

La gastronomía fue uno de los sectores más afectados por las restricciones de circulación impuestas durante la pandemia. Hasta ese entonces, muchos restaurantes y cafeterías no contaban con servicios de delivery, más allá de que, al comienzo de la cuarentena, tampoco se podía hacer repartos. La llegada de la pandemia no dio alternativa: para sobrevivir, los establecimientos debieron adaptarse a la nueva modalidad de entrega de comida “a domicilio”. Entre quienes lo lograron está Mariano Sosa, un pastelero oriundo de Ranchillos quien había montado su emprendimiento gastronómico en 2010, cuando se vio obligado a generar ingresos para costear el viaje de egresados. Mariano tenía entonces 17 años.
La pasión sale ganadora
Comenzó haciendo rosquetes y guisadillas para vender por su barrio, y, por supuesto, se fue de viaje a Carlos Paz. Al regreso, se sorprendió al ver que muchos de sus vecinos seguían encargándole pedidos, y desde ese momento, según cuenta, nunca paró. En 2012 ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) a la vez que continuaba con su emprendimiento para solventar sus gastos de estudiante. Sin embargo, comenta que llegó un momento en el que ya no podía continuar con ambas cosas, por lo que tuvo que tomar una decisión, la más importante de su vida, según afirma. Ganó la pasión gastronómica. Y desde ese momento comenzó un ascenso que incluye el haber superado la crisis pandémica.
En 2016, Mariano se inscribió en la carrera de gastronomía y se especializó en pastelería. Logró montar un negocio en el patio de su casa, pero la crisis económica de 2018 casi lo deja en la ruina. Los impuestos “lo mataban” y tuvo que despedir a gran parte del personal. Aún así, logró salir adelante.
Parecía que nada podría parar al joven emprendedor, y fue entonces cuando llegó el año 2020, y con él, la pandemia de la covid-19.
Beneficios de la virtualidad
Lejos de lo que podría parecer, Mariano cuenta que la pandemia lo benefició: “fue una etapa que me favoreció. Obviamente que busqué reinventarme, creo que es algo que muchos hicimos, y los que no lo hicieron terminaron quebrando”. Y agrega: “en ese momento no tenía la marca y sucursales que tengo hoy, sino un emprendimiento de pastelería. Yo me reinventé en la parte de delivery. Tuve que hacerlo yo mismo por todo Tucumán. Estaba en ese momento en Banda del Río Salí, y llegué hasta Tafí Viejo, Capital, Yerba Buena, etcétera”.
El chef acota que otro de los aspectos favorables de la pandemia fue la digitalización. “Como todo joven, estaba super adaptado a la parte tecnológica. Pude hacer pedidos, envíos y marketing por redes sociales. Fue así, con el delivery y las redes, que salí adelante. Gracias a eso me pude hacer conocido”, reflexiona.
Aunque a la distancia parece que no resultó tan difícil encontrar una vuelta a la crisis, Mariano subraya que fue un momento muy dramático. "A los que en ese momento éramos emprendedores pequeños, realmente nos afectó porque, si no trabajábamos un día, se nos complicaba todo”, asegura a continuación. Pero, tras superar la experiencia de la pandemia, salió fortalecido y motivado para agrandar el negocio. “Hace un año y medio que abrí mi local gastronómico Mariano Sosa Cake Shop & Coffee. Actualmente contamos con sucursales en Capital, Banda del Río Salí y Ranchillos”, afirma el emprendedor con orgullo.