Caos y abandono en los terrenos ferroviarios de Tucumán: la calle Italia, símbolo de un Estado ausente

Caos y abandono en los terrenos ferroviarios de Tucumán: la calle Italia, símbolo de un Estado ausente

Sólo algunos tramos del Belgrano siguen operativos para el transporte de cargas en la provincia; el boulevard de los sueños rotos.

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PASO CERRADO. Un ejemplo de la desidia estatal expresado en un cerco que corta el paso, y que es el comienzo de una usurpación.

Entre las avenidas Siria (ex Salta) y Juan B. Justo, las vías del Ferrocarril Belgrano corren en paralelo a la calle Italia, un ramal que dejó de funcionar en 1993 como parte del proceso de desguace -por un lado- y de privatizaciones -por el otro- que impulsó el presidente Carlos Menem.

Sólo algunos tramos del Belgrano siguen operativos para el transporte de cargas en la provincia, que va desde Jujuy hasta Buenos Aires.

Otros fueron desactivados, como el que pasa por Italia y que, después de Juan B. Justo, se desvía hacia la ex estación que funcionaba en El Bajo y continúa hacia el sur. Ese es el ramal se usaba para transporte de pasajeros.

Las nueve cuadras de Italia (llegan a ser 14 si se cuentan los pasajes José García, Guayaquil, Cerrito y Tambor de Tacuarí) que unen esas dos avenidas son el ejemplo más cabal de una situación que está absolutamente desbordada, sea en la capital, en el área metropolitana o en el resto de la provincia.

Los terrenos ferroviarios abandonados son literalmente “terra nullius” (tierra de nadie), concepto que utilizaron los europeos para colonizar el planeta.

En esa calle podemos ver algunos pocos buenos ejemplos nacidos de la anarquía que produce la ausencia del Estado. Uno de ellos es en Italia al 600, donde los vecinos se organizaron desde que dejó de pasar el tren y crearon el “Paseo Italia”, un espacio donde la gente del lugar corta el pasto, cuida y poda árboles y plantas, y que se gestó cuando ellos mismos demolieron la casilla del guardabarreras en el cruce con calle Muñecas, y que en los hechos funcionaba como baño público, hotel alojamiento, guarida de adictos y dormitorio para personas en situación de calle, recuerda Estela Checa, histórica habitante de esa cuadra. 

“Desde hace dos meses empezaron a venir los municipales y nos ayudan con el pasto”, reconoce, pero aclara que durante los últimos 30 años el mantenimiento estuvo a cargo de los vecinos, pese a que es un predio del Estado nacional.

DESTINO: LA FE. En Pasaje García, las vías terminan en la capilla De la Divina Misericordia, con cartel de Cáritas.

Otro caso similar es la plazoleta que hicieron en Italia y Balcarce, aunque está constantemente vandalizada y en la que le quedan algunos de los juegos y bancos originales y ya ninguna de las luminarias. “La hizo algún político en campaña hace más de 20 años”, cuenta David Otero, dueño de una verdulería en esa esquina, fundada por su madre hace 43 años.

“Cada tanto, cuando se acercan las elecciones, viene gente de algún partido, corta el pasto y pinta los bancos, pero desde hace un tiempo la mantiene el municipio”, agrega Otero.

Otra vecina que vive frente a la placita, Florencia Flores, marca un antes y un después. “Desde hace un par de años la mantienen los municipales, dos veces al mes, creo que desde que está (la intendente Rossana) Chahla. Antes era un yuyal, con gente tomando y drogándose, a veces algunos hasta dormían. Era muy inseguro. Una vez me entró uno a mi casa y yo estaba sola con mis hijos”, denuncia, pero aclara que, más allá de la limpieza, de noche la zona es insegura y muy oscura. Hay sólo dos columnas de alumbrado público que apenas iluminan el sitio.

La peor cuadra

La selva junto al Cuartel de Bomberos, en 25 de Mayo y vías, es una guarida para todo tipo de delitos.

El resto de ese tramo de calle Italia es el ejemplo de lo más grave de la ausencia estatal. La peor cuadra, sin dudas, es Italia al 500, donde no hay frentistas. En el costado norte las casas le dan la espalda a la vía y del lado sur comparten los muros el Cuartel de Bomberos, que usan su parte como estacionamiento y a veces para arrojar y quemar basura; luego está el fondo de la escuela Roca; y al final, llegando a calle Muñecas, el jardín tapiado de un edificio.

“En la vía, los yuyos llegan a la altura de nuestras casas. Nadie se encarga de cortar y limpiar. Ayer, cerca de las 16.30, había un hombre sentado en medio de los pastizales. De noche es una boca de lobo, donde pasa de todo. Es un peligro caminar por 25 de Mayo o Muñecas, cualquiera te puede meter a la vía y no contás más el cuento, y es más riesgoso ahora que comienzan las clases. Y cuando juega Atlético, pasa de todo allí adentro”, denuncia Marta García.

Pablo Dumit, responsable del Museo y Centro Cultural “Casa Dumit”, fundado en memoria de su padre, el artista Ernesto Dumit que vivió allí, recuerda que hace unos años, con su vecino Ariel Piovano, quisieron hacer un paseo cultural en la vía, donde hubiera bancos y juegos para niños junto con actividades como títeres, teatro o música. Se llegó a montar un pequeño escenario de material, pero sin ayuda estatal el lugar se convirtió en un antro de delincuentes, que usan la vía como escape fácil.

USURPADO. En Italia y Balcarce, un vecino decidió ocupar el ramal y hasta colocó un portón para poder guardar adentro sus vehículos.

Hace una década, un grupo de voluntarios, entre los que estaban Ada Porcel, estuvo varios meses montando una huerta urbana, trabajando muchas horas bajo el sol o la lluvia; llegaron a plantar decenas de hortalizas y árboles frutales pero, de nuevo, la vandalización y la falta de apoyo oficial acabó con el proyecto, explicó hace un tiempo Porcel.

“Terra nullius”

El resto de la calle es un cabaret sin dueño. La Universidad Tecnológica Nacional alambró toda la cuadra entre Laprida y Rivadavia para usarla de cochera. Lo mismo hizo el Ministerio Pupilar y de la Defensa cuando se instaló en Laprida al 1.000, cerrando con un portón media cuadra de Italia al 400, donde estacionan decenas de vehículos de funcionarios y empleados.

“Esa zona la cuidaba Pichuco (dueño de un taller de electrodomésticos en Italia y Laprida), que había hecho un portoncito para que no invadan el espacio, pero llegó el Ministerio y se adueñó del lugar”, explica Ricardo, dueño de un taller mecánico. La otra mitad de la cuadra es limpiada a veces por los municipales y otras veces por miembros de la Fundación Marita Verón.

Los casos se multiplican: en Italia al 200 alguien cercó media cuadra; y en Italia y Balcarce otro cerró la vía con un portón de metal amarillo, donde guarda sus vehículos.

En la vía y Pasaje García, hacia el oeste, edificaron una gran capilla “De la Divina Misericordia”, que ocupa media cuadra, totalmente cerrada, y del lado Este montaron sobre la vía la “Parroquia del Carmen”, con un cartel de Cáritas, aunque los vecinos dicen que “es de los evangelistas”. Sobre la vía y Juan B Justo ya hay una casa de material y del otro lado de la avenida, una verdulería.

El Ministerio de la Defensa, del Poder Judicial, hizo una guardería en Laprida e Italia.

En Italia al 700 y al 800 residen muy pocos frentistas (dos en una cuadra y cuatro en otra), en un espacio que varias veces se intentó usurpar; llegaron a instalar casillas, siempre cerca de alguna elección, contó Checa. “Los vecinos nos organizamos, llamamos a la Policía y logramos evitarlo, pero en cualquier momento puede volver a pasar”, advierte.

El escenario en estas nueve cuadras de calle Italia se replica en casi todas las vías del Belgrano y del Mitre que están en desuso y abandonadas. Y más grave aun son los asentamientos que se expanden junto a las vías donde sí funciona el tren (ver “Avenida Sarmiento y Marco Avellaneda: el asentamiento que a nadie parece importarle”, en LA GACETA del 15 de febrero), con casillas construidas a centímetros de los rieles mientras se multiplican las usurpaciones a lo largo del Belgrano Cargas hacia el noroeste, llegando a Villa Muñecas, Villa Carmela, Yerba Buena y Tafí Viejo.

Pese a que se anunció la privatización del Belgrano Cargas, esta situación no cambiará porque en el pliego se aclara que se concesionará el servicio, pero que los rieles y las tierras seguirán siendo del Estado Nacional, con un Gobierno que ya anunció que no intervendrá en asuntos de vivienda, y con una gestión anterior que, desde la reestatización en 2008, sólo se desentendió de las tierras ferroviarias, cuando no hizo demagogia y política barata.

Estamos ante un problema que no es grave; es gravísimo en vista de que los tres poderes estatales administrativos (nacional, provincial y municipal) hacen nada o muy poco y mal.

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