
El contacto visual es un componente esencial en la comunicación no verbal y juega un papel clave en la manera en que las personas interactúan. La interpretación de este gesto puede depender de diversos factores, como la cultura, el contexto y la personalidad de cada individuo. Sin embargo, su ausencia también transmite información relevante sobre el estado emocional o las intenciones de una persona.
Las posturas corporales, los movimientos faciales y la dirección de la mirada influyen en la percepción que los demás tienen de alguien. Aunque evitar el contacto visual puede ser una simple costumbre o un rasgo de personalidad, en algunos casos puede estar asociado con ansiedad, inseguridad o incluso experiencias traumáticas previas. Estudios psicológicos señalan que existen diversas explicaciones que pueden ayudar a comprender este comportamiento.
Factores psicológicos y emocionales que pueden influir en la mirada
Distintas investigaciones analizaron por qué algunas personas desvían la mirada durante una conversación. Un estudio sugiere que esto puede deberse a un proceso de pensamiento interno. Cuando una persona se concentra en formular una respuesta, reducir los estímulos visuales podría ayudar a organizar mejor sus ideas.
Otros estudios señalan que la expresión facial de un interlocutor contiene una gran cantidad de información emocional que debe ser procesada, lo que puede resultar abrumador para algunos. En ciertos casos, evitar la mirada puede ser una estrategia inconsciente para reducir el estrés social y facilitar la comunicación.
Ansiedad, inseguridad y experiencias previas pueden influir en la mirada
Uno de los motivos más frecuentes por los que alguien evita el contacto visual es la ansiedad social. Las personas con este tipo de ansiedad pueden experimentar sensaciones de incomodidad o nerviosismo al sentirse observadas, lo que provoca que aparten la vista durante una conversación.
Algunas investigaciones vinculan el evitar el contacto visual con experiencias traumáticas previas. Se teoriza que ciertas situaciones adversas pueden modificar la percepción de una mirada directa, haciéndola sentir como una amenaza.
Evitar la mirada no siempre indica deshonestidad o falta de interés
Existe la creencia de que apartar la mirada es una señal de mentira o deshonestidad. No obstante, expertos en comportamiento señalan que este no es un indicador confiable para detectar engaños. En su lugar, se recomienda observar otras señales corporales y cambios en el lenguaje no verbal, como la dilatación de las pupilas o la frecuencia del parpadeo.
El estado emocional también puede influir en la manera en que alguien gestiona su contacto visual.
El contacto visual en el neurodesarrollo: autismo y TDA
Otra razón por la que algunas personas evitan la mirada se relaciona con el neurodesarrollo. Investigaciones encontraron que quienes están dentro del espectro autista o presentan Trastorno por Déficit de Atención (TDA) pueden evitar el contacto visual debido a una mayor sensibilidad a los estímulos sociales. Para algunas personas, observar las expresiones faciales de un interlocutor puede ser una experiencia sensorial intensa o abrumadora.
Un estudio publicado en una revista científica reveló que ciertas personas dentro del espectro autista procesan las señales faciales de manera diferente, lo que puede generar ansiedad o incomodidad durante las interacciones. En estos casos, evitar la mirada no implica desinterés, sino una estrategia de regulación emocional para manejar mejor el contacto social.