

Un viejo dirigente oficialista con varias batallas electorales sobre sus espaldas ha patentado una frase que, dentro del Partido Justicialista tucumano, resuena cada vez que surgen internas o que el oficialismo se encuentra en problemas. “Hay momentos en los que se puede recolectar, pero en otros tiempos habrá que poner”, señala ese referente capitalino. El aparato partidario no funciona sino con combustible, porque la mística ha quedado atrás, allá lejos y hace tiempo. El peronismo ya no abraza a sus líderes como antes de la década de 1980. Julio Miranda, José Alperovich y Juan Manzur pueden dar fe de ello. Tuvieron tanto poder que, cuando lo dejaron, pasaron prácticamente al olvido. Ni hablar de Ramón Ortega que, por sus yerros de gestión, cedió aquel poder nada más y nada menos que al líder de Fuerza Republicana, Antonio Domingo Bussi. No hay amor; hay humor social. No es pasión; son emociones a la hora de votar. Javier Milei es una clara muestra del presente. Cristina Fernández de Kirchner le mandó a hacer un partido político. El economista libertario no sólo lo conformó, sino que pudo arrebatarle al PJ la conducción del país. Aun con crisis y en medio de la tormenta económica, gran parte de la sociedad apostó a un cambio de 180 grados en la forma de hacer política. Esa es la base de sustentación política de un presidente que busca ganar mercados en medio de un escándalo por la promoción de una criptomoneda.
Osvaldo Jaldo tiene sus propios problemas. No es un criptoescándalo, pero se le parece. La denuncia presentada por la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) ante la Cámara Nacional Electoral para que investigue la administración de fondos en cuatro municipios y su presunto uso político desvela al mandatario tucumano. El karma peronista da vueltas por la Casa de Gobierno y el tranqueño lo sabe. Este es su segundo año como gobernador y sabe que debe ser el de la consolidación de su imagen. Los sondeos privados le indican que su rol dialoguista lo puso en la vidriera de referentes políticos con aceptación social. Minar aquella imagen no sólo impactará en su imagen, sino también en la gestión.
El nivel de desconfianza llegó al límite. Cuando trascendió la denuncia, la reacción fue buscar al o a los responsables de la presentación. La Unidad de Investigación Financiera (UIF) ha indagado sobre los Registros de Operaciones Sospechosas (ROS), un mecanismo que se activa al solo efecto de saber la procedencia de sumas elevadas de dinero con justificación incierta. Hoy los afectados hablan de ardid político; pero todo se aclarará cuando se presente la documentación respaldatoria. Los intendentes y los ex jefes municipales bajo investigación sustentan sus argumentos en la Cuenta de Inversión, una suerte de tribunal donde se rinden cuentas de lo gastado. Pero la Procelac pone bajo la lupa a los cheques ventanilla, esos que se retiraron en efectiva por montos que están por encima de los límites establecidos por el Banco Central para este tipo de operatorias. Allí está la clave del asunto. Los tiempos de la Justicia corren a la misma velocidad que los tiempos electorales. En los próximos ocho meses serán claves para establecer si habrá una definición en la causa. O tal vez demande más plazos.
En el Palacio de Gobierno hacen sus especulaciones. Algunos sostienen que poner a Darío Monteros en el centro de la escena es intentar golpear directamente al gobernador. En definitiva, el ministro del Interior es el hombre de más confianza del mandatario. Y fue el primero al que le llegó la investigación. Otros creen que debe ser Juan Manzur, antecesor de Jaldo, el que debe dar las explicaciones del caso. El grueso del dinero bajo investigación fue utilizado mientras el médico sanitarista estuvo al frente del Poder Ejecutivo, desde su regreso de la Jefatura de Gabinete de la Nación. Y esta hipótesis también se sustenta en el hecho de que Monteros, Famaillá y San Isidro de Lules fueron tres jurisdicciones muy cercanas a Manzur. El senador se preserva entre el silencio y la ausencia pública, señalan los que lo frecuentan.
En la oposición, mientras tanto, se frotan las manos. Los principales dirigentes sostienen que la denuncia de la Procelac ha sido un duro golpe al bolsillo de la política tradicional. Además, esa investigación puede constituirse en una verdadera muralla que el oficialismo tendrá que sortear para ganar las elecciones con la holgura que se pretende, es decir, conservar las dos bancas en Diputados en juego y arrebatarle, de ser posible, otra a la oposición.
Los interrogantes se plantean. Algunos dirigentes, propios y extraños al poder, se preguntan cómo hará el peronismo para financiar la próxima campaña. ¿Cómo se moverá el aparato justicialista con poca nafta o sin ella? ¿Quiénes le darán el sustento financiero para convocar a los 3.500 fiscales de mesa que se necesitan en una elección? ¿Los punteros políticos tendrán que poner dinero para movilizar a la militancia? ¿Cómo se organizarán los actos?
Jaldo señala que la principal apuesta es la gestión, que es la manera más directa de captar la atención del electorado y la base de sustentación política de cualquier gobierno. El mandatario, además, debe tratar de recuperar la mística de una fuerza que está partida en mil pedazos a nivel nacional. Y que, en el ámbito local, hay franjas que no comulgan con su postura frente a la Casa Rosada. Incluso se llegó a mencionar que varios dirigentes ya están preparando para armar una corriente interna para competir en las internas del PJ por las candidaturas. Otros, en tanto, comentan que esos dirigentes han pedido el segundo puesto de la potencial lista de postulantes a diputados nacionales.
Nadie quiere firmar un cheque
En medio de estas internas, hay inquietud entre los jefes municipales y entre los comisionados rurales. “Nadie quiere firmar un cheque”, dice uno de ellos respecto del efecto general de las denuncias de la Procelac. En estos ámbitos, el silencio es corporativo. Todos señalan que tienen los papeles necesarios para sustentar los gastos.
En medio de toda esta parafernalia, hay dirigentes con optimismo. Son aquellos que piensan que al PJ lo unirá el espanto y que, para triunfar en los comicios de octubre, primará el peronismo. Luego volverá el jaldismo y el manzurismo. Creen que no hay que ahogarse en un vaso con agua y que es necesario pasar el otoño, también el invierno y llegar a la primavera electoral bajo el signo de la unidad. “El agua fluye y siempre encuentra una forma por dónde irse”, define este dirigente.
La Libertad, en tanto, Avanza. Se prevé que la semana que viene desembarquen en Tucumán el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán, electo presidente del distrito local del LLA, y la titular de ese partido, Karina Milei. Se trata de una avanzada de lo que será la campaña, aunque la excusa es inaugurar la sede libertaria que se está instalando en calle San Juan 1.035 de esta ciudad. La oposición también pilotea sus propias tormentas. No hay indicios certeros de unidad, más allá de que todos sustentan la necesidad de despojar al peronismo de más espacios de poder.
Todo esto configura un escenario diferente para las próximas elecciones de medio turno. Con un poco de realismo y no despejada de la ironía, muchos dirigentes se preguntan: la que viene, ¿será la campaña más austera de la historia? Hay que recolectar voluntades y esta vez toca poner más mística.