Por Bruno Farano
24 Marzo 2025
El primer tiempo que San Martín de Tucumán jugó contra Gimnasia y Tiro fue lo mejor que exhibió en lo que va de la temporada de la Primera Nacional. Los dirigidos por Ariel Martos encontraron el juego asociado; tuvieron movilidad, intensidad, sacrificio y solidaridad para recuperar rápido la pelota, enjundia para ir al frente y así generaron varias aproximaciones ante un “Albo” salteño que llegó a La Ciudadela decidido a llevarse algo.
Los aplausos con los que los hinchas despidieron a los jugadores en el final de la primera mitad fueron genuinos. El equipo mostró lo que muchos le estaban reclamando: explosividad, presencia y voracidad ofensiva.
El 4-3-3 le rindió frutos al entrenador. Contra Tristán Suárez, con el mismo esquema, el equipo había insinuado algo de lo que pretende Martos. Sin embargo, San Martín todavía no es el mismo cuando juega lejos de su casa y eso tal vez fue lo que en esa ocasión le había impedido terminar de conformar a sus hinchas.
Con Matías García como eje del medio y Gustavo Abregú y Juan Cuevas como laderos, San Martín tuvo buena circulación en el medio. Se mostró vertical, incisivo y explotó la velocidad y la explosión de Franco García, quien fue una pesadilla para la última línea de Gimnasia.
El punto débil del “Santo” en las primeras seis fechas (e incluso en el duelo por Copa Argentina contra Colón) había estado en la generación de juego. El equipo no se mostraba cómodo con la pelota en los pies, y ver dos o tres pases seguidos parecía casi una utopía.
Pero en los primeros 30 minutos se mostró sólido en ese aspecto. Movió la pelota de un lado al otro con velocidad, buscando el momento preciso para lastimar a un equipo que en ningún momento se metió atrás.
El 1-0 llegó por medio de un penal generado por Abregú, que luego de una buena jugada hizo la pausa en el momento preciso para recibir la falta. Martín Pino cambió la pena por gol, pero antes San Martín ya había hecho los méritos suficientes para ponerse en ventaja.
El equipo va creciendo en la idea de juego. “Vamos a necesitar algunos partidos para que la idea de juego se refleje de la manera que pretendo”, había declarado hace algunas semanas Martos. Y lo que mostró en esta ocasión de la da la razón al entrenador. San Martín creció en el rendimiento y logró un triunfo que le permitió subirse a la cima.
El único déficit que mostró San Martín de Tucumán
Si hay algo que se le puede reclamar al equipo es la falta de definición en los metros finales. Antes del 1-0 había tenido oportunidades para ponerse arriba en el marcador, pero las malas decisiones en los últimos metros lo privaron de conseguirlo. Además, en el complemento cuando el equipo le cedió la pelota a Gimnasia y Tiro buscando explotar los espacios, falló mucho en los contragolpes.
Si hubiera estado más fino en ese aspecto, el resultado podría haber sido más abultado.
Además, en esta oportunidad también mostró algunos desajustes en el retroceso; un punto que debe ajustar para evitar tener momentos indeseados.
Pero más allá de todo, la imagen que dejó el “Santo” fue muy buena. Con juego, con agresividad, con buena idea y con explosión, logró un triunfo importantísimo. En siete partidos (cuatro en condición de visitante) es líder y está invicto. Tiene que seguir mejorando, pero el nivel va creciendo partido a partido y ese no es un detalle menor.
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