El aguacero despertó a San Martín, pero no lavó sus errores

El aguacero despertó a San Martín, pero no lavó sus errores

El equipo de Ariel Martos jugó un flojo partido hasta antes del parate, pero logró salvar el invicto.

CERCA DE GANARLO. Pese a no haber jugado bien, el Santo tuvo un par de oportunidades luego del 1-1 de Cuevas. CERCA DE GANARLO. Pese a no haber jugado bien, el "Santo" tuvo un par de oportunidades luego del 1-1 de Cuevas. LA GACETA / Diego Aráoz

La suspensión momentánea del partido, a raíz del aguacero que se desató en la noche de La Ciudadela, le vino al pelo a San Martín. Mientras el cielo se caía a pedazos y las descargas eléctricas sembraban pánico entre los pocos hinchas que se habían animado a quedarse en las tribunas, Ariel Martos logró acomodar las ideas de sus pupilos.

El “Santo” que salió jugar tras la reanudación poco tuvo que ver con el que había disputado los primeros 56 minutos de partido. De hecho, antes de los 30 segundos Juan Cuevas le puso el moño a una buena combinación en ataque (prácticamente la única vez que los futbolistas se habían podido encontrar de tres cuartos de cancha en adelante) para sellar el 1-1.

Es cierto que en líneas generales el equipo volvió a mostrar falta de ideas en la generación de juego, pero después del parate por la lluvia el equipo cambió la actitud. Además del gol de Cuevas, Martín Pino estuvo cerca de ampliar el resultado en un par de ocasiones y hasta el travesaño frenó las intenciones “santas”. Pero también es cierto que fue uno de los partidos más flojos del equipo en lo que va de la temporada.

La mejor cara de este San Martín en el inicio de este torneo se había visto del medio hacia atrás. Pero en este juego el “Santo” se mostró errático, falló en la contención en el medio y la dupla de centrales estuvo demasiado endeble. Para colmo, todos sabían que la única manera en la que Güemes podía lastimarlo era a través de un contragolpe. Y así lo hizo.

¿Cuál fue el error que cometió San Martín para que el partido se le hiciera tan cuesta arriba? Equivocó casi todos los caminos, sobre todo en la primera mitad del duelo. No tuvo juego asociado, abusó del pelotazo a Pino, estuvo demasiado lento en las transiciones de defensa a ataque y para colmo se mostró desordenado del medio hacia atrás, y la defensa no ofreció seguridad.

Además, el “Santo” nunca encontró desequilibrio en el mano a mano (excepto de una jugada en la que Juan Cruz Esquivel desbordó por derecha y lanzó un centro que ni Pino ni Cuevas lograron desviar). Por eso Martos movió el banco en el entretiempo y mandó a la cancha a Ulises Vera y a Gabriel Hachen, quienes lograron cambiarle la cara al equipo.

Cuando San Martín llega al área rival con mucha gente provoca desequilibrio en las defensas rivales. Eso lo mostró en varios partidos, y así también quedó confirmado en el último tramo de este juego. Por eso, el desafío que tiene es extender eso a lo largo de los 90 minutos.

San Martín navegó en la tormenta y salió a flote con un empate que dejó algunas dudas; pero a la luz de cómo fue el trámite del partido resulta positivo.

Como un barco que encuentra su rumbo sólo cuando el oleaje lo sacude, San Martín reaccionó tarde, cuando el agua parecía comenzar a llegarle al cuello. El aguacero que paralizó el partido bien pudo haber sido un bautismo de claridad para algunos, pero no logró lavar todas las falencias de un equipo que en esta ocasión se mostró errático.

La lluvia frenó el tiempo y le dio a Martos la oportunidad de enderezar el rumbo, aunque no lo suficiente como para llevar al equipo a buen puerto. Hubo reacción sí, pero fue apenas un relámpago en la noche cerrada de La Ciudadela. La tormenta pasó, al fin.

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