

La historia comenzó en el sur de Francia, cuna de la congregación de padres lourdistas, y desde hace 125 años se escribe en Tucumán. Es la edad del Colegio Sagrado Corazón, una de las instituciones educativas más antiguas y prestigiosas de la provincia. Lo fundaron los lourdistas cuando el siglo XX daba sus primeros pasos y hoy mantiene el protagonismo. Guillermo Di Lella, director general y apoderado legal del colegio, atribuye esa vigencia a un principio inalterable: la transmisión de valores cristianos. Es el signo identitario en el que confluyen tantas generaciones de egresados.
Di Lella es un apasionado de la tradición lourdista. Cuenta con lujo de detalles la saga de aquellos sacerdotes franceses que arribaron a la Argentina en 1890 para hacerse cargo del seminario de Catamarca y poco después pusieron manos a la obra en tierras tucumanas, dándole forma a un colegio cuyo nombre tiene una explicación.
“La carta que llegó desde Francia autorizando la fundación del colegio terminaba, entre signos de admiración, con el mensaje ‘¡bendito sea el Sagrado Corazón!’ -sostiene Di Lella-. También recordemos que fueron los padres lourdistas, junto con otras congregaciones, los que trajeron a la Argentina la devoción al Sagrado Corazón. Con los 125 años del colegio, en junio festejaremos el Mes del Sagrado Corazón, por lo que será una doble celebración”.
Apariciones confirmadas
Cuando El Vaticano dio por confirmadas las apariciones de la Virgen María en los Pirineos, el obispo de Tarbes-Lourdes echó mano de estos padres que recientemente habían formado una congregación para que se hicieran cargo del santuario. La Santa Sede los nombró Misioneros de la Inmaculada Concepción de Lourdes.
Fueron esos misioneros los que desembarcaron en nuestro país y se dirigieron al NOA. “De paso, trajeron la corona fabricada en París para la Virgen del Valle -cuenta Di Lella-. Tras una década en Catamarca, Pablo Padilla y Bárcena, recientemente nombrado obispo de Tucumán, les pidió a los padres lourdistas que se hicieran cargo del seminario provincial y al mismo tiempo que fundaran un colegio”. Así nació el “Sagrado”.
- ¿Cuál es la impronta que tuvo el colegio en sus orígenes?
- Los padres trasladaron el mensaje de las apariciones de la Virgen a la formación académica y pedagógica, y sobre todo a los valores que se imparten. Ellos mantenían el lema francés de libertad, igualdad y fraternidad. Enseñaban a conocer a Jesús a través de su madre, María. Esos valores han permanecido a través de tantas generaciones de egresados, muchísimos alumnos que han sido gobernadores, legisladores, miembros de la Corte Suprema de Justicia. Todos han experimentado realmente el sentido de pertenencia que generaron los padres lourdistas y que se mantiene hasta hoy.
- ¿Y cuál fue el resultado de esa educación?
- Haber sido alumno de este colegio implicó entonces la formación en las distintas materias y en la religión, preparándose para la Primera Comunión y luego para la Confirmación. La obtención del título de Bachiller es el punto final. Es una formación en los valores morales cristianos que mantenemos.
- ¿Cómo trabajan hoy con los estudiantes?
- Se trata de una formación integral y transversal, desde el Jardín de tres hasta sexto año del colegio. La educación se va relacionando con la madurez psicológica que van adquiriendo los niños y luego los adolescentes y jóvenes. Contamos con un gran predio de ocho hectáreas, cuyo autor fue el sacerdote francés Marcelo Artiguebieille. Allí nuestros alumnos viajan y están en contacto con la naturaleza. Priorizamos el cuidado del medio ambiente y también la investigación, ya que contamos con laboratorios de química y de física, y un aula maker donde los chicos pueden desarrollar su creatividad y hacer lo que se proponen utilizando una impresora 3D. También cuentan con una sala de última generación en computación, donde se enseña programación y robótica. Otra cuestión que caracteriza al colegio es la importancia asignada a los idiomas. Después de consultar con los padres nos quedamos con el inglés y tenemos jornada extendida, tanto en el primario como en el secundario, para que los chicos alcancen un muy buen nivel.
- ¿Y en el aspecto espiritual?
- Esta formación integral no está medida únicamente por la enseñanza de las materias que componen la currícula. En cada temática se indican los valores con los que los estudiantes deben comportarse. Por ejemplo, en lo referido al manejo de los celulares y de las redes sociales damos charlas trayendo gente entendida en el tema, inclusive para los padres de los alumnos.
- ¿Cuál es el perfil que tiene un docente del colegio?
- En primer lugar debe ser una buena persona y a partir de allí adaptarse al objetivo que tiene el colegio desde que lo fundaron los padres lourdistas. Se puede enseñar matemática, lengua, historia, geografía, química, física, pero en todos los casos transmitiendo valores. Esa es la misión que les ponemos a nuestros docentes y al equipo directivo. También hay un departamento de orientación en tutoría, con psicólogos y pedagogos que colaboran en esto.
- ¿Cómo mantuvo el Sagrado esta vigencia al cabo de 125 años?
- El colegio era, es y será lourdista. Nuestros egresados salen con el orgullo de decir “soy sagrado” y eso se mantiene hasta el día de hoy. Por acá pasan muchas generaciones de estudiantes, vuelven con 70, 60, 50 años de egresados. Traen placas, asisten a misa, visitan el museo y hacen una reunión de camaradería. Eso es bastante importante, que mantengan ese sello de ser sagrado, ese sentido de pertenencia.
- ¿La incorporación del museo tiene que ver con esto?
- Allí recordamos a aquellos valientes que salieron de Francia en 1890 y llegaron a la Argentina dejando a sus familias y sufriendo el desarraigo. Todos dejaron su impronta en el seminario de Catamarca y luego en Tucumán. Fueron hombres valientes decididos a dar lo mejor de sí y construyeron esta institución centenaria. Representa una gran emoción, una alegría, mantener ese carisma.
- ¿Cuál es la presencia lourdista hoy en día?
- En nuestras instalaciones se encuentra la casa de la comunidad. Actualmente están los padres Ignacio Racedo Aragón y Gerónimo Paz, que son tucumanos, estudiaron en el colegio y luego viajaron a Francia para formarse en Garaison. Un poco mayor que ellos es el padre Bernardo Canal Feijoó, santiagueño, hijo de un gran médico que combatió el mal de Chagas en esa provincia. Ellos viven acá, pero no nos olvidemos de que en Francia está el superior general de la congregación, el padre Horacio Brito, que es tucumano.
- Se trata de una figura importante para la historia de la congregación...
- Él se educó en el Sagrado Corazón, fue ordenado sacerdote por monseñor Blas Conrero y ocupó varios cargos en el colegio, incluso el de rector. En su vida pastoral fue asesor de la Acción Católica durante muchos años, o sea que estuvo en contacto con la juventud. El padre Brito ha estudiado muchísimo el mensaje de Lourdes y es uno de los sacerdotes que más sabe sobre el carisma de las apariciones.
- ¿Cómo imaginan el Sagrado Corazón del futuro?
- Hay muchos desafíos en la educación. Tenemos alrededor de 1.000 alumnos, es un colegio de varones exclusivamente, uno de los únicos que mantienen esa condición en Tucumán. Nuestro objetivo es conservar vivo el carisma de los fundadores y si en algún momento se decide optar por la coeducación (incluyendo mujeres) tendremos que adaptarnos. En este momento la decisión de las familias es mandar a sus hijos a un colegio sólo de varones.