El editorial de Federico van Mameren: Las amenazas y las grietas del sistema
Las amenazas contra la sociedad no surgen de la nada ni son actos aislados de individuos sin conexión con el poder. Al contrario, crecen y se fortalecen bajo la sombra de anuencias, complicidades y miradas esquivas de quienes deberían denunciarlas y combatirlas. Lo ocurrido recientemente en Tucumán, con un personaje habituado a comercializar con la muerte y sembrar el miedo, es solo la consecuencia de años de indiferencia.
Así lo señaló Federico van Mameren en su editorial de Panorama Tucumano. El conductor resaltó una lección que los periodistas han aprendido con el tiempo: detrás de cada amenaza hay una historia de permisividad.
Van Mameren destacó que el gobernador Osvaldo Jaldo decidió poner la amenaza sobre la mesa, exhibiéndola sin eufemismos. “Tucumán no es Rosario”, afirmó el mandatario. Sin embargo, en su discurso también reconoció que gobiernos anteriores miraron para otro lado. Y ahí surge la pregunta inevitable: ¿por qué se permitió que el poder de estos personajes creciera? ¿Qué mecanismos fallaron para que alguien con intenciones delictivas accediera a los recursos necesarios para generar miedo?
Este caso no es único ni excepcional. La semana pasada, la provincia fue testigo de otro episodio similar con los barrabravas. ¿Acaso no estaban ahí antes? ¿No se conocía su existencia y sus prácticas? La historia se repite porque el sistema lo permite, porque la institucionalidad se coloca al margen cuando debería ser el eje rector de toda acción política y judicial.
Mientras tanto, en el Congreso se avecina una nueva discusión sobre el préstamo con el FMI, un debate en el que, una vez más, la institucionalidad quedará relegada a un segundo plano.