Milei y el caso de un Presidente guardado por un rato tan solo para tomar envión

Milei y el caso de un Presidente guardado por un rato tan solo para tomar envión

Por Hugo E. Grimaldi.

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JAVIER MILEI. ARCHIVO JAVIER MILEI. ARCHIVO REUTERS
22 Marzo 2025

Fue el último, un miércoles de engañifa y mediocridad afuera y adentro del Congreso, con sus variantes ideológicas en la calle, más una dosis de picardía organizativa esta vez y con baja calidad institucional en el recinto de la Cámara de Diputados. Como la mosca que se va alejando del cuadro para ver mejor el conjunto, la perspectiva de los últimos días permite observar que, desde el caso de la criptomoneda, al Presidente le han entrado las balas por primera vez en 15 meses frente a la opinión pública y que, ante la gran cantidad de temas que se le han apilado, el Gobierno todo ha sentido la conmoción.

Pasado ese miércoles bravo, parece que ahora hay un sano propósito de reacomodamiento, al menos de parte de Javier Milei: meterse detrás de los cortinados, hacer la menor cantidad de olas posibles, ver lo importante, separarlo de lo accesorio y dejar que los demás muevan. Como buen ansioso, generalmente el Presidente está más concentrado en sus propios pensamientos que en lo que dicen los demás, mientras suele sobre analizar las palabras y el tono de los otros, a veces observando críticas donde no las hay. La paranoia del poder les llega a todos.

En otras oportunidades, a Milei se le suelta la cadena y aprovecha para darse el gusto, como ayer con Cristina Kirchner y con su familia en relación a la veda para ingresar a los EEUU. El actual jefe del Departamento de Estado. Marco Antonio Rubio le impuso la restricción a CFK y lo sacó al Presidente de su silencio táctico. Era grande la contra-factura que tenía para pasarle a su rival y eso lo hizo salir al ruedo por un rato: “Che, Cristina...”, posteó. Por supuesto que ella se victimizó y mandó a propalar que todo había sido un pedido de Milei para esconder sus propias miserias, las surgidas del criptogate, pero lo cierto es que Rubio ya la tenía entre ceja y ceja desde que, como senador por Florida, cada dos por tres le apuntaba por el mismo tema de la corrupción.

Más allá de este bombón que le cayó servido, ¿cuánto le durará el repliegue al Presidente?  Como político, él no se puede permitir dar el brazo a torcer para que no se note liviandad, pero en estos últimos días, en que se le han notado preocupaciones a todo el gobierno, se ha guardado convenientemente para sus estándares. Su personalidad no es la de ser alguien apichonado, precisamente, sino todo lo contrario, pero esta vez ha tenido que atajar varios penales simultáneos: muchos le llegaron desde el equipo contrario, otros le vinieron desde la cruda realidad y los peores, los más esquinados, fueron papelones de su propia tropa.

El último miércoles, lo que pasó en la calle no fue una “marcha” ni tampoco hubo muchos “jubilados”, tal como decían casi en cadena los videographs de los canales de cable, uniformidad que desde el Gobierno creen que se dio para picanearlos. Y hasta alguno de ellos recordaba las magras remuneraciones de la clase más vulnerable, como para meter aún más púa con uno de los resortes preferentes que se tocaron para reacomodar el gasto, aunque el tobogán de haberes viene de larga data y los cargos deberían hacerse de modo compartido. Se calcula que desde el año 2013 (Cristina, Macri, Fernández, Milei), las jubilaciones cayeron a la mitad en términos reales. Si se quiere, el ajuste del gobierno actual fue una frutilla del postre bien ácida para los más viejos, pero no la única.

Lo cierto es que en la movilización casi no había jubilados, salvo los 20 que caminaron sosteniendo un cartelón. Toda la movida se trató de hacerle creer a la sociedad que existía algo de solidaridad en esa concentración de la Plaza de los Dos Congresos y aunque los motivos siempre fueron más ideológicos que políticos, la realidad fue que los más viejos siguen siendo usados, pese a la montaña de reclamos que tienen para hacer. Más bien, lo que se observó fue que prevaleció el egoísmo y la bronca de las organizaciones que estuvieron, mucho mayor todavía cuando se supo que los diputados le habían dicho que sí en el recinto al DNU del Ejecutivo que bendecía el arreglo con el Fondo Monetario.

Lo que por suerte no se registró en esta última concentración fue la acción provocadora de parte de los violentos ni hubo tampoco represión de las fuerzas desplegadas, esta vez en mayor número. Esta vez se colocaron vallas estratégicas, no se registró casi ningún desborde similar a los de la semana pasada y quedó claro que la organización fue pensada por profesionales: gremios combativos, partidos de izquierda y el propio kirchnerismo. En la oportunidad, no hubo tampoco presencia de barras, quienes con sus violentos métodos de imposición habían quemado la “protesta” anterior. Esta vez, Patricia Bullrich se pudo lucir y el partido de la calle lo ganó el Gobierno.

En cuanto a los diputados, la aprobación del Decreto que apenas esbozó el Acuerdo con el Fondo Monetario (falta terminar de cerrar detalles cambiarios no menores –como el uso de los dólares que van a entrar- con el staff y luego, la eventual aprobación del Directorio), resultó ser positivo para el Gobierno, aunque se dio en un contexto de pérdida de Reservas.

Quienes conocer el paño saben que las Reservas bajaron porque su número era ficticio, ya que el juego del “carry trade” (colocar a tasa los pesos provenientes de la venta de dólares y tener la seguridad que la devaluación será menor al rendimiento) consiste en que hay operadores que le prestan divisas al Banco Central que es lo que que ahora hay que devolver para acceder al préstamo del Fondo.

Ese desarme de posiciones no sería una gran dificultad en la medida en que al final todo lo que entró sea lo mismo que ahora sale, mientras el precio del segmento financiero se ubica en un valor alcista y menos artificial. Lo que sí es un problema es que el balanceo del péndulo comience a sumar a la demanda a los nervi-miedosos del sistema y que, con más ruido de por medio, se arme una Puerta 12.

Toda esta discusión fue el marco de lo que se trató en el Congreso en relación al Acuerdo con el Fondo, aunque  se dio en medio de la gran locura de la interna libertaria que, durante dos días, generó todo lo necesario para hacerse notar en el recinto para mal, debido a la gran pobreza intelectual de su acción. Un papelón, un circo que dio vuelta el partido.

Más allá de que en su rol de duros opositores, ubicados claramente en la otra vereda, al kirchnerismo le convenía el revuelo y que sus diputados hicieron de todo para bardear a los libertarios, desde chicanas a victimización constante, hay que marcar que la actual Cámara está conformada por legisladores menos expertos y que algunos parecen ser casi producto de la paupérrima educación de las últimas décadas, pero lo más concreto es que en el manejo del debate faltó muñeca.

Por eso, el titular del cuerpo, Martín Menem, tiene todos los boletos para ser crucificado por el bochorno, pero ocurre que, a la vez, él es el protegido de Karina Milei lo que no lo exime de sus tropiezos. Más bien, ese madrinazgo tan especial lo condiciona al riojanoporque le traslada por elevación al Ejecutivo su falta de conducción y otras yerbas.

Pasado el tema del DNU le quedan al Congreso varios temas a resolver la semana próxima, con debates calientes de seguro: tratar de conformar una Comisión Investigadora por el caso $LIBRA, pedir la presencia de funcionarios para que expliquen la metida de pata presidencial que la oposición presume dolo (Karina M. en primer lugar o Guillermo Francos, en todo caso) y hasta chuzear con el juicio político al Presidente. En el Senado, probablemente se busque la sanción de Ficha Limpia, para tratar de bajarla a Cristina de las próximas elecciones, aunque el número favorecería al kirchnerismo.

Por su parte, la vicepresidenta Victoria Villarruel convocó para el 3 de abril a debatir los pliegos de Ariel Lijo (tiene dictamen positivo) y de Manuel García-Mansilla (con dictamen negativo) para tratar de darle, así, un corte definitivo a la polémica generada por la decisión presidencial de designar por decreto “en comisión” a ambos candidatos como jueces de la Corte Suprema.

El Gobierno necesita el apoyo de los dos tercios de los presentes en la sesión y como el kirchnerismo cuenta casi con el tercio restante estaría en condiciones de imponer su criterio. Si el segundo candidato es rechazado, tal como se prevé, el caso abrirá un escenario bien difícil jurídicamente hablando, ya que él ha jurado como juez de la Corte “en comisión” y hasta ha votado en algún fallo, por lo que únicamente se lo puede remover haciéndole juicio político, por lo que igualmente quedaría en funciones hasta el 30 de noviembre.

La política, como decía aquella vieja canción sobre las mujeres hoy fulminada por los estándares feministas, “nunca se acaba”. Y Milei, puede guardarse un rato, pero se sabe que es un animal político rasgando las pezuñas contra el suelo para agazaparse y volver a saltar.

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