

Gustavo Grifasi se jubiló como profesor de historia, pero su pasión por reconstruir los interminables rompecabezas del pasado sigue intacta. En su nueva obra, Arqueología Dorada del Básquet Argentino, el autor documenta de manera exhaustiva todos los títulos obtenidos por los seleccionados y equipos argentinos de ambas ramas y todas las categorías, en un viaje que abarca campeonatos mundiales, olímpicos, panamericanos, sudamericanos y torneos extraoficiales. El resultado es un registro detallado de 178 campeonatos logrados por el básquet argentino en casi un siglo de historia.
Con motivo de la presentación del libro, que se realizará el viernes 28 de marzo a las 18:00 hs en el Museo Casa Arias Rengel (La Florida 20, Salta Capital), conversamos con Grifasi sobre la importancia de este trabajo y su visión sobre el deporte nacional.
-¿Cuál dirías que fue el mayor desafío al momento de investigar y escribir este libro?
- El mayor desafío es la información. Si alguien cree que todo el conocimiento humano está en internet, se equivoca ferozmente. Hay muchos datos inciertos, lagunas, contradicciones, informaciones que son totalmente opuestas. Por lo cual, tenés que recurrir a una tercera, una cuarta y hasta una quinta fuente para definir qué es realmente lo que ocurrió y cómo fue el resultado.
Y ahí me di cuenta de algo que yo siempre vengo diciendo: tenemos un país con pocos historiadores. Tenemos 200 años de historia, que en la historia mundial es apenas un pestañeo. Y lo que le falta a este país son historiadores o escritores, personas que plasmen en un libro o en un artículo los hechos. Vos sos periodista, ¿no? Sabés que una de las principales fuentes de mi libro son los periodistas deportivos. Bueno, a este país le falta eso, porque un hecho puede ocurrir o una persona puede existir, pero si no hay alguien que lo registre, con el tiempo se diluye. Es cierto que perdura la tradición oral, pero la documentación escrita tiene un valor mucho más importante porque resiste mejor el paso del tiempo.
-En tu libro utilizás el término "arqueología" para describir tu método de investigación. ¿Por qué elegiste esa palabra?
-Yo elegí el término "arqueología" porque sé lo que hago. No se trata solo de buscar en Google y obtener la respuesta al instante. No. Por ejemplo, cuando escribí Arqueología dorada del atletismo, si estaba investigando sobre salto con garrocha, donde brillamos con Germán Chiaraviglio, tenía que ingresar a los registros de torneos como el Grand Prix de Brasilia.
Ahí entrás y encontrás una serie de pestañas que debés ir abriendo una por una: 100 metros, 200 metros, 400 con vallas, salto largo... hasta llegar a salto con garrocha y ver si algún argentino obtuvo una medalla. Y después de media hora de hurgar, te das cuenta de que Argentina no sacó ninguna medalla dorada. Entonces, hay que buscar en otro Grand Prix, en Lima, por ejemplo. Y el problema es que, además del tiempo que lleva, hay errores en la red. A veces, un dato indica que la medalla fue de un argentino, y otro dice que fue de un brasileño.
Ese trabajo de hurgar y seguir hurgando es como un trabajo de campo, de historia aplicada. Tenés que descargarte documentos enteros y, para obtener un solo dato, revisar 100 o 120 páginas. Por eso, la idea de "arqueología" me pareció la más indicada: así como los arqueólogos excavan en la tierra, yo excavo en la información digital.
-¿Qué te motivó a escribir este libro en particular?
- Es una pregunta interesante y rara a la vez. Vos sabés que publiqué 18 libros desde hace más de dos décadas. Escribo desde los 13 años. Y cuando miro mi trayectoria, veo que siempre trato de resaltar aspectos de la argentinidad.
Escribí un libro que se llama Buscando la argentinidad, que es un ensayo filosófico de la historia. También investigué sobre figuras olvidadas como Lola Mora o el Dr. Salvador Mazza, y sobre la genética de San Martín, Yrigoyen y Perón en Historia de los mestizos. Pero me faltaba abordar el deporte.
No fui deportista, no jugué al básquet ni nada parecido, pero en 2020 se me ocurrió hacer este libro porque siempre investigaba los éxitos deportivos de Argentina y notaba que la información estaba dispersa, fragmentada. Si Argentina salió campeón en un Sudamericano o en un torneo internacional, no había un solo sitio donde estuviera todo compilado.
Entonces, pensé en hacer un libro en formato códex, una compilación de todos los logros deportivos argentinos. Empecé en 2021 y, para 2025, ya terminé cuatro volúmenes: básquet, vóley, atletismo y judo. Solo publiqué Arqueología dorada del básquet argentino hasta ahora. Seguramente influyeron en mi interés la Generación Dorada, Paula Pareto, Germán Quiroga Villlo y figuras del vóley como Hugo Conte.
Busqué y busqué y me di cuenta de que no existía un solo lugar donde estuvieran condensados todos los títulos de selecciones argentinas, ya sean de hombres, mujeres, juveniles, veteranos, infantiles o incluso de deporte adaptado.
Arranqué con el básquet y me di cuenta de que era un trabajo monstruoso. Francamente, empecé sin saber si lo terminaría, pero lo logré. Entre títulos de hombres y mujeres de todas las categorías, Argentina tiene 178 títulos internacionales.
El libro es completamente analítico y estadístico, pero también tiene interpretación. Hay un capítulo dedicado a la historia del básquet femenino y otro al básquet en Salta. Ahora, cualquier persona que quiera saber qué ganó Argentina en básquet tiene toda la información en un solo lugar. Algún día lo subiré en formato digital, pero por ahora está en códex. Creo que es una manera más de seguir resaltando la argentinidad en el deporte.
-¿Cómo influyeron los hitos del básquet en nuestra cultura?
- Vos sabés que en el deporte argentino todo triunfo parece una hazaña, algo épico o heroico. No es solo talento, aunque claramente hay talento, sino también temperamento, lucha y el no rendirse jamás. Cuando escribí "Buscando la Argentinidad", tratando de descifrar el ADN del argentino, noté que nuestra identidad es el resultado de una mezcla única. Tenemos raíces europeas, precolombinas, árabes, hebreas, polacas y africanas. Todo esto conforma un mestizaje cultural y sanguíneo único en el mundo. Y en el deporte, donde competimos de igual a igual con extranjeros, este factor se hace evidente. No siempre ganamos, claro, pero lo que nunca falta es esa lucha hasta el último segundo.
-¿Tuviste algún hallazgo o descubrimiento que merezca destacarse en tu investigación?
- Sí, muchos. Por ejemplo, recuerdo haber leído que en salto con garrocha, Valeria Chiaraviglio había ganado la medalla de oro en Río de Janeiro. Cuando investigué para el libro de atletismo, no encontré el dato por ningún lado. Internet es volátil, sitios que desaparecen, datos que se pierden. Entonces, le escribí a Valeria por Instagram y le pregunté directamente. Y ella misma me respondió sorprendida: "Mira, ni yo me acordaba". Me confirmó que fue la primera vez que las mujeres compitieron en garrocha y que obtuvo la medalla de oro, pero ni siquiera ella lo tenía presente. Casos como ese, muchos.
- ¿Cuáles son tus expectativas con este libro?
Entrevistado: Te soy sincero, Daniel, soy tremendamente pesimista. La gente ya no lee; cree que leer WhatsApp o Instagram es leer. Entonces, ¿por qué seguimos escribiendo? Porque es una vocación, un mandato. Un día sin escribir me deja incompleto. Aunque hoy pocos lean, en algún momento lo que escribimos le va a servir a alguien, dentro de diez o cincuenta años. Y con eso basta. La escritura solo se completa cuando alguien la lee. Y esa esperanza, aunque cada vez más débil, sigue presente.
-¿Cómo valorás la historia del básquet argentino?
Se habla mucho de la Generación Dorada de Ginóbili, Scola y compañía, pero yo recalco en mi libro que esa fue la segunda. La primera generación dorada fue la que nos hizo campeones del mundo en 1950, bajo la presidencia de Perón. Lo irónico es que la Revolución Libertadora de 1955 los proscribió y los trató como ciudadanos de segunda categoría. Pasaron de ser campeones condecorados a ser desacreditados y olvidados, simplemente porque Perón los había premiado. Cuestiones como esta, encontré muchas en mi investigación.
- ¿Qué valoración hacés del básquet argentino en la actualidad?
-Hoy en día, el básquetbol está en decadencia por muchas cuestiones. Generalmente, cuando un deporte alcanza la cúspide, luego viene un periodo de declive. En los últimos 20 años, Argentina fue una de las principales potencias mundiales. En mi libro analizo que, de 20 competiciones internacionales, Argentina llegó a 16 semifinales, ganando 14 de ellas en torneos ecuménicos. Es un logro inaudito para un país periférico, sin una política deportiva consolidada y con deportistas básicamente amateurs, que compitió de igual a igual con potencias europeas y la NBA.
No hay que olvidar que en Atenas 2004, el famoso Dream Team estadounidense sufrió su primera derrota ante Argentina, con todas sus estrellas en cancha. Eso fue histórico. Hoy, en cambio, Argentina no logró clasificar al último Mundial ni a las últimas Olimpiadas, y ahora estamos luchando por ingresar a la AmeriCup, el torneo más importante de América. No nos va bien. Son ciclos históricos: tras el esplendor, llega un periodo de decadencia, hasta un eventual resurgimiento. Esto ocurre en muchas esferas de la vida, como la cultura, la economía y, en este caso, el deporte.
-Contanos sobre tus proyectos futuros.
- Muchas veces cuando cuento esto, la gente no me cree. He publicado 18 libros, algunos creen que es mucho, a mí no me parece tanto. Actualmente, estoy trabajando en 12 libros, además de tener otros cuatro ya terminados.
Hace dos años terminé la biografía de un cura que fue un gran constitucionalista y patriota. Al principio, tenía dudas, pero como siempre, me terminé enamorando del personaje. Ya publiqué una biografía sobre Lola Mora y también la de Salvador Mazza, un hombre desconocido para muchos, pero cuya historia me impactó tanto que decidí escribir sobre él.
Entre mis proyectos está la segunda parte de "Historia de los mestizos" y la continuación de "Enciclopedia de la traición", donde abordo las grandes traiciones desde la Biblia hasta la historia argentina. También estoy escribiendo sobre un emperador bizantino llamado Georgios Mañáquez, quien creó mi apellido hace más de 1000 años. Investigar Bizancio ha sido un desafío enorme.
Por otro lado, tengo un proyecto que puede generar mucho impacto: desde hace 20 años conservo un pequeño bolso que pertenecía a Lola Mora. Contiene una serie de documentos muy íntimos y personales. Cuando publique y analice estos documentos, creo que será una bomba. Ya con su pasaporte italiano escribí un libro; imaginate lo que puedo hacer con los 70 documentos que tengo, incluyendo un abanico lleno de dedicatorias hacia ella.
- ¿Creés que tu obra puede inspirar a otros escritores?
-Mirá, te soy sincero: soy pesimista en este sentido. Hoy en día, los libros están muertos. Me sorprende que me hagas esta nota, como también me sorprendió dar entrevistas para Aries y Página 12. No tengo expectativas de que me lean, ni de ser reconocido o ganar premios. Escribo porque tengo la vocación de hacerlo. Durante tres décadas fui profesor de historia, pero siempre me sentí escritor. Nunca hice cursos ni talleres literarios, aprendí solo. Empecé a escribir a los 13 años, enamorado de una compañerita de colegio. Desde entonces, no paré.
Publiqué cuentos, ensayos y biografías, pero siempre con un eje transversal: la argentinidad. No tengo grandes expectativas, pero sé que algún día, lo que escriba le puede servir a alguien. Quizás a alguien le interese, lo entretenga o lo motive. Con eso, yo ya estoy satisfecho.