
El telescopio James Webb (JWST por sus siglas en inglés) de la NASA, una de las proezas de la tecnología que permite ver años adelantados y revelar lo inconcebible para el ser humano, dejó evidencia de otra imagen increíble: la formación de un sistema estelar que emana una nube de colores naranja, azúl y violeta, una postal surreal de un acontecimiento a unos 650 años-luz de distancia.
La última imagen del JWST revela increíbles detalles y una estructura extraordinaria que da lugar a Lynds 483 (L483). En concreto, la luz infrarroja cercana de alta resolución captada por el observatorio muestra una compleja estructura en esta nube molecular en la que se forman estrellas.
Los detalles de una imagen impactante
En el centro de la fotografía se puede observar una fina nube vertical -L483- que tiene una forma similar a un reloj de arena con bordes irregulares. El lóbulo inferior está ligeramente recortado y el superior se ve en su totalidad, estrechándose en la parte superior. En el centro del reloj de arena se encuentran las dos protoestrellas formándose.
Dos estrellas en formación son responsables de las resplandecientes eyecciones de gas y polvo que brillan en naranja, azul y violeta en esta imagen en color publicada el viernes (07.03.2025), informan notas de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia estadounidense NASA.
Las nubes moleculares especialmente densas como L483 se califican como nebulosas oscuras debido a su capacidad para oscurecer el medio. Estas, en contra de lo que puede parecer, son los entornos más fértiles para la formación de estrellas, informan desde la DW.
El desarrollo de las estrellas
Dentro de millones de años, cuando las estrellas hayan terminado de formarse, cada una podría tener una masa similar a la de nuestro Sol. Sus erupciones habrán despejado la zona, barriendo estas eyecciones semitransparentes. Quizás solo quede un pequeño disco de gas y polvo donde eventualmente podrían formarse planetas, explican desde la agencia espacial.
L483 recibe su nombre de la astrónoma estadounidense Beverly T. Lynds, quien publicó extensos catálogos de nebulosas "oscuras" y "brillantes" a principios de la década de 1960. Lo logró examinando cuidadosamente las placas fotográficas (previas a la película) del primer Sondeo del Cielo del Observatorio Palomar, registrando con precisión las coordenadas y características de cada objeto.