Basura viajera

La situación durante los meses de verano de la basura en el valle de Tafí era muy contaminante, ambiental y visualmente. Casi merecía que le pusieran un domo y lo aislasen, como al pueblo Springfield de la película de los Simpson, cuando Homero tira en el lago un tanque con los desechos de su cerdito. Las protestas de los vecinos de la planta de tratamiento de El Mollar –ubicada de modo absurdo hace 20 años en la entrada al valle- se habían hecho un clásico del estío y enardecieron al Gobierno hace dos años, cuando vecinos y comunidad aborigen amenazaron con cortar la ruta 307 justo cuando estaba por comenzar la temporada 2023.

“El basural se va o se va”, disparó con seguridad marcial el gobernador Osvaldo Jaldo. Y ahora el basural se está yendo lejos… y a diario. Los camiones que recogen unas 35 toneladas de residuos veraniegos en el valle los estacionan primero en la misma planta de El Mollar y luego otros vehículos los trasladan hasta San Felipe en San Miguel de Tucumán; y después son llevados hacia el lugar de disposición final en Overo Pozo, Burruyacu. Es la basura más viajera de la provincia: recorre, entre tramo y tramo, 142 kilómetros cada día.

“Limpiando definitivamente”

El 6 de febrero, ante una foto de LA GACETA que mostraba animales pastando en medio del basural y una nota de los vecinos incrédulos y quejosos, Jaldo lanzó, en una conferencia de prensa, otra proclama castrense: “se ha cerrado y clausurado definitivamente el basural… Es decir, hemos limpiado todo el valle, tanto Tafí del Valle, que es uno de los que tiene mayor cantidad de basura, complementado por El Mollar que lo secunda en cantidad de residuos… Este gobierno lo cerró y lo cerró definitivamente. Y hoy estamos asumiendo un costo importante”, dijo. Y añadió: “imaginen lo que es bajar la basura de Tafí del Valle en plena temporada. 37 toneladas por día de Tafí del Valle y de El Mollar. Bajarla todos los días por ese camino de Tafí del Valle, que no es sencillo. No es sencillo el tránsito de los camiones, no es barato el servicio. Pero así lo hemos querido y estamos limpiando El Mollar definitivamente”.

“Por ahí falta coordinación”

¿De cuánto es el costo? No se ha explicitado, aunque se supone que en una semana más, cuando termine la temporada, el gasto descenderá abruptamente al vaciarse de turistas y visitantes el Valle y ya nadie volverá a preocuparse por el ambiente y la estética tafinistos hasta el próximo verano. ¿Bajarán a diario los camiones o depositarán la basura temporalmente uno o dos días en la batea de El Mollar hasta que se junte la cantidad necesaria para llevarla a Overo Pozo? Jaldo arengó que “seguramente, hasta que podamos adaptar el sistema, alguien por ahí malintencionadamente va a querer sacar una foto y publicarla como lo están haciendo. Pero están faltando a la verdad, es falso” y añadió que “es un proceso que lo hemos empezado. Por ahí falta coordinación, hay que mejorar la operatividad, pero la basura que se genera en el día se la baja. Puede quedar un pequeño excedente que al otro día se los carga en los camiones nuevamente”.

Foco contaminante

La historia de este problema ambiental es compleja y es difícil que se pueda decir que se ha terminado con esta solución extrema de hacer viajar la basura 142 kilómetros cada día. En realidad muestra que se ha fracasado hasta ahora en la búsqueda de un terreno apto en el valle, de lo cual debían encargarse los funcionarios de la degradada secretaría ambiental desde 2023, lo cual derivó en la decisión castrense de Jaldo de mandar la basura a otra parte.

Ya había habido varios fracasos de los distintos gobiernos provincial, municipal y comunal para disponer los residuos. Primero fue la construcción de la planta en 2003, erigida por Minera Alumbrera como pago de una multa por haber contaminado el ambiente con la construcción del electroducto desde Andalgalá a El Bracho. Desde la elección del emplazamiento de la planta -llamada de tratamiento- en la entrada del valle hasta sus protocolos de trabajo quedaron bajo cuestionamiento con el paso de los años por su progresiva transformación en un foco contaminante. Como el tanque de Homero Simpson en el lago de Springfield.

Todo se envolvió en un problema legal. El terreno elegido para disponer la planta, en teoría descampado, tenía ocupantes que acudieron a la Justicia en reclamo de posesión veinteañal y en 2013 ganaron la partida. El Estado se dejó someter y comenzaron a poblarse y urbanizarse al estilo caótico de El Mollar las hectáreas alrededor de la planta.

Las otras plantas

También hubo otro fracaso legal en esos años en Tafí con la planta que había comprado el ex intendente Jorge Yapura Astorga para tratamiento de residuos. En 2012 se expropiaron cuatro hectáreas a la sucesión Galindo Chenaut en el paraje conocido como Pie del Cerro La Banda y se comenzó a montar la instalación para clasificar residuos pero los dueños del terreno hicieron un planteo judicial afirmando que no se había hecho estudio ambiental, que el predio era inadecuado para eso y que iba a hacer daño contaminante en el valle. Como el caso de El Mollar.

En esos años se compraron –o se dieron ayudas para comprar- plantas de tratamiento en municipios de todo el país: Tafí del Valle (la tiene arrumbada en un galpón), Famaillá y Lules. La de Famaillá fue desmantelada apenas montada. La de Lules no fue puesta en funciones en la intersección de rutas 301 y 341 por reclamo en 2021 de los vecinos de los barrios Primero de Mayo y Nuestra Señora del Valle, y por falta de autorización de Ambiente de la Provincia. En ese lugar hay ahora un parque cultural. La única planta que ha sido instalada y usada en el marco de un fuerte programa ambiental es la de Tafí Viejo, que hoy, con su política de reciclaje y gestión ambiental está reduciendo la cantidad de desperdicios que envía a Overo Pozo.

A los ponchazos

¿Por qué han fracasado las propuestas de plantas de tratamiento de residuos en el valle? Por falta de claridad de la gestión política. En las primeras décadas de este siglo, los gobiernos se subieron a la moda ambiental pero solo retóricamente pues sólo resolvieron a los ponchazos y como pudieron –como hace ahora Jaldo- los conflictos ambientales (a excepción de Tafí Viejo). En los tiempos de José Alperovich, cuando explotaba la crisis con el basural de Pacará Pintado, se intentó llevar el basural a un predio de Tafí Viejo y, ante los reclamos vecinales, se terminó haciendo un traslado extenso a Overo Pozo. Pero allí sólo están los residuos de los municipios del Gran Tucumán. El resto de la provincia tira sus desperdicios en fincas o en los ríos.

Es que gestionar la basura no es fácil, requiere estudio, estrategia y política clara, lo cual no hubo en el Valle. ¿Cómo hacen otros sitios de montaña, como Cafayate? Que se implemente el sistema de basura viajera indica, por lo menos, que la política ambiental todavía adeuda respuestas, por ahora tapadas bajo la alfombra de una decisión marcial.

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