
Alcanzar un equilibrio entre la solidez defensiva y la ambición ofensiva es una de las tareas más difíciles para cualquier equipo. Y si bien no hay una fórmula mágica, lograr ese punto medio suele ser determinante para marcar diferencias en torneos largos. En San Martín de Tucumán, continúan en esa búsqueda: encontrar un funcionamiento colectivo que potencie las virtudes sin descompensarse en zonas sensibles. Así, el objetivo será que el “Santo” despegue de una vez por todas y comience a mostrar una identidad definida desde el juego.
En la previa, el partido contra Deportivo Madryn se perfilaba como una oportunidad propicia para empezar a trabajar con mayor profundidad esa idea. El rival no llegaba en su mejor momento y el equipo de Ariel Martos quería aprovechar el contexto para dar un paso firme. Con ese enfoque, el DT decidió modificar el “11” titular: Gabriel Hachen ingresó en lugar de Juan Cruz Esquivel para ocupar el rol de extremo por la izquierda. La intención era clara: que Hachen se conectara con Juan Cuevas y entre ambos generaran sociedades que desestabilizaran al rival por ese sector.
Durante los primeros minutos se notaron algunos intentos de conexión, pero la banda izquierda nunca terminó de ser una zona desequilibrante para San Martín. Faltó precisión en los toques finales y determinación para terminar las jugadas. Aunque el movimiento táctico tenía lógica, no logró traducirse en superioridad real dentro del campo.
Sin embargo, lo que más llamó la atención no fue ese cambio puntual, sino la función que asumió Gustavo Abregú y el comportamiento general del mediocampo. Tal como ya había ocurrido en Mendoza contra Deportivo Maipú, el volante surgido en San Pablo se despegó constantemente de su zona natural y se proyectó al ataque con frecuencia. Por momentos, jugó como un mediapunta más, y sin la pelota, se metía en el área rival para ofrecerse como opción de pase o buscar la segunda jugada.
Esa vocación ofensiva tuvo momentos interesantes. Abregú logró asociarse bien con Franco García y Federico Murillo (uno de los puntos altos del equipo), y por momentos dio la sensación de que esa fórmula podía dar resultados. Pero, al mismo tiempo, esa postura generó ciertos desajustes.
Con Abregú tan adelantado y Cuevas retrocediendo constantemente para cubrir la banda debido a las proyecciones de Hernán Zuliani, el equipo perdió presencia en la zona de contención y mostró debilidades defensivas que el rival supo explotar.
Matías García, otro jugador que suele equilibrar desde el medio, también se volcó hacia el ataque para buscar alternativas. Esa decisión provocó que los centrales, Mauro Osores y Guillermo Rodríguez, quedaran mano a mano con los delanteros del “Aurinegro”, que con Gonzalo Torres y Luis Silba llegaron con peligro en más de una ocasión. La zaga respondió, pero no sin sobresaltos.
Durante lo que va de la temporada, una de las críticas que se le hizo al equipo fue la falta de contundencia ofensiva. Consciente de ello, Martos decidió apostar a un planteo más agresivo en la mitad de la cancha, pidiéndole a sus volantes que se sumen en bloque al ataque y presionen en campo rival. La intención fue buena, pero los riesgos quedaron a la vista.
En el primer tiempo, San Martín quedó expuesto en varias transiciones y la defensa tuvo que multiplicarse para evitar mayores complicaciones.
El análisis de Ariel Martos sobre el desempeño del primer tiempo
“Sufrimos en la parte defensiva, en dos o tres transiciones, pero mejoramos eso en el segundo tiempo. No tuvimos la facilidad para generar por afuera, nos ganó un poquito la ansiedad”, reconoció Martos tras el encuentro.
La intención del “Santo” fue imponer condiciones desde el juego, ser protagonista, plantarse en campo rival y hacer valer el peso de su plantel. Sin embargo, en ese intento por lastimar al rival, tampoco logró marcar grandes diferencias. El torneo recién comienza, hay tiempo y herramientas para crecer, pero necesita corregir errores estructurales si quiere ser protagonista. Mejorar en la toma de decisiones, equilibrar mejor las líneas y afinar la puntería en el área rival son aspectos fundamentales para dar el salto de calidad.