

El triunfo de la realización brasileña “Aún estoy aquí” en la última gala de los Oscar, como mejor producción internacional, consolida un interés muy particular de Hollywood sobre los procesos militares represivos en América Latina.
Varias películas de distintos países que abordaron esa época en sus respectivos contextos fueron nominadas al galardón e incluso las dos realizaciones argentinas ganadoras del máximo premio abordan diferentes aspectos vividos por la sociedad o por las víctimas.
Una historia de las candidatas que quedaron en el camino y de las vencedoras, con los respectivos enfoques, en la víspera del 24 de marzo
“Aún estoy aquí”
La búsqueda de la verdad y la defensa de la memoria
Una familia está atravesada por la angustia y el dolor, pero decide sonreír ante la cámara de foto. No mostrar el pesar es una forma de resistir y enfrentar la dictadura. Es una imagen de “Aún estoy aquí”, la enorme película brasileña que ganó el Oscar a mejor producción internacional con un relato fino y preciso de cómo la opresión permeaba en sociedades latinoamericanas en los 60 y 70. Centrado en la historia real de Rubens Paiva, excede el contexto del Brasil donde fue secuestrado y asesinado para hablar de todos los procesos de la región. Lo cotidiano de jugar en la arena, bailar y reír mientras por las calles pasan camiones con militares en operativos represivos, reflejan la incómoda realidad de haberlo vivido y naturalizado. Así se evidencia que todo estaba a la vista y que ignorarlo fue una decisión. El director Walter Salles (autor antes de “Estación Central” y de “Diarios de motocicleta”, sobre el viaje iniciático del Che Guevara) construye un filme poderoso y riguroso, casi documental, en el que queda en evidencia que todavía hay mucho por contar, pensar y sentir sobre lo que nos pasó no hace demasiado. Hay decisiones tomadas con valentía, como no mostrar en primer plano la tortura sino que quede registrada a través de los gritos de las víctimas, lo que potencia el clima de horror de la época. Todo elogio quedaría corto para hablar de la labor actoral de Fernanda Torres como Eunice Paiva, la esposa del exdiputado secuestrado; basta señalar dos momentos de su propio cautiverio: su autocontrol durante los interrogatorios y el baño al ser liberada para tratar de sacarse de la piel los resabios de su detención. Si su labor es descollante (merecidamente fue nominada a mejor protagónico femenino), no se quedan atrás los trabajos de quienes representan a sus hijos, niños o adolescentes, en las miradas, los silencios, la emoción muda y los enojos. Un desgarrador testimonio que prescinde de la nostalgia y no tiene concesiones con los recuerdos; la protagonista termina sus días con Alzheimer, lo que refuerza la importancia de que la memoria sea una construcción colectiva y no individual. El alcanzar la verdad aunque sea en un acta de defunción, es definitivamente la reivindicación de la dignidad de quienes aún piden respuestas.

La especial producción de Miguel Littín
Un director chileno con nominaciones por otros países
La agitada, comprometida y productiva vida del director chileno Miguel Littín lo llevó dos veces a disputar el Oscar a mejor película de habla no inglesa, pero en ninguno de esos casos fue por realizaciones hechas en su país. En 1975, “Actas de Marusia” fue nominada en la categoría producción extranjera pero por México (país donde estaba exiliado), con su relato de la vida y muerte de trabajadores chilenos durante la “era del salitre” (1880-1929), con el uso de la violencia más brutal para preservar el control de las empresas extranjeras en la explotación de los recursos naturales. El italiano Gian Maria Volonté encabezaba el elenco. Ocho años después, el nombre de Littín volvió a sonar en Hollywood por “Alsino y el cóndor”, filmada en Nicaragua en 1982 en el contexto de la Revolución Sandinista. Trata sobre un niño de 10 que vive con su abuela en una zona remota, hasta la que llegan militares norteamericanos para organizar la contrainsurgencia; testigo de atrocidades, se suma a las filas guerrilleras. Actúan Dean Stockwell, Alan Esquivel y Marta Lorena Pérez.
“La historia oficial”
La Argentina entra en el olimpo del cine con su premio
Una temblorosa Norma Aleandro fue la encargada de anunciar -el 24 de marzo de 1986, en EEUU- a la argentina “La historia oficial”, que ella protagonizaba, como la ganadora del Oscar a la mejor producción extranjera (como se llamaba entonces). Al borde del llanto, alcanzó a decir “Dios los bendiga” antes del nombre del filme, para luego taparse la boca. Era la tercera postulación del país al galardón, luego de “La tregua” y de “Camila”, y la película que dirigió Luis Puenzo también estaba nominada en mejor guión. “No puedo dejar de recordar que otro 24 de marzo, un día como hoy hace 10 años, sufrimos el último golpe militar en nuestro país, Nunca olvidaremos esta pesadilla, pero ahora estamos empezando a tener nuevos sueños”, dijo el director en un discurso entrecortado por la emoción. La trama del filme estaba relacionada con el secuestro y apropiación de menores en el proceso, en medio de la represión ilegal. Ese mismo año, en la categoría largo documental fue candidateada “Las Madres de Plaza de Mayo”, de la argentina Susana Blaustein Muñoz y la mexicana Lourdes Portillo. En esa gala William Hurt ganó como actor protagónico por “El beso de la mujer araña”, la relación de un preso político y un delincuente común detenidos durante la dictadura brasileña (a partir del libro de Manuel Puig y dirigida por Héctor Babenco, ambos argentinos).
“El secreto de tus ojos”
Los comienzos del horror
Eduardo Sacheri ambientó su novela policial “La pregunta de sus ojos” en 1974, durante los inicios de la Triple A, aupada por José López Rega en el gobierno de Isabel Perón. El asesinato de una mujer, la investigación judicial, la causa penal sobre lo ocurrido, la impunidad del criminal y el peligro que rodeaba a los perseguidos empleados de Tribunales fue llevado a la pantalla por Juan José Campanella, con Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago, Guillermo Francella y José Luis Gioia en el elenco. Estrenada en 2009, al año siguiente ganó el segundo Oscar para la Argentina; el título tuvo un pequeño cambio al libro, y se llamó “El secreto de tus ojos”, pero el clima opresivo y asfixiante, que marcaba el preludio del horror infinito que llegó en 1976, se desplegó sin modificaciones. Campanella ya había logrado una nominación ocho años antes por la comedia romántica “El hijo de la novia”. En 2022, Santiago Mitre estrenó “Argentina, 1985”, sobre el juicio a las juntas militares que encabezó el fiscal Julio César Strassera por las violaciones a los derechos humanos durante el proceso, y que al año siguiente ganó el Globo de Oro y fue la octava -y última hasta ahora- realización nacional candidata al Oscar a mejor película internacional (la derrotó la alemana “Sin novedad en el frente”).
Un secuestro político
Hecho real en “Cuatro días de septiembre”
El periodista, escritor y político brasileño Fernando Gabeira publicó el libro “¿Qué pasa, compañero?” en 1979, tras su regreso a su país desde el exilio. Allí relata -con elementos de ficción pero en primera persona- su experiencia en la lucha armada insurgente contra la dictadura militar en los 60, que incluyó a fines de esa década el secuestro del embajador norteamericano Charles Burke Elbrick por miembros de los grupos de izquierda Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR-8) y Ação Libertadora Nacional. Éxito en ventas, la parte de la historia relacionada con este último hecho fue llevada a la pantalla grande en 1997 por Bruno Barreto bajo el nombre (en su circulación en español) de “Cuatro días de septiembre” (foto) y estuvo entre las nominadas al Oscar a mejor película extranjera. En el reparto figuran Pedro Cardoso, Alan Arkin, Selton Mello, Fernanda Torres y Fernanda Montenegro, madre e hija que aparecen también en la premiada “Aún estoy aquí”. Gabeira fue arrestado y luego pudo partir a Europa; a mediados de los 90 fue elegido diputado federal por el Partido Verde. En 2006, la también brasileña “El año que mis padres se fueron de vacaciones” pasó el primer corte para los Oscar a mejor producción en habla no inglesa, cuando se eligieron nueve, pero no quedó entre las cinco finalistas: dirigida por Cao Hamburger, aborda la vida de un niño de 12 años en 1970, cuyos padres son detenidos por los militares y queda en custodia de sus abuelos.
El “no” de Chile
La votación que marcó el destino de Augusto Pinochet
En 1988, Augusto Pinochet gobernaba Chile. Sus ansias de perpetuarse en el poder lo llevaron a impulsar un plebiscito para seguir gobernando ocho años más si es que el “Sí” ganaba la votación. Pese a todas las previsiones oficiales, el “No” obtuvo la mayoría con casi el 55% de los votos y la dictadura institucionalizada desde 1973 tuvo que despedirse. Precisamente, “No” es el nombre de la película de 2012 dirigida por Pablo Larraín, con un reparto integrado por Gael García Bernal, Alfredo Castro, Luis Gnecco, Antonia Zegers y Néstor Cantillana, y que se transformó en la primera producción chilena candidata al Oscar a la mejor película extranjera; el guión se centra en el diseño y realización de la campaña electoral victoriosa. Larraín también dirigió “El Conde”, una comedia negra que retrata a Pinochet como un vampiro de 250 años que decide morir y que fue nominada a los Oscar el año pasado en mejor fotografía, por la labor de Edward Lachman. Chile ganó el Oscar a mejor película extranjera en 2017, con “Una mujer fantástica”, de Sebastián Lelio, sobre una transexual viuda que es rechazada por la familia de su pareja.