El lado oscuro de las redes: cómo un escrache virtual cambió la vida de Marcos

El lado oscuro de las redes: cómo un escrache virtual cambió la vida de Marcos

En un mundo donde X, Instagram y TikTok, entre otros, amplifican las condenas sin filtro, ¿cuáles son las consecuencias psicológicas de esta exposición para las víctimas?

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VARIEDAD. A través de teléfonos, computadoras, con o sin imágenes, miles de escraches se viralizan día a día. VARIEDAD. A través de teléfonos, computadoras, con o sin imágenes, miles de escraches se viralizan día a día.
Ariane Armas
Por Ariane Armas 18 Marzo 2025

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Marcos S. llevaba sólo un par de años de intentar convertir a su ‘ser analógico’ en uno digital, cuando decidió abandonar la virtualidad. O al menos gran parte de las redes sociales. El comerciante de 45 años sufrió un escrache en Facebook en 2023 que lo golpeó psicológicamente y lo hizo cuestionar el mundo virtual.

“Encontré la publicación de un muchacho que pedía trabajo para poder llevar pan a sus hijos. Me apenó la situación que relataba y le escribí un mensaje privado donde le ofrecí ayudarme a atender mi kiosquito y con algunas otras tareas. Aceptó y le pusimos fecha al inicio de su trabajo”, relata.

El joven no llegó a la cita. Incluso el número telefónico por el que habían realizado una llamada para hablar de los detalles del acuerdo dejó de tener tono. “Pensé que se había arrepentido y no se animaba a explicármelo, así que grande fue mi sorpresa cuando vi una publicación suya en ese mismo grupo donde se me acusaba de no cumplir con mi promesa, de jugar con la necesidad ajena y burlarme de esta persona que ya no sé si existe o no”, recuerda.

A su bandeja de entrada empezaron a llegar agravios y amenazas de desconocidos. “Me desesperé al pensar que mis hijos adolescentes iban a sentir vergüenza de su padre al ver lo sucedido. Hice un descargo donde conté lo que en realidad había pasado, pero el odio no disminuyó por lo que decidí cortar de raíz y borré todas mis redes sociales”, dice.

Marcos no tiene foto en su cuenta de WhatsApp y prefirió no dar su apellido para no volver a exponer a su familia, como él siente sucedió en el pasado. “Mis hijos cuentan que ahora es diario este tipo de publicaciones. Yo siento que no se preguntan si todo lo que leen es real o cuánto afecta a quienes escrachan”, sentencia.

Su caso es solo uno de los cientos que se ven cada día en redes sociales, y se esparcen especialmente en grupos de compra- venta. La mayoría tienen un común denominador ya que inician con la premisa: “Con el permiso del administrador…”.

Impacto psicológico

“Lo que tenía que ser intimo pasó a ser público y todos estamos expuestos”, afirma Rocío Mendoza, psicóloga especialista en jóvenes, y quien analiza qué sucede detrás de la necesidad de exponer infidelidades, deudas, peleas familiares, apreciaciones morales o problemas con la ayuda de un teléfono celular o una computadora.

Para ella, la persona que se siente la necesidad de exteriorizar su dolor o sus inconvenientes de esta manera, está atravesada por una emocionalidad intensa que no le permite regularse o tener control para medir sus sentimientos y de qué manera se dirige al entorno.

“Buscan una satisfacción emocional real porque todo parte de una demanda. Aunque también puede provocar arrepentimientos cuando esa misma persona ya se encuentra en otro plano, más estabilizada y quizás con otra conciencia de la situación”, advierte.

En el caso de la persona expuesta, el escrache afecta en gran medida con una desestabilización emocional que por lo general causa la aparición de:

• Vergüenza

• Retraimiento

• Sentimientos de soledad

• Aislamiento

• Síntomas de ansiedad y pánico con sensaciones de desesperación.

“Pueden aparecer además pensamientos intrusivos que muchas veces conducen a conductas autoliticas (autolesiones)”, detalla Mendoza. Este tipo de pensamientos constan de u ideas o imágenes que aparecen de forma involuntaria y que pueden ser perturbadoras.

Reflexión genuina

La psicóloga resalta que de esta manera los escraches nunca tendrán una reflexión genuina porque siempre están cargados de contenido subjetivo o información desvirtuada, incluso muchas veces motivados por la posibilidad de exponer al acusado pero no a su propia identidad. a través del alias “participante anónimo número...”.

“El anonimato y los sujetos detrás de las pantallas son hoy el claro ejemplo de exaltación del narcisismo, violencia e impulsividad. Para ellos no hay importancia de lo que se produce en ese otro que recibe el escrache, sino que sus objetivos están en la anulación total como persona a quienes exponen”, remarca la psicóloga.

Estos puntos son un recordatorio de lo frágil que puede ser la reputación en tiempos de redes sociales, donde una acusación puede afectar la vida de alguien en cuestión de horas.

Más allá del impacto psicológico, estos escraches virtuales revelan que en un mundo hiperconectado, la empatía parece ser la gran ausente, lo que lleva a cuestionar si en el espacio digital aleja a los usuarios de la capacidad de discernir, de escuchar y de comprender antes de condenar.

Efecto bola de nieve: velocidad y ligereza

A causa de la inmediatez y del alcance de las redes sociales se ve facilitada la rápida propagación de escraches, que genera un efecto “bola de nieve”. Es decir el crecimiento de la interacción con el contenido publicado en función del tiempo.
Mediante este, las personas suelen opinar y compartir contenido sin verificar la veracidad de la información. Esto, además de amplificar acusaciones infundadas, puede causar daños irreparables a la reputación de los involucrados.
Las personas expuestas pueden experimentar una desestabilización emocional significativa, que requiere de un acompañamiento terapéutico para no escalar a problemas más serios que comprometan la salud física.

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