

La pandemia cambió muchas cosas en nuestra vida; para el turismo fue un golpe a su razón de ser. Se sabe que, mientras el mundo entero vivió el confinamiento, los viajes se vieron severamente limitados o directamente desaparecieron. Pero todo termina al fin, y en el presente se vive una aceleración y una profundización de tendencias que desde antes de la covid-19 ya se vislumbraban. Hoy, el turismo se presenta con nuevas prioridades, enfoques y destinos, reflejando una forma renovada de concebir los viajes.
Leonardo Abaca, hotelero tucumano, afirma que uno de los grandes quiebres que se dio es en el cambio de mentalidad respecto al tipo de alojamiento. “Antes la opción más popular eran los hoteles. Ahora se buscan alternativas más privadas y en contacto directo con la naturaleza. Cabañas, casas y alojamientos fuera de los grandes centros poblados comenzaron a ser la preferencia de muchos. En Tucumán, por ejemplo, las familias se agrupan y buscan alquilar casas, una tendencia que se acentuó a partir de 2021. Esta modalidad sigue vigente, con un crecimiento notable en la demanda de lugares tranquilos y apartados”.
El turismo masivo, característico de destinos tradicionales y grandes hoteles, ha cedido terreno a otra forma de viajar. La pandemia aceleró el deseo de desconectarse de la rutina y del estrés urbano. Los viajeros ya no buscan sólo escapar en las temporadas tradicionales de verano o invierno, sino que buscan espacios para “bajar decibeles” en cualquier época del año. Las escapadas breves, más frecuentes y con estancias más cortas, son ahora una norma. Este cambio de enfoque refleja una necesidad creciente de bienestar y de desconexión de una vida cada vez más agitada y cargada de tensión.
Abaca observa, además, que la búsqueda de bienestar sumó actores a los grupos de amigos o familias: los motoqueros, que buscan una forma de liberar tensiones y disfrutar del momento. “Estos grupos se sienten atraídos por la libertad que ofrecen los destinos más apartados, lejos del bullicio y las restricciones de las ciudades”, asegura.
Además, el turismo rural no sólo se limita a la naturaleza y el descanso, sino que también ha creado nuevas oportunidades de servicios adicionales. En localidades como Tafí del Valle o Cafayate, por ejemplo, los turistas buscan lugares acogedores, y también viviendas con servicios de hotel, que tengan limpieza y atención personalizada. Esta modalidad ha abierto nuevas puertas para la creación de experiencias de viaje más personalizadas y confortables.
Un punto negativo es que actualmente se usa poco de los resguardos que había en materia de sanidad: sólo determinados establecimientos los mantienen. “Se perdió el miedo, si se puede la gente se amontona, eso de conservar una distancia fue una preocupación del momento -sostiene Abaca. El alcohol en gel ya casi no se ofrece. Desaparecieron barbijos y pedidos de certificados de vacunación”.
Finalmente, un factor que ha marcado la diferencia es la modificación estructural del vínculo entre las personas y su trabajo. El auge del teletrabajo, la modalidad híbrida y los fines de semana largos cuando se desea, han modificado la manera en que las personas planifican sus viajes. El turismo ya no depende sólo de las vacaciones tradicionales, sino que se ha convertido en una actividad más flexible y accesible, a medida que las personas equilibran trabajo y descanso de formas menos rígidas.
El turismo, al igual que el mundo, sigue cambiando, pero ahora lo hace con un enfoque más consciente y relajado, buscando siempre el equilibrio entre el descanso y las responsabilidades cotidianas.