Dos cartas de lectores leí (en este espacio que generosamente nos brinda LA GACETA a quienes intentamos aportar la cuota de responsabilidad mínima que nos toca para construir ciudadanía y más democracia), relacionadas con la violenta represión efectuada por fuerzas federales contra argentinas y argentinos que hacían uso de su derecho constitucional a protestar y reclamar: “¿Una guerra contratada?”, de Darío Albornoz, y “Reclamo y violencia”, de Hilda Cristina Ponce, 14/03. Para estos lectores, la culpa fue de quienes marcharon, acusándolos - además - de ser violentos y de haber provocado destrozos y desmanes. Totalmente falso, desde mi punto de vista, porque la violencia comenzó antes y fue engendrada y promovida por la ministra Patricia Bullrich, apostando 850 uniformados para una marcha de no más de 2.000 personas. Esta desproporcionada muestra de fuerza que Bullrich montó el pasado miércoles 12 en la marcha de jubiladas y jubilados hambreados por este modelo de destrucción, tuvo todos los condimentos que un operativo de Inteligencia que todo gobierno autoritario y antidemocrático puede tener: muchos uniformes, de diferentes fuerzas, adoctrinados para provocar reacciones y el caos (“¡Vengan, zurdos de m…!”); uniformados plantando armas para que algún desprevenido la tome con sus manos; uniformados abandonando un patrullero y luego tumbándolo ese auto y prendiéndole fuego; uniformados disparando al montón, caiga quien caiga, como le gusta decir a cierto gobernador libertario. Pablo Grillo es un fotógrafo que fue herido gravemente por un uniformado que disparó una cápsula de gas por fuera de todo protocolo y las instrucciones del propio gas lanzado, que indica -por ejemplo - disparar en paraguas (a 45° de inclinación) y no en forma horizontal: Bullrich no tuvo mejor idea que declarar que ese argentino que lucha por su vida tenía filiación kirchnerista, dejando en claro que Cristina y quienes la seguimos o comulgamos con sus ideas somos el enemigo y somos un objetivo que debe ser eliminado. Es la encrucijada en la que se encuentra la Nación: o se consolida este autoritarismo institucionalizado o la Democracia se defiende desde abajo hacia arriba, teniendo en cuenta que, desde arriba hacia abajo, solo hay represión por un lado y especulación por el otro. Sequía de conducción, en medio de tanta inundación de agua; sangre y padecimientos.
Javier Ernesto Guardia Bosñak
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