
El gobierno de Javier Milei anunció la semana pasada una reducción en los aranceles a las importaciones de ropa, calzado y telas, con el objetivo de reducir la inflación y fomentar la competencia en el mercado.
Sin embargo, especialistas y referentes de la industria han señalado que el impacto negativo sobre el empleo podría ser más significativo que los posibles efectos positivos en los precios.
El Ministro de Economía, Luis Caputo, detalló que los impuestos a la ropa y el calzado se reducirán del 35% al 20%, mientras que las telas pasarán de un 26% a un 18%. Además, los aranceles para los hilados, que actualmente son del 18%, se ajustarán entre el 12% y el 16%, dependiendo del tipo de producto.
Sin embargo, el análisis de Gustavo Ludmer, especialista en Desarrollo Económico e investigador de los sectores textil e indumentaria, indicó que la medida podría tener un impacto limitado en la reducción de la inflación. Según su estudio preliminar, la disminución de aranceles podría reducir apenas en 0,2 puntos porcentuales el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec. En contraste, la pérdida de empleos en el sector podría ser mucho más pronunciada, afectando a 47.500 trabajadores.
Según consignó el diario "Ámbito", Ludmer identificó varios canales a través de los cuales la política podría incidir en los precios. El más relevante sería una reducción del 11,1% en el precio de las prendas de vestir importadas, suponiendo que el beneficio de la baja de impuestos se refleje íntegramente en los consumidores, algo que podría no ocurrir, según afirmaron los propios integrantes de la cadena productiva.
Otro efecto esperado sería la sustitución de prendas nacionales por importadas, dado que actualmente sólo el 15% de la ropa comercializada en Argentina proviene del exterior. Sin embargo, con la reducción de los aranceles, Ludmer prevé que este porcentaje podría duplicarse en los diferentes segmentos del mercado. Esto, a su vez, provocaría una caída promedio de los precios del 2,7%.
El tercer canal identificado por Ludmer es el abaratamiento de los insumos para la producción local, que representan alrededor del 50% del producto final en el eslabón textil y 40% en la confección. Sin embargo, este efecto sería menor debido a que la reducción de aranceles para los insumos es más modesta que para las prendas terminadas. Además, la presencia de intermediarios dificulta que esa baja se traslade a los precios finales, lo que resultaría en una reducción de solo el 1%.
Finalmente, se proyecta que la mayor presión competitiva, sobre todo en el sector formal, podría generar una caída de los precios de la producción local de alrededor del 1,2%. No obstante, Ludmer advirtió que este ajuste suele manifestarse principalmente en la quiebra de empresas y la destrucción de empleo, más que en una disminución de precios.
La preocupación principal de los expertos radica en el impacto negativo sobre el empleo. Actualmente, en Argentina existen aproximadamente 171.000 empleos en el sector de la confección y 98.300 en el rubro textil. Ludmer estimó que el aumento de las importaciones podría resultar en la pérdida de 30.150 empleos en confección y 17.350 en el sector textil.
Desde que se conoció el anuncio de la medida, Ludmer cuestionó abiertamente la decisión del gobierno libertario, argumentando que perjudica especialmente a los sectores más formales y bien establecidos en cuanto a impuestos, quienes son los más vulnerables a la competencia extranjera.
Además, señaló que la reducción de precios beneficiaría principalmente a los consumidores más acomodados, que son los que más adquieren productos del segmento formal, mientras que los sectores de bajo poder adquisitivo, como los de los comercios barriales y las "saladitas", no se verían tan favorecidos.
En Tucumán
La Unión Industrial de Tucumán (UIT) expresó su preocupación que ha generado el anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, sobre la reducción de los aranceles de importación en sectores clave de la industria textil local y nacional.
“Esta decisión impacta directa y negativamente en las economías regionales, especialmente en el sector textil, que es un motor clave del desarrollo productivo en Tucumán y en muchas provincias del país. La industria textil y del calzado, no sólo representa una fuente de empleo genuino para miles de familias, sino que también sostiene una cadena de valor que abarca desde los productores de materias primas hasta los talleres y comercios locales”, expresó la cámara en un comunicado oficial.
En la provincia, el sector emplea a 3.500 personas de manera directa, con gran influencia de manera indirecta. La Unión Industrial alertó que “la reducción de aranceles expone a estas industrias a una competencia desigual con productos importados que ingresan al país con costos significativamente menores”. En esa línea, expresó: “Pone en riesgo la continuidad de empresas que han apostado por el desarrollo local, la inversión y la generación de empleo”.