

El confinamiento obligó a que muchos sectores debieran reinventarse para seguir funcionando. Y la medicina no quedó exenta, todo lo contrario, ya que se convirtió en el principal campo de batalla donde el personal de la salud luchó en primera línea para atender no sólo a aquellos pacientes que se contagiaron de coronavirus, sino a quienes padecían otras enfermedades y patologías.
Para hacerle frente y evitar los contagios se implementó un sistema que, si bien ya se venía desarrollándose, era ajeno para muchos profesionales y pacientes: la telemedicina.
En Tucumán, la entonces ministra de Salud, Rossana Chahla, planteó una reorganización del sistema público que implicó la compra de recursos técnicos, cambiar las funciones del personal y, especialmente, modificar los procesos de atención a los pacientes. Cinco años más tarde esta modalidad sigue vigente. Aunque no es el principal método elegido por los pacientes, se transformó en una alternativa para muchos tucumanos.
La doctora María Eugenia López estaba a cargo cuando se inauguró el sistema de telemedicina en el Siprosa. Contó que al comienzo, tanto los pacientes como el personal, tenían miedo y desconfianza al enfrentarse a un área desconocida para ellos. “Nos preguntábamos constantemente cómo atender a un paciente, qué decir al inicio, cómo llegar a un diagnóstico sin tocar y sólo viendo desde una cámara. Todas estas situaciones se fueron superando con la experiencia día a día”, recordó.
Media década después la salud pública conformó una organización con más de 100 profesionales que trabajan por teleconsulta en diversas disciplinas médicas, con nodos de atención fuera del área central y con la incorporación de nuevas antenas de internet en las zonas más alejadas. También se diseñaron estrategias de atención a la mujer embarazada incorporando la teleobstetricia y estrategias de la salud mental con la telepsicología. “Todas estas decisiones dan como resultado que cinco años después podamos decir que se realizaron más de 700.000 teleconsultas en el Siprosa, con un equipo de profesionales entrenados, siendo los únicos en el país en salud pública en hacerlo”, dijo López.
Cambio de paradigma
Ella afirmó que a causa del confinamiento hubo un cambio de paradigma en el área de salud. “Hoy hay dispositivos que te permiten auscultar a un paciente a distancia, por ejemplo. Continuamente se hacen desarrollos informáticos para mejorar la accesibilidad de las personas. El sistema de salud debe ser adaptable a las situaciones de la población para conseguir los mejores resultados”, reflexionó.
En igual sentido opinó Ezequiel Torres, de Essalud Medicina Privada, una empresa que brinda servicios de telemedicina. Destacó que si bien luego de la pandemia disminuyeron las teleconsultas, hay un rango etario de pacientes de entre 20 y 35 años que prefiere recurrir a las consultas virtuales en vez de ir a un centro de atención. Además contó que aproximadamente el 20% de los usuarios de entre 65 y 70 años aún emplean esta modalidad.
“Si bien hay situaciones que obligan a asistir a una consulta presencial, hay casos en los que se puede hacer un seguimiento efectivo a distancia y generar automáticamente los pedidos o recetas sin necesidad de moverse y hacer una inversión económica y de tiempo. Alrededor del 80% de las consultas podrían ser virtuales para descomprimir las guardias y clínicas”, dijo.
Torres informó que las especialidades con mayor demanda en telemedicina son la guardia pediátrica y la atención para adultos mayores. También resaltó que la implementación de la telemedicina ayudó a contrarrestar la desinformación y el autodiagnóstico, ya que tener accesibilidad rápida y durante las 24 horas con un profesional permite informarse adecuadamente. “Hoy está la posibilidad de chatear o de hablar por WhatsApp con un profesional de la salud ante cualquier duda. Esto ayuda a que las personas no recurran a la opción de consultar sus síntomas en un buscador online, sino que puedan comunicarse directamente con un especialista que los oriente”, sostuvo.
Ambos profesionales concordaron en que la telemedicina no reemplaza a la consulta presencial, sino que en estos años se convirtió en una herramienta que ayuda a mejorar la accesibilidad y la atención de los pacientes. “Hoy estamos en una etapa de aprendizaje para continuar creciendo. Pero estamos frente a grandes avances tecnológicos y hay que pensar si en un par de años será necesario hacer una teleconsulta o si la IA nos responderá qué hacer ante nuestros síntomas”, apuntó López.