

En el boliche, cuando se ponen a bailar pegados a los parlantes. Cada vez que van a los conciertos, y eligen un lugar a pocos metros del escenario. Todos los días, a toda hora, cuando colocan los auriculares en sus oídos y suben el volumen para aislarse del mundo y escuchar muy fuerte los videos o las canciones favoritas. Todo eso se convirtió en una de las principales amenazas para la salud auditiva. A tal punto que los especialistas en otorrinolaringología advierten: la mitad de los jóvenes está en riesgo de perder audición debido a sus hábitos de ocio.
Así lo advierte en un comunicado la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-CCC). Esta organización ha llamado la atención sobre la contaminación acústica. Además, cita los datos facilitados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según los cuales más de 1.000 millones de personas entre 12 y 35 años corren riesgo de pérdidas de audición irreversibles.
Umbrales
Según la OMS, se considera que una persona sufre de pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como alguien cuyo sentido del oído es normal; es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o mejor que 20 dB (decibeles). El límite de ruido aceptable es de 65 dB, el equivalente al de una aspiradora; y 80 dB el umbral para garantizar la salud auditiva. Por encima de 85 dB ya se puede dañar nuestra audición. El ruido del tráfico rodado puede alcanzar 80-85 dB, mientras que una sierra eléctrica o cascos de música supone 95 dB (riesgo de lesión si la exposición se prolonga 2 horas). Ir a un boliche o la pirotecnia son 110 dB (riesgo de daño inmediato); y un concierto de rock o el ruido de un taladro, 120 dB.
El otorrinolaringólogo Victorio Stok admitió que una buena parte de la generación de los chicos y jóvenes de hoy, después de que cumplan 40 años, van a padecer de zumbidos en los oídos, debido al mal uso y abuso de los dispositivos tecnológicos, como el celular, los videojuegos y por la vida nocturna.
El médico, que preside una fundación destinada a la atención de hipoacúsicos y sordos de Tucumán, opinó que los estudios mundiales advierten que después del 2030, el 28% de la población va a sufrir algún déficit auditivo y va a necesitar un audífono para poder seguir escuchando y comprendiendo lo que oye.
Stok aseguró que las causa principal de este diagnóstico se debe a la forma de vida que llevan los jóvenes, hoy: uso y abuso de los celulares y auriculares, como la música a altos decibeles en lugares bailables y el alcohol, sumada a la contaminación sonora del ambiente. Por ejemplo, en la ciudad hay demasiados ruidos y ningún control, señaló el especislista.
“La mayoría de los jóvenes está en riesgo de pérdida auditiva por el cambio en las actividades de ocio. Antes los chicos no jugaban con celulares y auriculares, ni estaban sentados en una Play cinco horas con un auricular. Los adolescentes tampoco iban a festivales o fiestas donde los volúmenes están por arriba de los 70 dB. Además, hasta hace unos años no teníamos el parque automotor que hoy tenemos y que hace demasiado ruidosa las ciudades. Ha cambiado totalmente la vida de las personas; hemos pasado a vivir en un mundo donde estamos invadidos por el ruido”, especificó el médico.
- ¿Cómo nos afecta concretamente esta situación?
- Esto produce una lesión en el oído interno. Y estas lesiones son de carácter irreversible.
- ¿Cómo nos damos cuenta que tenemos una lesión?
- Aparece el famoso acúfeno, el ruido, que muchas veces los chicos, como son jóvenes, no les llevan el apunte. Pero salen de un boliche o de una fiesta, y se van con un ruido, un pitido bien agudo en el oído. Antes, los médicos veíamos trauma acústico en las personas mayores de 40 años, que habían trabajado en talleres ferroviarios o en lugares con mucho ruido. En cambio, ahora, vemos trauma acústico en chicos de 12 años. Y ese trauma que ya es irreversible aunque para ellos no es perceptible. Y a los 20 años ya van a tener un acúfeno. Eso es lo vamos a tener la mitad de la población, los famosos acúfenos, con son ruidos internos en los oídos. Y se calcula que para el 2030 casi un 38% de la población vivirá equipada con audífono, no solo por los daños, también por el envejecimiento poblacional. Hoy ya se recetan en gente joven. Por suerte en nuestro país, las obras sociales sí cubren estos equipamintos siempre que la persona tenga certificado único de discapacidad.
- ¿Qué tan grave es vivir con un trauma acústico?
- Hay pacientes que incluso tiene que ir al psiquiatra porque no pueden dormir por los acúfenos. No es solo que perdés audición, sino que es algo que te afecta la calidad de vida. El trauma acústico te altera la vida social, familiar y laboral. Las cosas se vuelven intolerables, cuando estás con amigos, cuando todos hablan. Uno se termina aislando, te cambia el carácter. El problema no es solamente que la persona no escucha, sino que tampoco puede comprender bien lo que oye. Entonces, se va alterando el volumen y la comprensión del lenguaje. En el mundo ya se están probando distintas técnicas para revertir estos daños. Incluso aquí en Tucumán realizamos en algunos pacientes técnicas quirúrgicas específicas para atenuar los acúfenos.
- Recientemente la OMS elabora una norma mundial para prevenir la pérdida auditiva en jugadores de videojuegos... ¿son necesarias estas medidas?
- Sí. Por ejemplo, la idea es también que los fabricantes de teléfonos puedan establecer un sistema por el cual cuando el chico aumente el volumen, automáticamente vuelva al nivel de umbral auditivo de confort y de esta manera no se lastimen la audición. Lo mismo se ha pedido para las consolas de juego y con los fabricantes de auriculares. Los chicos no necesitan escuchar tan fuerte. Ellos se acostumbran. Además, todos los juegos los llevan a escuchar esos volúmenes altísimos porque el volumen es también un gran excitante. Produce mucha descarga de adrenalina.
- ¿Qué consejo podrías darnos a los padres?
- Una buena medida es que el chico no esté con el teléfono en el colegio porque suelen estar conectados todo el tiempo. Yo les prohibiría el uso de auriculares, mucho menos que duerman con estos aparatos. Los papás tienen que controlar el volumen que escuchan sus chicos. Por ejemplo, en cualquier aparato lo ideal es permitirles hasta la mitad de lo que indican. Nada mayor de 70 dB. ¿Y cómo sabemos calcular esto? Si yo tengo un equipo que tiene volumen de cero a 10, no tendrían que pasar del cuatro. Otro tema a estar atentos,: el alcohol. Si yo tomo alcohol hoy y me voy un boliche, ya estoy sensible y puedo tener un trauma acústico. Y tener especial cuidado con los recitales. Nadie controla los volúmenes en estos espectáculos.
Más datos: cifras que asustan
La OMS prevé que para 2050 habrá casi 2.500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición, de las cuales 700 millones necesitarán rehabilitación. Los principales motivos de los problemas auditivos en los adultos son la excesiva exposición a ruidos intensos, ausencia de hábitos cardiosaludables y el consumo excesivo de fármacos ototóxicos, asegura la Seorl-CCC.