Políticas deportivas para evitar la “fuga de atletas”

Políticas deportivas para evitar la “fuga de atletas”

20 Marzo 2025

En algún momento de la historia de la Argentina se comenzó a utilizar el término “fuga de cerebros”, acuñado durante los 60 por la prensa británica. Su uso en nuestro país, consolidado a la largo de los años, alude al auto exilio de científicos, motivado por las políticas anticiencia de distintos Gobiernos.

De igual modo, bien podría hablarse de la “fuga de músculos” para referirse a aquellos atletas de sinnúmero de disciplinas que deciden dejar el país en pos alcanzar un mejor desarrollo en el deporte. En la sección “Tucumanos por el mundo” de LG Deportiva pueden hallarse muchos de estos ejemplos: emigrados durante su adolescencia, viajaron a distintos países para encontrar lo que aquí les resultaba esquivo o imposible: un camino sin obstáculos hacia la élite. El último caso que publicó esta sección es el de Evaristo López. Con 17 años, apenas egresado del Colegio Belgrano, se fue a estudiar a la Lourdes University de Sylvania (Ohio, Estados Unidos), merced de una beca deportiva. Juega al vóley en el equipo “Lobos Grises”. Sus padres, tras haber leído en LA GACETA la historia de Julieta Portillo -otra tucumana que había conseguido una beca universitaria para jugar al vóley en el exterior- lo alentaron para que se comunique con ella. Evaristo destaca, entre otros, la infraestructura de la institución, asombrado por las diferencias económicas: “Entrenamos con 100 pelotas que en la Argentina cuestan $ 200.000 cada una; y cuando están un poco gastadas, nos las regalan. Una locura”.

Lo que cuenta no solo deja ver los problemas económicos de los clubes tucumanos, que ni por asomo podrían disponer de $ 20 millones solamente para pelotas; más adelante Evaristo desnuda crudamente la economía argentina toda: “Me preocupaba abrir una cuenta de banco, por ser menor (de edad); pero no tuve problema. Acá todo se maneja con tarjetas. Y todo es mucho más barato; por ejemplo, la ropa: unas zapatillas que en la Argentina cuestan $ 200.000, en Estados Unidos se venden a U$S 50”.

Cuando se reclama a los gobiernos más y mejores políticas deportivas se suele argüir que el deporte saca a los chicos del ocio, donde resultan presa fácil para flagelos como las drogas y el juego. Y está muy bien, porque es un aspecto sumamente importante.

Pero no es menor la necesidad de que los gobernantes dediquen dinero y acciones a mejorar clubes e instituciones oficiales, con el objetivo de que los jóvenes puedan desarrollarse plenamente en las disciplinas que eligieron. En la formación no radica el problema; al contrario, hay capacidad formativa. Evaristo destaca la importancia de los conocimientos adquiridos en Tucumán de Gimnasia y en Monteros Vóley para que obtenga la beca. Y, en realidad, todos los deportistas que emigraron y que triunfaron en el exterior dieron sus primeros pasos en un club de su ciudad, incluso Lionel Messi o Emanuel Ginóbili.

El problema se manifiesta cuando debe darse el siguiente paso. Deportistas que pasaron por el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) cuentan que administran pobreza cuando van a esa institución, que debería ser el Olimpo del deporte argentino. Y si esas cosas se cuentan del Cenard, ¿qué dejar para el club del barrio? Los Gobiernos deben buscar estrategias para impulsar más y mejores políticas deportivas y aumentar el presupuesto destinado a estas.

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