
Atlético Tucumán consiguió un triunfo pero clave ante All Boys por 2-1 y avanzó a los 16avos de final de la Copa Argentina, donde lo espera Boca. En Rafaela no importaba el cómo; la victoria debía llegar de cualquier forma. Una derrota hubiera significado un golpe duro al corazón “albiceleste”, por lo que el equipo jugó con el cuchillo entre los dientes.
El partido fue trabado, deslucido y con muchas imprecisiones. Sin embargo, el “Decano” logró imponerse en el segundo tiempo con los goles de Lisandro Cabrera y Leandro Díaz, mientras que el conjunto de Floresta descontó sobre el final. Si bien la victoria no llegó con un juego vistoso ni holgado, representa un alivio para un equipo que necesitaba cortar una racha negativa y recuperar confianza de cara a lo que viene. Construir en base a la victoria será el secreto de ahora en más.
El desarrollo del partido no fue el mejor para Atlético, que se encontró con un rival de la Primera Nacional que, pese a no estar pasando su mejor momento en el torneo, demostró ser un equipo capaz de dar pelea, incluso ante clubes de la máxima categoría. En la primera mitad, el “Decano” se mostró impreciso, con dificultades para conectar pases en ataque y generar situaciones claras de gol. Lucas Pusineri, quien busca darle identidad a su equipo tras asumir hace poco más de un mes, realizó algunas modificaciones en el once titular, pero no todas dieron los resultados esperados.
Uno de los cambios que no terminó rindiendo fue el ingreso de Kevin López en la mitad de la cancha. La intención del DT era darle mayor movilidad y profundidad al ataque, pero el exvolante de Independiente no logró desequilibrar debido a reiteradas imprecisiones en la distribución de la pelota. Algo similar ocurrió con Carlos Auzqui, quien tuvo la oportunidad de jugar por la banda derecha pero se mostró estático y no logró conectar con los delanteros. En varios momentos del partido se lo vio fastidioso con sus compañeros, especialmente con Lisandro Cabrera y Coronel, sin encontrar los espacios ni la precisión en la puntada final.
Otro de los cambios obligados en Atlético fue la inclusión de Matías Orihuela en lugar de Juan Infante. La lesión del defensor, que sufrió la rotura de ligamentos cruzados, lo dejará fuera de las canchas por al menos ocho meses, convirtiéndose en una baja sensible para el equipo de aquí hasta final de año. Su ausencia obligó a Pusineri a reorganizar la defensa, aunque en este partido no se vieron grandes inconvenientes en ese sector del campo.
El trámite del partido cambió en el segundo tiempo, cuando Atlético logró aprovechar el desgaste físico de All Boys y presionar más arriba. El equipo de Floresta dejó de ejercer una presión alta, lo que permitió al “Decano” adelantarse en el campo y comenzar a recuperar la pelota en zonas peligrosas. Así, a los 17 minutos del complemento, Adrián Sánchez recibió la pelota en el sector derecho y lanzó un centro preciso al área, donde Cabrera le ganó a su marcador y al arquero para marcar el 1-0. El delantero, ex Newell’s y de reciente paso por Sol de América, convirtió su primer gol con la camiseta de Atlético en su debut como titular, dándole la ventaja a su equipo en un momento clave.
El gol le dio confianza al elenco tucumano, que comenzó a jugar con mayor tranquilidad y a encontrar espacios en ataque. All Boys, por su parte, intentó reaccionar con algunos cambios ofensivos, pero perdió protagonismo en la mitad de la cancha y no logró generar peligro sobre el arco de Juan González. Atlético, con más experiencia y sabiendo que la diferencia de categoría podía pesar en el tramo final del partido, manejó mejor los tiempos y esperó su momento para liquidar el encuentro.
Sobre el final, cuando el partido parecía controlado, Díaz apareció dentro del área para corregir un disparo de Mateo Bajamich y estampó el 2-0, que parecía sentenciar la historia. Sin embargo, en una de las últimas jugadas del partido, All Boys logró descontar, dándole suspenso a los minutos finales. Atlético terminó sufriendo más de lo esperado, pero logró sostener la ventaja y asegurarse el pase a la siguiente ronda.
Esta victoria “a como dé lugar” es más que un simple avance en la Copa Argentina. Atlético venía atravesando un momento complicado, con solo dos triunfos y un empate en 11 partidos disputados, lo que había generado dudas en el plantel y en el cuerpo técnico. El cambio de entrenador sumó una presión extra, y la seguidilla de malos resultados ponía en riesgo la estabilidad del equipo. De hecho, una eliminación ante un rival de una categoría inferior y en medio de una racha negativa de cinco derrotas consecutivas habría sido un golpe difícil de asimilar.
Ahora, el panorama cambia ligeramente. Si bien el equipo aún tiene mucho por mejorar, este triunfo le permite tomar aire y afrontar con otra mentalidad lo que queda del Torneo Apertura, donde aún tiene cinco partidos por disputar. Además, la clasificación le asegura un duelo atractivo contra Boca en los 16avos de final de la Copa Argentina, un desafío importante tanto desde lo futbolístico como desde lo anímico y económico.
Más allá de las falencias en el juego, Atlético consiguió lo que necesitaba: cortar la mala racha y seguir con vida en un torneo que puede traerle grandes beneficios. Ahora, con el alivio de haber ganado después de mucho tiempo, el desafío será aprovechar este envión anímico para mejorar el rendimiento y encarar con otra actitud la recta final del semestre. Si le alcanzará ese alivio para meterse entre los ocho mejores de su grupo en el torneo doméstico es una incógnita. Por el momento, el objetivo del “Decano” es otro: tratar de llegar lo más entero posible a mitad de año.