
El Museo del Automóvil de Termas de Río Hondo se convirtió en el epicentro de miles de visitantes durante el fin de semana del MotoGP. Entre ellos, un grupo de amigos que, casi sin darse cuenta, fue desarrollando una pasión por las motos y la adrenalina de la competencia.
“Nos conocimos en la facultad”, contó Emiliano Castelli, jujeño que estudia abogacía en Córdoba. “Al principio nos unió la vida universitaria, pero después descubrimos que todos compartíamos el gusto por las carreras”, agregó.
Sus amigos, Tomás Heredia y Joaquín Martínez Paz, ambos cordobeses, asienten. Desde entonces, los motores y la velocidad se convirtieron en un punto de encuentro para ellos.
El circuito los impresionó desde el primer momento. “Todo está muy bien organizado, es espectacular”, dijo Joaquín. “La estamos pasando increíble”, aseguró.
Se llevaron una sorpresa al visitar el Museo
Pero la sorpresa mayor llegó al recorrer el museo, donde cada uno encontró algo que lo dejó maravillado. “A mí me encanta el TC, así que ver un auto de esa categoría acá fue increíble”, contó Tomás. “No recuerdo bien de qué piloto era, pero me trajo muchos recuerdos. Vengo todos los años al TC y encontrarme con esto fue emocionante”, aseguró.
Emiliano, en cambio, quedó impactado por las motos exhibidas. “Vimos una moto turbo, algo que nunca habíamos visto”, relató. Para Joaquín, lo más impresionante fue el estado de conservación de las piezas. “Algunas motos tienen muchísimos años, pero están impecables, como si fueran nuevas. Es la primera vez que vengo al museo y me encantó”, concluyeron.