

El concepto de “Estado ausente” no indica únicamente que el poder público se ha retirado de sus funciones, sino también que está desarticulado, incomunicado, descoordinado, ya sea por la abrumadora burocracia que exige cualquier acción, como por las mezquindades políticas, los nichos de poder, la competencia por quién se lleva los laureles, entre otras avaricias partidarias.
La víctima siempre es el vecino, que mira pasar los años sin que sus problemas reales se resuelvan.
El verdadero responsable de resolver los destinos de las miles de hectáreas que ocupan las tierras que pertenecen a los ferrocarriles es la Nación, administración que desde hace décadas se ha desatendido de este problema que afecta a millones de argentinos. Mientras tanto, municipios y provincias se tiran el fardo, porque son las gestiones, por su proximidad con el vecino, las que reciben las cachetadas y los reclamos de los ciudadanos.
La rotonda
Un ejemplo emblemático fue el de la eliminación de la rotonda de avenida Perón/Belgrano y Camino del Perú, cuyos trabajos técnicos demandaron poco más de dos meses, y su obra final menos de tres meses, pero la burocracia interjurisdiccional entre el municipio de Yerba Buena, la capital y las reparticiones provinciales que intervinieron, como Vialidad, Obras Públicas, Fiscalía del Estado, Economía, etc, hicieron que esta obra de meses se dilatara por más de cuatro años.
Conclusión: los monopolios casi nunca son exitosos, salvo para el propio monopolio, y los argentinos somos víctimas desde hace muchos años del peor de los monopolios, el más discrecional, corrupto, ineficiente y burocrático, que es el monopolio estatal.