

Y esta vez ni siquiera Tomás Durso pudo salvar al “Decano” de los silbidos y los insultos. No hay con qué darle, cuando venís cruzado, es muy difícil enderezar el rumbo. Apenas cinco minutos estuvo en ventaja Atlético Tucumán anoche frente a Vélez. La derrota por 2-1 agudizó la crisis deportiva del club y todas las miradas apuntaron hacia los dirigentes, señalados por los simpatizantes por ser los culpables de este presente.
El “súper” arquero que evitó el papelón en Núñez, anoche demostró que es humano y que también puede fallar. El golero se confió en el armado de la barrera y estuvo lento en la reacción frente al tiro libre de Mahed Carrizo, ese fallo del “25” propició el 2-1 que desató el enojo contenido de los simpatizantes.
Es que evidentemente hubo un pacto tácito entre hinchas y jugadores. Los fanáticos “fingieron demencia” y olvidaron las tres derrotas consecutivas que arrastraba el equipo y los jugadores, por su parte, hicieron un buen primer tiempo digno. Claro, no estuvo al nivel del 4-0 a Sarmiento, pero en líneas generales manejó la pelota y tuvo las llegadas más importantes. Tal es así, que Durso casi no tuvo trabajo, pese al 1-1 de Romero que se vio beneficiado por un rebote previo en Gianluca Ferrari.
Buenos momentos y empuje de Leandro Díaz, experiencia y juego simple de Carlos Auzqui y el sacrificio de Guillermo Acosta en la primera etapa habían dejado buenas sensaciones.
De hecho el gol de Atlético llegó por una generosidad de Auzqui, que permitió el latigazo furioso del “Loco”Díaz para castigar a Tomás Marchiori.
Iban 21 minutos y el que imponía las condiciones era el local, pero como este equipo siempre se muestra frágil, el empate no demoró en llegar. El oficio de Auzqui no bastó para detener a Porcel que surcó el carril izquierdo, Elías Gómez le pegó al arco, la pelota se desvió en Ferrari y le quedó servida a Romero. 1-1 y otra vez las dudas y temores se adueñaron del partido de Atlético.
Y eso que aún en el empate, el “Decano” tuvo algunas oportunidades propiciada por la voluntad y el empuje de Leandro Díaz, pero el ánimo no era el mismo.
“Andate Leito la p… que te parió”, fue el mensaje que bajó al unísono desde las cuatro tribunas cuando Braian Ferreyra marcó el final del partido. Ese acuerdo tácito se rompió con el tiro libre de Carrizo que decretó la cuarta derrota consecutiva y que pone en jaque tanto al cuerpo técnico como a los dirigentes. ¿Cuánta espalda tiene Lucas Pusineri para soportar los malos resultados? Es probable que el cuerpo técnico sea el menos culpable de este momento, o al menos de estar en esta situación límite. El DT habrá analizado en su momento las herramientas con las que contaba a la hora de aceptar el ofrecimiento y eligió con el corazón.
Pusineri siempre supo que estaba agarrando un equipo que venía a los tumbos y ahora el final del torneo parece quedarle cada vez más lejos y eso que solo le quedan seis fechas para que finalice el torneo.
Para colmo, el formato del torneo le sigue brindando posibilidades. El “Decano” lleva cuatro derrotas consecutivas y continúa a cuatro puntos del octavo, pero quedó penúltimo en su zona y a dos puntos del último de la general. La incertidumbre es generalizada por estos momentos en 25 de Mayo y Chile, que al transitar un año electoral, todavía parece ganar más detractores, apoyados en el presente deportivo de un equipo que no encuentra respuestas.
En 10 fechas el equipo ganó dos partidos (Sarmiento y San Martín de San Juan) a los peores equipos del torneo y perdió siete, con el agravante que cuatro de esos juegos fueron jugando en Tucumán.
El parate por la fecha FIFA parece haber llegado en el momento justo. El DT tendrá 13 días por delante para preparar el partido con Platense. De lo que pase en Vicente López, dependerá cómo serán los ánimos cuando reciba a Instituto, para colmo, antes tendrá un partido incómodo por Copa Argentina. Se vienen y se viven momentos caldeados en Tucumán. Por ahora, las Eliminatorias le darán un respiro.