
“Tendríamos que preguntarnos ¿A qué me conduce un líder?, porque si me lleva al matadero, es un falso líder”. Con esta frase contundente, la doctora en Letras y Humanidades María Laura de Arriba definió uno de los puntos centrales del debate sobre el liderazgo político actual en la última emisión de Panorama Tucumano, el ciclo de LG Play conducido por Federico van Mameren. En el programa, junto con el analista político Patricio Adorno y el entrenador de líderes empresariales Martín Merlini, se abordó la problemática del liderazgo en la política argentina y mundial.
Discursos violentos
De Arriba cuestionó el discurso de ciertos líderes que, en lugar de promover mejoras para sus seguidores, ejercen una fascinación que no se traduce en un verdadero salto emancipatorio. Señaló que en muchos casos la violencia verbal de los discursos políticos actuales se traduce en violencia física, aunque no necesariamente ejecutada directamente por el líder en cuestión. Según su perspectiva, el liderazgo basado en la imposición y la verticalidad no crea cambios positivos.
Por su parte, Adorno contrastó esta idea y planteó una diferencia entre discurso violento y discurso autoritario. Según él, el primero atenta contra la integridad de una persona, mientras que el segundo establece posiciones firmes en un contexto de necesidades claras. En opinión de Adorno, la política se encuentra en una situación donde el centro democrático perdió fuerza, lo que dificulta el diálogo entre adversarios.
“Etapa adolescente”
El debate también abordó la etapa histórica en la que se encuentra la democracia argentina. Adorno utilizó una metáfora llamativa: “La democracia argentina está en una etapa adolescente”. Lo hizo para referir a la falta de madurez política y a la urgencia con la que se demandan soluciones a problemas estructurales de larga data. De Arriba coincidió con esta visión y añadió que hay una tendencia a exigir cambios rápidos en un tiempo político que no lo permite, lo que genera frustración y conflictos constantes. Merlini aportó una mirada desde el liderazgo empresarial y destacó el ejemplo de Lionel Scaloni como un modelo de líder moderno. “Si observamos a Scaloni, vemos que trasmite sabiduría y humildad sin resignar la exigencia en el plantel. El juego que muestra es resultado del trabajo de los últimos años en donde plantea un equipo en el que todos son líderes”, afirmó. En este sentido, cuestionó la figura tradicional del líder único y planteó la posibilidad de una nueva estructura de liderazgo basada en la colaboración y el trabajo en equipo.
Sin embargo, De Arriba advirtió que no todos los líderes políticos actuales poseen las cualidades de Scaloni y que, en muchos casos, los discursos autoritarios ganan terreno. Mencionó como ejemplos a Donald Trump, Vladimir Putin y Javier Milei, y argumentó que sus discursos generan miedo incluso entre sus seguidores. Adorno, reconoció que el liderazgo de Milei responde a un momento histórico particular. “Creo que Milei era necesario en este momento, pero no entiendo bien para qué”, dijo, dejando abierta la discusión sobre el rol que cumple el presidente. A su vez, Merlini destacó que los líderes están en constante evolución, pero que la clave está en discernir si lo hacen para mejorar o para imponer sus creencias sin escuchar al resto de la sociedad.
Entender al adversario
Otro punto de discusión fue la relación entre el liderazgo y la comprensión del adversario político. Adorno afirmó que “Milei comprende más a Cristina Fernández que a Rodríguez Larreta”, por la forma en que el actual presidente utiliza el escenario político e institucional para afianzar su posición. En el ámbito provincial, también analizó la relación entre Osvaldo Jaldo y Juan Manzur. Identificó al primero como un líder con perfil de caudillo y al segundo como un tecnócrata.
Para concluir, Merlini destacó la diferencia entre jefes y líderes. Mientras que los jefes imponen su autoridad sin atender las necesidades de su gente, los líderes contemporáneos promueven una estructura más horizontal, donde todos los miembros del equipo tienen un rol activo. En este sentido, volvió a tomar a Scaloni como ejemplo de un liderazgo moderno y exitoso, en contraposición a los modelos de liderazgo político tradicionales.