La política de los subsidios exagerados o excesivos a la energía parece haber llegado a su fin con la actual gestión nacional, luego de haber hecho estallar a la economía varias veces en las últimas décadas, producto de un déficit insostenible, subsidiado mayormente por emisión, inflación o aumento de las deudas.
Con los últimos “sinceramientos” de las tarifas el ánimo de la gente estalló por los aires, agravado por la compleja situación económica por la que atraviesa la mayoría de los hogares argentinos.
Los tiempos del aire acondicionado encendido todo el día, a cualquier temperatura y aún no siendo tan necesario, o las luces prendidas las 24 horas, parecen haber llegado a su fin aunque muchos no se hayan dado por anoticiados. Por el contrario, las nuevas generaciones, sobre todos los niños, sorprenden a los adultos con sus expresiones y sus actos, en donde están muy presentes la conciencia ambiental, de tratamiento de residuos, el consumo energético moderado y sustentable, entre otros temas sobre un modelo de planeta diferente, menos tóxico, más viable y a la vez menos costoso. No son tantos las escuelas ni los hogares los principales influenciadores de las nuevas camadas, aún regidas por generaciones educadas en la cultura de la gratuidad, sino que son tendencias mundiales que fueron imponiéndose en los últimos años en las redes sociales, el hábitat natural de los nacidos en este nuevo siglo.
De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, los aparatos eléctricos apagados o en modo de espera consumen, en una casa promedio, alrededor de 1,6 kilovatios diarios. Este gasto representa entre el 5% y el 10% del consumo total de energía en el hogar. A este efecto se le conoce popularmente como ‘corriente vampiro’, porque ocurre en general de noche, cuando los artefactos no se usan pero siguen enchufados.
Según el Ente Regulador de la Energía en Argentina, “para reducir la corriente vampiro, una opción son los tomacorrientes múltiples que pueden apagarse (que tienen un botón de encendido), y los que tienen sensores de presencia que inhabilitan los dispositivos innecesarios, obstruyendo el paso de energía”. Otra opción más práctica consiste en simplemente desconectar los aparatos eléctricos cuando no están en uso. Algunos de estos artefactos que consumen “corriente vampiro” son los decodificadores, las laptops, las PC de escritorio y los microondas, que van de los 2 a los 3 vatios por hora de consumo apagados y enchufados. Una cafetera eléctrica o una consola de juegos gasta un vatio por hora cuando no son utilizados.
Los argentinos debemos empezar a cuidar nuestras energías, nuestro medioambiente, y nuestros bolsillos. Una forma de comenzar a modificar esta arraigada cultura de la gratuidad energética podría ser empezar a escuchar a los niños, quienes ya vienen con el “chip” cambiado, y también a los expertos que diariamente aconsejan sobre formas de hacer más eficiente el consumo, referencias que pueden encontrarse fácilmente en las páginas de las empresas energéticas y de los gobiernos.