Cómo repercute la brecha de género en la calidad de vida de las mujeres

El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) elaboró un informe en el que detalla cómo la brecha de género, aunque disminuida, aún persiste en la vida social y afecta la calidad de vida de las mujeres debido a la falta de oportunidades, las desigualdades salariales o el desconocimiento de los derechos. Desde la niñez a la vejez, el informe menciona que las mujeres atraviesan durante gran parte de su vida barreras estructurales que limitan su desarrollo personal y posteriormente profesional. El estudio gira en torno a cuatro ejes principales: niñez y adolescencia; adultez, el desafío de conciliar trabajo y cuidados; personas mayores y jubilaciones desiguales, y cerrar brechas: el rol de la política pública.

Los ejes del informe

En primer lugar, el estudio se centró en la niñez y la adolescencia. Si bien los niveles de pobreza infantil en la Argentina son especialmente altos en la actualidad, con el 66% de niños y niñas de entre 0 y 14 años bajo la línea de pobreza, según datos del primer semestre de 2024, no parecen haber diferencias significativas entre niños (66,2%) y niñas (66,6%), además de que la tasa de escolarización y el nivel de cobertura de las transferencias del Estado también presentan niveles similares entre géneros. Sin embargo, la brecha se revela en la adolescencia en las tareas del hogar, y es que, a pesar de que los niveles de fecundidad adolescente cayeron el 66% entre 2014 y 2023, las mujeres de entre 15 y 17 años dedican más de cuatro horas al día a realizar tareas domésticas, mientras que los hombres entregan menos de tres horas a estas actividades. Asimismo, el informe también mencionó las desigualdades en carreras de STEM, que se perfilan como las de mejores salidas laborales en el futuro.

En la adultez, la brecha es mucho más profunda. El informe de Cippec reveló que, según datos del segundo trimestre de 2024, las mujeres registraron el 67% de actividad laboral, mientras que la de los hombres fue del 82%. También presentaron menores tasas de empleo (61% contra 76% de los hombres), y mayores tasas de desempleo (8,1% contra el 7,1%). Otra dificultad que atraviesan las mujeres adultas está en el tiempo dedicado a las tareas del hogar, ya que ellas dedicaron, en promedio, seis horas y media a estas tareas, en contracara a los hombres, que invirtieron menos de tres horas y media al hogar. Esta diferencia es una de las causas más importantes de la desigualdad laboral entre hombres y mujeres, que también se ve reflejada en las remuneraciones, que en el caso de las mujeres son menores a las de los hombres.

En la vejez se ve que el tiempo de trabajo invertido y la remuneración obtenida repercuten en las jubilaciones. En la Argentina, la exigencia de tener mínimamente 30 años de aportes solo reconoce a aquellos que hayan tenido empleos formales, por lo que los que hayan tenido empleos informales, o las mujeres que se desempeñaron en tareas del hogar no remuneradas quedan por fuera de la ley y no son reconocidas. Esto hace que una buena parte de mujeres, al llegar a la edad jubilatoria, solamente logren acceder a prestaciones jubilatorias mediante una moratoria, programas no contributivos u otros programas de excepción. Cippec detalló que, hasta septiembre de 2024, el 86% de las mujeres en edad de pasar al sector pasivo habían accedido a estos programas. En contrapartida, el número de hombres desciende al 54%.

Por último, el cuarto apartado del informe, CIPPEC propuso la creación de un sistema integral, articulado y federal de cuidados, basado en tres puntos fundamentales:

1) licencias universales que fomenten la corresponsabilidad  

2) transferencias a la niñez y adolescencia con enfoque universal y progresivo

3) ampliación de espacios de crianza y cuidado para la primera infancia

Desde la organización afirmaron que es fundamental crear políticas públicas para reducir las brechas de género, fomentar la participación de mujeres en el trabajo y fortalecer las perspectivas del cuidado de género como herramienta esencial para el desarrollo de las sociedades.