
El espectáculo nacional perdió a una de sus figuras más emblemáticas este martes 18 de enero al sorprenderse con la noticia de que Antonio Gasalla falleció a los 84 años. El actor se desempeñó como humorista, guionista de televisión, dramaturgo, director, productor y profesor de teatro.
Nació en Ramos Mejia en 1941. Durante su vida logró sorprender, divertir y conmover a sus espectadores (no solo argentinos), con sus personajes estridentes y multidimensionales. Estos personajes cobraban vida tanto en la pantalla como en los espectáculos teatrales que Gasalla realizó durante más de la mitad de su vida.
Los personajes inolvidables de Antonio Gasalla
Mamá Cora

El retrato de la vejez con acidez, una caricatura llena de argentinidad. La misma temática de ser vieja y graciosa debido a las disfuncionalidades de la vejez en la sociedad que descarta a las personas. Mamá Cora cobró vida con Gasalla en la película Esperando la Carroza, dirigida por Alejandro Doria en 1985. La película está basada en una obra teatral homónima que ya contaba con este personaje, pero interpretado por mujeres. La decisión de Doria de que el difunto humorista la interpretara vino de la mano de una necesidad: faltaba una cuota de ridiculez y humor, y creía que si la representaba una mujer, el público sentiría pena en lugar de risas.
La empleada publica
La parodia de los empleados del estado, malhumorados y que, a pesar de estar en el trabajo, nunca está trabajando. Esta mujer tenía un destrato con las personas que iban a realizar sus trámites en la oficina y lanzaba constantes comentarios incentivando el chisme.
Soledad Dolores Solari
El personaje de Soledad era una mujer soltera, triste y distanciada del mundo. Tenía una relación conflictiva con su madre, con quien tenía intercambios atípicos y el humor recaía en el extremo opuesto a lo que la sociedad esperaría de una relación madre e hija. Su performance se centraba en su búsqueda de trabajo, lo que la lleva a experimentar situaciones insólitas.
Bárbara Don’t Worry
Un programa de televisión con una presentadora que no tenía ni la mínima idea de lo que estaba hablando y lo que pasaba a su alrededor. El acto cómico de Bárbara era no tener las habilidades que la podrían sacar de las situaciones vergonzosas como no saber a quién estaba entrevistando, qué estaba publicitando o confundir el estar en vivo con estar fuera del aire televisivo.
La nena Lorena
Interpretaba a una niña pequeña, maleducada, acostumbrada a decir malas palabras y ser irrespetuosa con los adultos. Las situaciones se descontrolaban cuando Lorena, con su picardía, avasallaba a los adultos que trataban de corregir su comportamiento.