sostener el equilibrio fiscal. “No hay plata” es la frase que más resonará. No se resentirán los servicios esencial del Estado (salud, educación y seguridad), pero no habrá fondos para gastos de capital. En otras palabras, aquellos funcionarios que planteen adquisición de maquinaria, compra de vehículos o equipamiento informático no tendrán una respuesta afirmativa desde el ala económica.

El viernes, durante la inauguración de la zafra azucarera en La Florida, Jaldo había marcado diferencias respecto de sus pares de otros distritos. “Es un momento de mucha responsabilidad. Tucumán es una provincia que no tiene petróleo y sus regalías, no tiene minería, por lo tanto no tenemos regalía de litio. Tucumán vive de nuestras economías regionales, fundamentalmente caña de azúcar, citrus, arándanos”, había dicho el mandatario. Tucumán comparte el mismo destino que Chaco, Formosa o Entre Ríos, que no gozan de financiamiento adicional por grandes producciones. De allí la inquietud del tucumano por la guerra comercial que puede dañar los precios del azúcar y del citrus.

La preocupación es creciente. Durante marzo, la recaudación de impuestos provinciales ha caído, en términos reales, un 8%. Y esa tendencia se hizo constante en los últimos meses. La actividad no se recupera. Ahora arranca la producción primaria, pero la diferencia en materia financiera se alcanza entre mayo y junio, con las transferencias de fondos coparticipables, por impulso del giro de lo que le corresponde a la provincia por el impuesto a las Ganancias. Hasta entonces, habrá que aguantar, dicen en la Casa de Gobierno y, por sobre todo, rezar para que no asomen nuevos “cisnes negros” en el horizonte electoral. Este año, Jaldo juega no sólo para defender las dos bancas que dejará vacante el oficialismo, sino también para terminar de consolidarse políticamente. Es el primer tiempo de un partido al que le quedarán dos años por delante y varias incertidumbres políticas y económicas.

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