
Dormir bien es tan importante como para el bienestar como comer sano o algo de actividad física en la semana. Pero es a la misma vez lo más fácil de abandonar. Si tenemos tiempo, nos quedamos hasta tarde despiertos para completar una tarea y así se nos va el descanso nocturno. Las estadísticas son inquietantes: cada vez los argentinos duermen menos.
La Nación reveló cuál era la situación de los argentinos respecto al descanso nocturno. La Worldwide Independent Network of MR (WIN) que realiza un sondeo anual sobre hábitos y problemas del sueño, en su edición de 2025 junto a Voices Argentina, indica que en nuestro país el 38% de la población no duerme bien. Es decir, duerme pocas horas, se desvela temprano o más de una vez en la noche y, en consecuencia, siente fatiga durante la siguiente jornada.
Las estadísticas del sueño en Argentina
Esta estadística prueba que la calidad del sueño va en declive, especialmente en las grandes ciudades, por múltiples factores, afectando relaciones personales, laborales y, en ciertos casos, desembocando en patologías clínicas o psicológicas.
En Argentina, y en el resto del mundo, los problemas de sueño se deben a factores similares como sociales, económicos y personales. Además se reveló la tendencia de que el uso desmedido de pantallas, complejiza la situación, algo que particularmente se dispara en jóvenes de 18 a 24 años, entre los cuales siete de cada diez admiten que se desvelan por el uso de la tecnología con mucha frecuencia.
¿Por qué los argentinos duermen menos?
Factores físicos y emocionales
De acuerdo con el doctor Alejandro Andersson, neurólogo y Director del INBA (Instituto de Neurología Buenos Aires), los factores desencadenantes pueden ser el estrés, que rompe la arquitectura de nuestro sueño haciéndolo superficial y breve; patologías como la depresión o las alteraciones hormonales. “Hay también otras afecciones clínicas, como el hipertiroidismo, la fibromialgia, los dolores musculares o articulares, migrañas, problemas digestivos y también los abusos de sustancias”, agrega Andersson.
Factores externos
Para Marcela Smurra, médica neumonóloga del Sanatorio Modelo de Caseros, la moderndiad actual también desafía el descanso. “Desde la industrialización, la organización del trabajo con horarios, el desarrollo de la iluminación eléctrica y la carrera por la producción con la necesidad de trabajar en horarios que deberían ser de descanso, los trastornos de sueño aumentan y, aún sin enfermedades, son muchas las situaciones que afectan el ritmo circadiano del sueño”.
El avance de la tecnología y el uso de las pantallas casi sin restricciones se vuelve cada vez más preocupante. Facundo Nogueira, médico especialista en Medicina del Sueño, detalla: “Las pantallas led, las computadoras y los celulares emiten luz azul, de mucha potencia, que puede confundir al cerebro indicándole que se trata de luz solar. Eso desregula el sueño, y ni hablar del contenido estimulante que se recibe por esas vías, invitando a seguir scrolleando o instalando temas de preocupación".
Consecuencias del mal descanso
Los especialistas coinciden en que las consultas por dificultades para dormir se registran también afecciones físicas que impiden el buen descanso, con consecuencias en la vida diaria: las apneas del sueño y los ronquidos son las más frecuentes. El doctor Sebastián López, médico otorrinolaringólogo, especializado en roncopatía y apneas del sueño del Hospital Italiano, dice que el 30 % de las consultas son sobre ronquidos o apneas de sueño. “Se estima que aproximadamente el 45% de los adultos ronca”, afirma.
Una de las problemáticas que afecta a los argentinos es el llamado "divorcio del sueño". “Esto refiere a la decisión de dormir en camas separadas, un tema que cada vez se discute más en relación a la calidad del descanso”, aporta Andersson y detalla: “En muchos casos, las diferencias en los patrones de sueño, como los horarios distintos, los ronquidos o los movimientos nocturnos, pueden afectar la calidad del sueño de la pareja.
Calm realizó encuestas los primeros días de marzo de este año para dimensionar cuantitativamente las parejas que compran colchones para dormir separados y los resultados arrojaron que 2 de cada 10 parejas lo hacen y que 5 de cada 10 manifiestan que aún no se animan, pero que les gustaría probar.