

Atlético Tucumán cortó la mala racha. Con el 3-2 ante Instituto en el Monumental, dejó atrás una serie de cinco derrotas consecutivas, salió del fondo de la tabla anual y volvió a ilusionar a su gente. En un contexto complejo, donde lo futbolístico se entrelaza con la incertidumbre institucional en medio de un año electoral, el equipo de Lucas Pusineri rescató algo más que tres puntos: sumo un poco de esperanza. Y en la platea, donde los socios viven cada partido con el corazón en la mano, hubo sensaciones intensas. “Volvimos a tener ganas de jugar. El equipo salió a ganar desde el minuto cero, algo que no veíamos hace rato”, dijo Martín González, de 22 años, estudiante y socio del club.
Raúl Salvatierra, de 45 años, fue más enfático aún: “Este es el Atlético que quiero ver. No perfecto, pero con actitud, con hambre. Ganamos porque fuimos a buscar el partido”, remarcó el hombre que es socio desde hace 10 años. Entre abrazos y sonrisas tras el pitazo final, se notó algo que hace tiempo no se veía en 25 de Mayo y Chile: la tribuna conectada con el equipo. “Hacía falta una alegría así. Volvimos a gritar goles, volvimos a abrazarnos”, celebró Valentina Herrera, de 27 años, emocionada después de entonar con entusiasmo el “Viejo y glorioso ‘decano’...”
La figura de Pusineri, cuestionada durante las últimas semanas, pareció recuperar crédito. “Lucas se jugó la ropa hoy, y se la jugó bien. Se nota que los jugadores están con él a pesar de los cambios que hizo el DT”, valoró Martín, haciendo referencia a que el DT sentó en el banco a Leandro Díaz, Guillermo Acosta y Tomás Durso.
Para Valentina, el DT fue clave en el repunte: “Tuvo autocrítica y supo cambiar a tiempo. Esta victoria no es casualidad”. Salvatierra coincidió: “Se lo criticó mucho, pero hoy demostró personalidad. Lo banco”.
Sólo uno, más cauto, mantuvo la guardia alta. Héctor Ibarra, socio desde hace más de cuarenta años, opinó: “No nos engañemos. Ganamos, pero seguimos siendo un equipo frágil; nos hicieron dos goles porque nos dormimos”, expresó el más veterano de los entrevistados.
La situación institucional también estuvo en boca de todos. No es para menos: el club está a las puertas de una elección que podría marcar el rumbo de los próximos años. “Nos merecemos un club ordenado. Que los que se postulen hablen menos y trabajen más por Atlético”, soltó Martín, con el tono de un hincha que espera por un cambio. Valentina fue más reflexiva: “Con elecciones en el horizonte, los que vengan deben respetar la historia del club y cuidar al hincha que no falla nunca”.
Salvatierra fue tajante: “Que dejen de usar al club como trampolín político. Necesitamos gente que piense en el bien de Atlético, no en su propio beneficio”, remarcó. Héctor, desde su experiencia, cerró con una advertencia: “Hace años que vengo a la cancha y siempre pasa lo mismo. Cambian los nombres, pero las promesas vacías siguen”.
El 3-2 de anoche fue, quizás, el principio de algo. Atlético encontró oxígeno en un momento asfixiante. Y aunque nadie se atreva a hablar todavía de resurrección, lo del miércoles fue un paso adelante y lo anoche pudo haber sido la confirmación.
Este paso, si se acompaña con convicción dentro y fuera de la cancha, puede transformar un año gris en uno de reconstrucción. Pusineri, abandonó la cancha eufórico. Y la fe del hincha, aunque golpeada, todavía resiste. Quedan cuatro partidos para que termine el semestre (dependiendo si clasifica a los playoffs o no), pero en las tribunas se animan a soñar.