

Las autoridades nacionales emitieron una alerta por un nuevo incremento de casos de hepatitis A en todo el país, enfermedad que provoca una inflamación del hígado causada por un virus que se transmite, principalmente, por vía fecal y oral.
En 2024 se produjo un aumento del 122% en el total de casos reportados en Argentina. Ese año se confirmaron 69 diagnósticos. Al comparar esa cifras con el pasado reciente se comprende la alarma. Durante el quinquenio 2019-2023, se notificó un promedio de 31 casos anuales, con un mínimo de 10 en 2021 y un máximo de 55 en 2022.
La cantidad de contagios detectados este año ubican la hepatitis A en zona de brote, con cuatro casos por semana. Lo que más sorprende a los médicos es que estamos ante una enfermedad que se creía prácticamente erradicada gracias a la vacunación. Sin embargo, lejos de eso, un aumento de casos es la muestra de la falta de compromiso o el rechazo creciente rechazo a los medicamentos que hace que antiguos males vuelvan a ser una amenaza para la población. Lo mismo está ocurriendo con el sarampión.
El incremento de casos confirmados en el país de hepatitis A, en menores de 20 años y una mayor afección en varones de 20 a 39 años. “Se solicita, hacer especial foco en la vacunación. La dosis está disponible en todos los centros de salud de la provincia”, remarcaron.
El gastroenterólogo infantil del hospital Avellaneda, Nicolás Rovati, explica que la enfermedad es una infección viral que afecta al hígado, causada por el virus de la hepatitis A. Generalmente, es una enfermedad autolimitada, es decir, que el cuerpo logra combatirla sin necesidad de un tratamiento específico, pero en algunos casos puede evolucionar con complicaciones graves.
Según detalla, los síntomas pueden variar en intensidad y no siempre están presentes en todos las personas infectadas. “En los bebes o niños pequeños, suele ser asintomática. Los síntomas más comunes son fiebre, fatiga, náuseas y vómitos, dolor abdominal, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura y heces de color claro, pérdida del apetito, malestar general y dolores musculares”, remarca.
Transmisión
El virus se transmite principalmente por vía fecal-oral al ingerir alimentos o agua que están contaminados con materia fecal que contiene el virus. También puede propagarse por contacto directo con personas infectadas, especialmente si no hay una adecuada higiene de manos.
“Existe una vacuna segura y muy eficaz contra la hepatitis A. Forma parte del Calendario Nacional de Vacunación y se administra al año de vida en una única dosis. Con esto se logró que haya una importante disminución de casos, como la reducción de brotes disminuyendo la propagación del virus, protección a largo plazo ya que la inmunidad que proporciona es duradera y evita sus complicaciones, como la insuficiencia hepática o la hepatitis fulminante”, sostiene.
Una complicación grave que puede provocar insuficiencia hepática y requerir un trasplante de hígado. Antes de la introducción de la vacuna, la hepatitis A era la principal causa de trasplante hepático pediátrico en Argentina.
La vacuna contra la hepatitis A se hizo obligatoria en 2005. Se administra en una única dosis a los 12 meses.
¿Cómo prevenir?
- Lavado frecuente de las manos de la persona y sus cuidadores.
- Limpieza del sanitario con lavandina (a raíz de la eliminación de partículas virales mediante la materia fecal).
- No compartir los elementos de higiene personal (cepillo de dientes, utensilios para comer, etcétera).
- Consumir agua potable, filtrada o clorada.
- Se debe informar y sensibilizar acerca de la importancia de mantener prácticas sexuales con protección mediante el uso del preservativo y el campo de látex, y asegurar la provisión de los preservativos en los centros de salud.