
El espejo retrovisor
El presente obliga a los principales gestores de la vida pública a avanzar. Atrás queda siempre un pasado que interpela las acciones actuales. Las responsabilidades de las amenazas y del crecimiento de la droga tiene responsables que no terminan de señalarse. La normalización de algunas conductas corroe las instituciones El ejemplo de la ciencia.

No habían pasado muchas horas desde que el gobernador y todo su gabinete habían hecho públicas las amenazas. Las agresiones eran contra el mandatario y contra el Juez de Ejecución Gonzalo Ortega y de los fiscales Carlos Sale, Ignacio López Bustos y Pedro Gallo. Casi en el acto un aluvión de solidaridad y de preocupación empezó a llegar. Un empresario que disfruta del calor del poder miraba lo que estaba ocurriendo y descargó su preocupación porque de alguna manera estaban dañando la imagen de Tucumán todos estos episodios.
Horas antes el titular del Poder Ejecutivo había dicho que “Tucumán no era Rosario”. Si consultáramos a la inteligencia artificial podría decirnos que eso es una perogrullada. Pero el mensaje del hombre elegido para conducir la Provincia encerraba un mensaje muy preciso. Palabras más, palabras menos intentaba decir que el desorden y descontrol que muestra la ciudad portuaria no se da en Tucumán. También que el narcotráfico y sus trapisondas no tienen cabida en esta ciudad subtropical.
Por unas horas el tiempo se detuvo en Tucumán. El vértigo que suelen exhibir los tiempos actuales se ralentizó.
Apareció en escena un tal “Miguelón” que está preso y que aparentemente desde allí habría motorizado las amenazas que terminaron cayendo sobre las figuras públicas de esta provincia.
“Miguelón” tiene un prontuario sorprendente. Entre sus habilidades figura hacer lo que quiere ante las autoridades. Lo curioso es que a esos responsables que lo dejan hacer no les pasa nada. No suelen ser ni castigados, ni interpelados ni sumariados. Como botón de muestra alcanza una foto de hace años en la que aparece fumando marihuana y tomando vino en botellas de agua dentro de la comisaría en la que está detenido.
El actual mandatario provincial, cuando expuso este tema a toda la ciudadanía manifestó que “este señor que ha amenazado, evidentemente, pensaba que la impunidad lo iba a proteger siempre. Y cuando llegó este Gobierno se le acabó la protección”. El titular del PE fue muy fuerte con quienes lo antecedieron.
Las palabras del gobernador de la Provincia avaladas por legisladores y miembros del gabinete y la advertencia que hizo un empresario pero que podría haber sido cualquier ciudadano confirman que el martes fue un día negro para Tucumán. Quedó claro que durante décadas las cuestiones vinculadas a la droga han incursionado por meandros políticos que han hecho que desemboquen en la nada. Y, por lo tanto, han ido creciendo con la anuencia de cada una de las gestiones anteriores. Cabe destacar que en el caso de Tucumán prácticamente no ha habido alternancia. Por lo tanto, hay una cierta complicidad de los protagonistas actuales con los del pasado.
No hay denuncias, no hay dedos acusatorios, no hay responsables claros o directos. Todo se diluye en una nebulosa que el tiempo se lleva.
Despreocupación
Algo parecido ocurre con la investigación que pidió la Procelac sobre la entrega de dinero en épocas electorales de municipios del Noroeste Argentina. La Justicia camina lentamente en su proceso de indagación.
Sobre este tema no ha habido pronunciamientos tan claros ni certeros. Sólo parece que los actores principales estuvieran tan lentos de reflejos como el intendente de Yerba Buena, Pablo Machiarola, para hacer andar el semáforo de Moreno y Perón o para tapar los baches cuyas cinturas crecen por minutos.
La denuncia del fiscal general, titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) Diego Velasco, plantea que “ante el desconocimiento del destino de los fondos públicos extraídos en efectivo de las cuentas bancarias municipales, contemporáneamente a fechas electorales, es que deviene oportuno anoticiar a los magistrados competentes, dado que lo actuado no permite descartar escenarios de la posible comisión de hechos ilícitos y a través de un proceso judicial se podría profundizar la pesquisa, disponiéndose medidas de exclusivo resorte jurisdiccional para terminar de dilucidar las hipótesis delictivas”.
En idioma mileísta las palabras del expedientes habilitarían a despotricar contra los políticos, contra los que vinieron antes e incluso contra el sistema electoral. Han habido movidas como la boleta única en la que todos los mileístas se han dedicado a destacar la importancia de la transparencia. En este caso han callado.
Hay algo que viene ocurriendo en los últimos meses y es que el oficialismo nacional ha venido haciendo un curso acelerado de política. Esta semana ha aprobado una materia más. La habilitación para tener acceso al Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional ha mostrado “muñeca” política. La Cámara de Diputados de la Nación ha aprobado y por lo tanto liberado el acceso al crédito sin decir cuánta es la plata que recibiría Argentina. Un hecho mágico que no podría suceder en ningún hogar argentino.
Está claro que una de las materias que vienen aprobando con buena nota los hombres de la Casa Rosada es Negociación. Tal vez por eso todas las cuestiones que llaman la atención en la denuncia de la Procelac no genera ni la más mínima curiosidad en los ámbitos gubernamentales.
Chau José
Cuando comenzaba a despedirse para siempre esta semana que nunca más volverá ocurrió un hecho curioso en la Legislatura. El oficialismo nacional retiró su bloque de la Legislatura. En definiciones muy simples le dijo “hasta siempre” al legislador José Macome. La Cámara tucumana desde siempre ha tenido mala fama, pobre. No por pobre precisamente, si no por el manejo de sus fondos. Bajo el justificativo de mantener o bajar el porcentaje respecto del presupuesto general de la provincia ha disimulado el sistema de control -¿manejo?- que las autoridades legislativas han hecho sobre los legisladores. En general salvo rarísimas excepciones todos han terminado bailando la música que ha puesto el oficialismo. Los contratos y las mil y una forma de disimular gastos en la Cámara han sido mirados con envidia por algunos políticos y con sospechas por otros. La tácita anuencia a estas cuestiones es la que de alguna manera crítica La Libertad Avanza y por eso retira su bloque de la estructura legislativa. Suena exagerado cuando ponen celo en estas cuestiones y no en otras.
La semana ha sido un claro ejemplo de cómo se mueve la vida pública de la Argentina. También ha dejado muy claro que muchas cosas que se padecen hoy tienen que ver con las gestiones de antaño. Hoy un hombre como “Miguelón” no sería protagonista si la política hubiera llegado a tiempo en las cuestiones vinculadas con la droga, su comercialización y la decisión de matar a una sociedad. Esas actitudes han ido normalizando una vida que seguramente incómoda a muchos tucumanos.
Ciencia y sueños
Estos siete últimos días encerraban también el recuerdo de la Pandemia. Haber vencido y prácticamente inutilizado al coronavirus (más famoso que “Miguelón”) es algo que devuelve esperanza y fuerza a una sociedad que estuvo al borde de la muerte. En LA GACETA, el maestro Alfredo Miroli dejó la enseñanza del poder de la ciencia y de su capacidad para ordenar y salvar vidas en un tiempo cada vez más corto. Y casi al mismo tiempo un hombre de la universidad tucumana que es valorado en el mundo por su capacidad de análisis y por su cultura económica participó de la inauguración de Alter Point, emprendimiento empujado por tucumanos soñadores. Allí, Ricardo Arriazu contó las oportunidades que tiene la Argentina para crecer y que para cumplir ese sueño cercano (habló de los años 30 de este siglo) sólo hace falta hacer bien algunas cosas. Sólo algunas. ¿O será mucho pedir?