
Es preocupante el aumento de las apuestas online entre adolescentes y jóvenes. Según la guía "Zoom a las apuestas online" realizada por Unicef Argentina y Bienestar Digital, ocho de cada 10 chicos conocen a alguien que apostó o tuvieron acceso a estas plataformas de juegos de azar y, de ellos, el 37% afirmó que ingresaba a esos sitios todos los días o de manera muy frecuente. El informe recuerda que las apuestas y el juego de azar en la Argentina se encuentran prohibidos para personas menores de 18 años, pero existen dos tipos de juegos: el legal y el ilegal. El primero se basa en juegos que están provincializados y regularizados por cada jurisdicción. En el caso del segundo, son actividades que tienen escaso o nulo control, y en su mayoría no son seguras. Es en estos sitios ilegales donde muchos jóvenes participan, debido a que el único requisito es llenar un formulario que afirme que el que ingresa es mayor de 18 años. Según la estimación de Unicef, el 80% de las apuestas online se hacen en plataformas ilegales.
La edad de iniciación a estas apuestas se da con mayor frecuencia a los 13 años, momento en que la mayoría de los adolescentes obtienen por primera vez una billetera digital, lo que es un mecanismo fundamental para apostar. Generalmente, y siempre según Unicef, las apuestas se hacen con motivos deportivos, especialmente el fútbol, pero en los sitios ilegales en los que la mayoría de adolescentes se mueven, también existen opciones de videojuegos monetizados y casinos. Además, estos sitios ofrecen como estrategia de atracción un bono de bienvenida para comenzar a apostar. Este bono no se transfiere a la cuenta bancaria, por lo que su rastreo resulta imposible para las familias de los chicos implicados.
El papel de los cajeros, prestamistas e influencers
Dentro del mundo de apuestas ilegales, existen diferentes roles, que buscan y alientan esta práctica. En primer lugar se encuentran los llamados “cajeros”, que son personas que funcionan como intermediarios entre la plataforma y quien apuesta, y gestiona los movimientos de quien no puede realizarlos por sí mismo por cualquier motivo, eso sí, a cambio de una comisión o pago. Estos cajeros llegan a los jóvenes mediante estados de WhatsApp, Instagram, TikTok, o por el clásico “de boca en boca”.
En segundo lugar se encuentran los prestamistas. Estos aparecen una vez que los jóvenes ya están inmersos en este mundo, y, desesperados por obtener recursos para seguir apostando, recurren a estas figuras, que les ofrecen un préstamo, pero a cambio de condiciones muy desfavorables.
La publicidad también juega un rol fundamental en el aumento de las apuestas, ya que, con sus mensajes insistentes, incitan a apostar constantemente, transmitiendo el mensaje de que “apostar es fácil, que se puede hacer en cualquier momento y con un éxito asegurado”. Los avisos pasan por alto las consecuencias negativas y esto se afianzó aún más gracias a los influencers de las redes sociales. Estos últimos se volvieron agentes relevantes en la difusión de estas publicidades, debido a que concentran muchas campañas y las difunden por medios que no son consumidos por adultos, pero sí por adolescentes y jóvenes.
¿Qué piensan los chicos de las apuestas?
Unicef detalló que, según una investigación del Indec con más de 9.700 jóvenes, el 71,9% de estos afirmó que apostar es un problema para la juventud, y el 42% cree que se deberían hacer controles más estrictos en el acceso a las plataformas digitales de apuestas. La organización acotó que los chicos están viviendo en una era de “plata fácil”, donde cualquier actividad resulta atractiva si da dinero y, más aún, si este aparece de forma muy sencilla. Otro problema es la soledad y la falta de acompañamiento de los adultos. El 40% de los jóvenes encuestados admitió que nunca había hablado en sus hogares sobre las apuestas online y sólo el 38% afirmó haberlo hecho aunque sea una vez.
Cómo identificar síntomas de ludopatía infantil
El aumento de apuestas es un problema que puede traer múltiples consecuencias, como complicaciones financieras, endeudamiento, robos y otras cuestiones más peligrosas, y expresan la exposición de adolescentes a contenidos en línea no apropiados para su desarrollo y su seguridad. El psiquiatra Federico Pavlovsky mencionó una serie de síntomas que pueden aparecer en los jóvenes y adolescentes al momento de comenzar a apostar, entre los que detalla: cambios de estados de ánimo; insomnio; retraimiento; bajo rendimiento académico; interés atípico por los resultados deportivos; ingresos y egresos inexplicables en la cuenta bancaria; irritabilidad, y búsqueda desesperada de dinero a amigos o familiares.
A continuación, se presenta una lista de acciones preventivas seleccionadas por Unicef junto a Bienestar Digital:
- Hablar fluida y cotidianamente sobre usos digitales: no esperar a que ocurra un problema o tensión, y evitar que el tono sea a modo de reto o sermón. Los chicos y chicas necesitan espacios de escucha y reflexión frecuentes donde las personas adultas se interesen también por sus gustos, preferencias, experiencias y necesidades.
- Habilitar las billeteras virtuales de forma progresiva: se recomienda a las familias acompañar y controlar los movimientos bancarios en los primeros momentos.
- Acordar reglas y uso de límites: establecer normas y tiempos para usar las redes sociales y actividades en internet.
- Debatir el rol de los influencers: indagar sobre la participación de estos agentes en la publicidad encubierta y los negocios de las casas de apuestas.
- Problematizar la publicidad de apuestas online: utilizar estos mensajes como punto de partida para una mirada crítica y reflexiva sobre su contenido.
- Concientizar sobre los riesgos que apostar conlleva: el objetivo es contrarrestar la versión de la “plata fácil”.
- Fomentar actividades alternativas al uso de la tecnología: como deporte o actividades culturales o artísticas, y pasar el tiempo en conjunto en vez de la soledad de las plataformas.