Qué nos espera después de Messi

Tras la consagración de la Selección Argentina en el Mundial de Qatar 2022, comenzó una etapa que ningún amante del fútbol quería enfrentar: el tramo final de la carrera de Lionel Messi. Luego de más de 20 años batiendo récords y conquistando la admiración del mundo, el rosarino transita la última fase de un viaje extraordinario, seguido con devoción en cada rincón del planeta. Un recorrido que, al igual que su leyenda, creció en paralelo con el auge de las redes sociales, transformando cada uno de sus pasos en un evento imperdible.

El debut oficial de Messi con el Barcelona ocurrió el 16 de octubre de 2004, en un partido de La Liga ante el Espanyol, disputado en el Estadio Olímpico de Montjuïc. Con apenas 17 años, 3 meses y 22 días, ingresó en el minuto 82 en reemplazo del portugués Deco, iniciando así una era irrepetible en el fútbol. Curiosamente, ese mismo año, el 4 de febrero, nacía Facebook, y dos años después, el 21 de marzo de 2006, se lanzaba Twitter. Más adelante, el 6 de octubre de 2010, llegaría Instagram. Estas tres plataformas no solo fueron testigos del ascenso meteórico de Messi, sino que también contribuyeron a convertirlo en un fenómeno sin precedentes.

Sin duda, el nombre de Messi ha sido uno de los más escritos y buscados en los últimos años. Cada gambeta imposible, cada gol inolvidable, cada celebración cargada de emoción y cada gesto de humildad quedaron inmortalizados en los 140 caracteres que Twitter imponía originalmente, en los videos virales que inundaban Facebook o en las imágenes icónicas que circulaban por Instagram. Las redes sociales no solo registraron su carrera, sino que multiplicaron su impacto, transformándolo en un ícono cultural que trasciende el deporte más popular. Prueba de ello es la foto con más “me gusta” en la historia de Instagram: la imagen de Messi levantando la Copa del Mundo, un momento que parecía inalcanzable (luego de muchas frustraciones y finales perdidas) y que hoy acumula casi 75 millones de “likes”.

A diferencia de Diego Armando Maradona, cuya grandeza se forjó en una era sin redes sociales, Messi ha desarrollado su carrera en un mundo hiperconectado, donde cada una de sus acciones se amplifica y se viraliza al instante, transformándolo en una maravilla para disfrutar en tiempo real.

El físico tiene un límite

Una molestia muscular le impidió a Lionel Messi estar presente en la doble fecha FIFA, donde la “Albiceleste” enfrentará dos clásicos: el del Río de la Plata ante Uruguay y el sudamericano contra Brasil, por las Eliminatorias al Mundial 2026. “Una lástima perderme estos dos partidos tan especiales con la Selección contra Uruguay y Brasil. Como siempre, quería estar, pero en el último momento una lesión no muy importante, que me obliga a parar por un tiempo antes de volver a jugar, me dejó afuera. Desde acá voy a estar alentando y acompañando como un hincha más. ¡Vamos Argentina!”, expresó el capitán.

Sin embargo, esta ausencia no pasó desapercibida y generó un interrogante inevitable: ¿es este el inicio de una nueva etapa en la que los argentinos deberán acostumbrarse a no ver más al mejor futbolista de las últimas décadas?

Con 36 años, el “10” está transitando los últimos años de su carrera, y cada partido que se pierde parece ser un recordatorio de que su tiempo en la cancha tiene un límite. Ahora, todos cruzan los dedos para que ese final no llegue antes de la próxima cita mundialista, que se disputará a partir del próximo año en Estados Unidos, México y Canadá. El sueño de verlo brillar una vez más en la máxima competencia del fútbol sigue vivo, pero el reloj no se detiene.

Su decisión de alejarse del París Saint-Germain y de jugar en la Major League Soccer (MLS) norteamericana no fue casualidad. Eligió priorizar el bienestar de su familia y trasladarse a un fútbol de menor exigencia, lejos de la implacable competencia europea donde conquistó todo con el Barcelona de España. Si en un primer momento resultó raro verlo con la camiseta del Inter Miami, donde generó una revolución, más curioso fue verlo jugar en un país como Jamaica, algo que nadie se hubiese imaginado hace una década. Este giro inesperado en su carrera no solo refleja una nueva etapa personal, sino también un cambio en las prioridades del crack, quien ya no necesita demostrar nada en un campo de juego.

La gran incógnita que deja la ausencia de Messi es quién tomará su lugar cuando decida retirarse. Su liderazgo, a menudo discreto y en ocasiones cuestionado, siempre se vio compensado por el impacto que genera su sola presencia en cada equipo que integra. Si bien el fútbol argentino rebosa de talento, con jugadores que cualquier otro seleccionado sueña con tener, aún no surge una figura capaz de cargar con el peso de suceder al último gran ídolo. Este es uno de los grandes desafíos que enfrentará el deporte nacional en los próximos años.

Mientras los argentinos se preparan para vivir sin Messi en la cancha, su legado seguirá inspirando a futuras generaciones. Por ahora, el foco está en su recuperación y en la esperanza de que pueda despedirse a lo grande en el próximo Mundial, para el que faltan poco más de 15 meses. Después de todo, si hay alguien que sabe cómo cerrar ciclos con broche de oro, ese es él.