

“Cuando no era convocado con el plantel, mi familia me decía que siguiera entrenando, que mi momento iba a llegar”. Guillermo Rodríguez repite esa frase como un mantra, porque fue lo que lo sostuvo en los momentos más duros. Hubo días en los que sintió que nunca llegaría su oportunidad, en los que miraba los partidos desde la tribuna de La Ciudadela y se preguntaba qué más debía hacer para que le dieran una chance. Pero siguió adelante. Nunca dejó de entrenar. Nunca dejó de creer. Hoy, es una pieza clave en la defensa de San Martín de Tucumán y mañana desde las 19, tendrá una nueva prueba cuando el equipo visite a Patronato en Paraná.
Entre El Manantial y San Pablo, “Guille” dio sus primeros pasos en una escuelita de fútbol de la zona antes de sumarse al club de su localidad. Allí, tuvo como entrenador a Antonio Ibáñez, quien lo formó en sus primeros años como defensor.
Una vez que llegó a San Martín por el contacto entre Ibáñez y Matías Torres, el defensor fue creciendo bajo las órdenes de distintos entrenadores hasta que Iván Delfino lo convocó por primera vez a una pretemporada con el plantel profesional en 2022. Desde ese momento, comenzó a entrenarse con el equipo de Primera y a soñar con el debut.
Su primera convocatoria oficial fue el 11 de febrero de 2023, cuando integró el banco de suplentes contra All Boys. Aunque no ingresó, aquel día marcó el comienzo de su camino en el fútbol profesional. El debut oficial en la Primera Nacional se dio el 9 de abril de 2023, en la goleada 4-1 contra San Martín de San Juan, bajo la conducción interina de Alexis Ferrero y Ariel Martos. En ese partido, fue titular y sumó sus primeros minutos con la camiseta del club que lo formó.

Justamente Martos, que ahora se desempeña como técnico del “Santo”, fue un sostén fundamental para Rodríguez. La temporada pasada, cuando San Martín peleaba por el ascenso, quedó relegado en varias convocatorias. Mientras el equipo se jugaba instancias decisivas, él seguía entrenando sin saber si alguna vez le llegaría su momento.
“El año pasado me quedaba entrenando con él, aunque no estuviera en el plantel. Fue un momento difícil, pero siempre me decía que siguiera sacrificándome, que mi oportunidad iba a llegar”, recordó Rodríguez.
Ese vínculo con Martos no es nuevo. El entrenador lo conoce desde hace años, lo vio crecer en el club y siempre confió en su potencial. Hoy, como DT del primer equipo, le devolvió esa confianza dándole titularidad en varios partidos importantes. El debut como titular en esta temporada, ante Almagro, fue una señal de que finalmente le había llegado su momento. Desde entonces, no salió del “11” inicial.
Pero si hay alguien que también marcó su camino en San Martín, ese fue Luis Martínez. El actual ayudante de campo de Martos fue uno de los primeros entrenadores que tuvo Rodríguez cuando llegó al club. “Luis fue uno de los primeros que me dirigió acá. Ahora que está en el cuerpo técnico, seguimos recordando muchas cosas de cuando empecé”, contó el defensor.
No se olvida de sus raíces
A pesar de los cambios en su vida y de ser una pieza clave en defensa junto al salteño Tiago Peñalba “Siempre nos acordamos de cuando jugábamos juntos en La Liga”, Rodríguez nunca olvidó de dónde viene. Sigue viviendo en Ohuanta, cerca de la Ruta 301, en la misma casa en la que creció junto a su familia. Tuvo la posibilidad de mudarse al microcentro, como hacen muchos jugadores cuando llegan a Primera, pero eligió quedarse cerca de los suyos. Allí, entre calles que conoce de memoria, encuentra la tranquilidad y el respaldo que necesita para seguir enfocado en su carrera.
Además, cuando el fútbol lo permite, colabora en el drugstore de su abuela, un emprendimiento familiar que nació para generar más ingresos en casa. En ese pequeño local, Guillermo, de vez en cuando, ayuda atendiendo a los clientes o acomodando mercadería.
Pero, su rol en el hogar va más allá. Es un pilar en la vida de su hermano menor, Fabricio. Lo acompaña al colegio, a los entrenamientos y le da consejos sobre fútbol. “Trato de enseñarle que esto es de paciencia, que no siempre todo se da de inmediato”, contó.
Entre sus amigos, el respaldo también fue incondicional. Darío Lizárraga, Mario Luján, Diego Visuara y Franco Pereyra integran el grupo inseparable que lo alentaron cuando las cosas no salían bien. “Cuando no jugaba, ellos me acompañaban a la cancha. Me decían que esto era largo, que no bajara los brazos. Ahora me mandan mensajes y me dicen ‘mirá, antes estábamos con vos en la tribuna y ahora te vemos por televisión’”, relató Rodríguez, con la voz entrecortada.
Va por más
Consciente de la competencia interna en el equipo, Rodríguez asume el desafío con determinación. “Martos me pide que sea yo mismo, que vaya firme a cada pelota. Eso es lo que identifica a San Martín”, aseguró el zaguero central. Su mentalidad está clara: pelear cada minuto en la cancha, mantener la solidez defensiva y seguir demostrando que está listo para ser una muralla en el fondo del ‘Santo’.
Mañana, en Paraná, tendrá una nueva oportunidad de reafirmarlo. San Martín se enfrenta al “Patrón” en un duelo determinante, y Rodríguez sabe que cada partido es una nueva prueba en su camino. Llegar hasta acá no fue fácil, pero ahora que está dentro de la cancha, no piensa soltar el sueño por el que tanto luchó.