
En el mercado se siguen preguntado cuál será el nuevo esquema cambiario en la Argentina. Sucede que, tras la aprobación del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) para avanzar con el nuevo acuerdo con el FMI, los operadores están más que seguros que la devaluación administrada del 1% mensual (“crawling peg”) llegó a su fin y que, más temprano que tarde, habrá correcciones. El escenario es complejo si se toma en cuenta que las reservas netas del Banco Central, las que están verdaderamente disponibles, siguen con saldo negativo, mientras la entidad monetaria sigue vendiendo divisas en el Mercado Único Libre de Cambios. En ese contexto, una de las apuestas de la administración del presidente Javier Milei es que el campo liquide los agrodólares para que, de ese modo, el Central recupere poder de fuego.
Las dudas en torno al esquema cambiario se recrudecieron especialmente con la entrevista que brindó el martes, el ministro de Economía, Luis Caputo, cuando respondió que la cuestión cambiaria “es parte del acuerdo y no lo puedo decir” ante la pregunta de si nos dirigimos a un régimen de libre flotación o continua el “crawling peg”. Como consecuencia, el Contado con Liquidación escaló 3,5% diario y alcanzó la mayor suba diaria desde julio de 2024. Este overshooting se extendió a los dólares futuros, con el contrato con vencimiento a fines de este mes cerrando en $1.124 (versus $1.069 el oficial) con tan sólo siete ruedas hábiles por delante, advierte Ecolatina. El desalineamiento de las expectativas de devaluación desarticuló el carry en dólares, factor clave para mantener en equilibrio el mercado libre de cambios.
Más allá de la volatilidad cambiaria, el economista y docente de la Universidad del CEMA, Federico Vacalebre, indica a LA GACETA que los aumentos en la divisa estadounidense que se vieron en los últimos días “tienen que ver con la presión cambiaria que suelen aparecer. Son oscilaciones que son parte del ciclo y no necesariamente e la tendencia”.
Por esa razón, el analista no observa que esos reajustes en las cotizaciones alternativas de las divisa estadounidense hayan llegado para quedarse. Recordó, en ese sentido, que un escenario similar se observó en el segundo semestre del año pasado. “Tuviste un dólar que llegó a los $1.400 por unidad y, más que todo, estuvo relacionado con la estacionalidad, porque el Gobierno también tuvo que pagar deudas comerciales, como las de Cammesa, y la presión sobre el dólar llevó a la suba en ese momento”, detalló. Vacalebre explicó también que, tras ese repunte volvió en los meses siguientes a un valor de entre $1.000 y $1.100. “Por eso digo que es una cuestión de ciclo y no de tendencia. Además, la estabilización de los fundamentos de la macroeconomía marca un rumbo acerca de qué es lo que se quiere para la Argentina”, subrayó.
En ese contexto, el economista sostuvo que el nuevo acuerdo con el FMI permitirá el saneamiento del Banco Central, pero además le dará más robustez al sistema financiero, lo que, a su vez, permitirá captar más reservas internacionales.
Respecto de la estacionalidad, Vacalebre insistió en que, durante este período, “el Gobierno está aguardando que aquellas reservas se recompongan con los dólares de la cosecha gruesa del campo”. Esa cuestión y el acuerdo con el FMI se constituirían en factores que ayudarán a contener la incertidumbre cambiaria en el corto plazo, aunque no garantiza la desaparición de la volatilidad cambiaria.