Recuerdos fotográficos: jugando a las escondidas con la imagen
En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.
Esta foto fue tomada durante la década de 1930. Cuando Jorge Olmos Sgrosso la sacó de una extraña caja que guardaba comenzó el juego de siempre. Da la sensación de que el pasado jugara a las escondidas. Nos desafía a descubrir cómo se muestra en el presente. Muchas veces es difícil descubrir de qué se trata. No hace falta analizar mucho para advertir que el paso del tiempo hace de las suyas y se divierte con nosotros, casi como si estuviéramos jugando a las escondidas. “Piedra libre por la construcción de la iglesia de San Roque”. Después de mucho cavilar descubrimos a la izquierda de la imagen, al fondo (arriba), la capilla de San Roque. Y entonces sí, como si fuera un rompecabezas, empezamos a reconstruir la vieja imagen y la hacemos encajar con este presente. Así nos damos cuenta de que el auto que circula con dirección Norte-Sur lo hace por avenida Avellaneda. Aquel boulevard tiene una ancha platabanda con bancos y farolas. Por la calle no sólo pueden circular autos; también están las vías del tranvía. La iglesia San Roque fue construida evocando el medioevo cristiano y fue terminada en 1889. Comenzó a funcionar como el asilo San Roque, donde a los pocos días de ser inaugurado recibió 35 huéspedes. El tiempo se ocupó de deteriorar el edificio; y entonces la Sociedad de Beneficencia logró que los filántropos Alfredo Guzmán y su esposa Guillermina Leston donaran un nuevo edificio en la esquina de Ejército del Norte y México, para que el asilo funcione. Fue inaugurado en 1945. Diez años después cuando el terreno de avenida Avellaneda fue loteado, el Obispado de Tucumán instituyó la parroquia San Roque.
